martes, 20 de abril de 2010

Shalom Yom Haatzmaut Eretz Israel

Hoy se celebra el día de la Independencia en Israel. En este día se conmemora algo que muchos judíos y gentiles consideran un milagro que dudaron que alguna vez verían: El renacimiento de un antiguo Estado en la tierra sobre la que se fundó y existió hace ya 2,000 años. La resurrección del hebreo, la antigua lengua para el entendimiento común, cuya resurrección equivale a la reconstrucción de la sociedad judía, atomizada y dispersa durante casi dos milenios. El regreso de millones de exiliados que no tenían otro lugar donde vivir. La creación de una democracia que extendió la ciudadanía no sólo a los judíos, sino también a los árabes en medio de una guerra desatada por los árabes para destruir al Estado que nacía. La salvaguarda de los lugares santos de todas las religiones y el libre acceso a ellos. La creación y el mantenimiento de una sociedad civil libre y vibrante a pesar de vivir bajo los continuos ataques terroristas y de varias guerras genocidas y con todo ello, el crecimiento de una nación que convirtió una economía del tercer mundo en una de las más tecnológicamente avanzadas del mundo.

Sin embargo, hoy las voces del odio antisemita y antidemocrático dicen que el Estado de Israel ocasionó la creación de millones de refugiados cuya situación sigue sin resolverse 62 años después. Y hoy también es el día escogido para que Richard Falk, el relator especial de la ONU para los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, acuse a Israel de violar la cuarta Convención de Ginebra, por defenderse de los ataques terroristas desde Cisjordania y Gaza. Que otra cosa podría esperarse de esta inservible entelequia dominada por los gobiernos antidemocráticos y dictatoriales de todo el mundo, en la que Cuba, Siria y Libia, por mencionar sólo a algunos, se sientan en su flamante Consejo de Derechos Humanos.

No, señores mercaderes del odio y el antisemitismo. No señores cómplices por acción u omisión, que para el caso es lo mismo, del asesino iraní que quiere sumir al pueblo hebreo en su segundo holocausto. No traidores de toda laya, la verdad histórica que muchos quieren hoy desconocer y tergiversar, y entre ellos Barack Hussein Obama, el primero; es que el problema de los refugiados árabes fue ocasionado por una guerra de agresión lanzada por los Estados Árabes contra Israel en 1947 y 1948. De no haber existido esa guerra contra Israel, con su consecuente cosecha de sangre, miseria, pánico y huída, no existiría en la actualidad un problema de refugiados árabes. Fue aquella guerra de agresión, destinada a destruir al naciente estado hebreo, la responsable de las miserias que sufrieron y todavía sufren millones de palestinos árabes. O no fue acaso el entonces secretario de la Liga Árabe, el egipcio Abdul Razek Azzam, hablando entonces a nombre de los estados árabes que lanzaban la guerra quien dijo: “Esta será una guerra de exterminio. Será una masacre monumental de la que se hablará como hoy se habla de las masacres de los mongoles y de las Cruzadas”. Así, un día como hoy hace 62 años, día en que Israel proclamó su independencia, las fuerzas armadas de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak, apoyadas por contingentes de Arabia Saudita y Yemen, cruzaron sus fronteras y marcharon contra Israel.

Hoy, la mayor tragedia para los palestinos es que ellos podrían haber estado celebrando también el 62 aniversario de su propio estado. Pero sus dirigentes de entonces, rechazaron la solución de dos estados y comenzaron la primera de muchas guerras para eliminar al otro estado y echar al mar a sus habitantes. Y desde entonces, hasta hoy, desde Arafat en el año 2000, hasta Abu Mazen en 2008, han rechazado todas las propuestas sensatas y no tan sensatas para la Seguridad de Israel, de creación de su propio estado y cada vez que parecía que se lograría, iniciaron una nueva ola de violencia y terrorismo contra el estado judío.

Hoy, Barack Hussein Obama, quiere imponerle a Israel una paz que muy bien podría llamársele de los sepulcros. Hoy quiere asfixiar al Estado Hebreo y pretende obligarlo a hacer todas las concesiones aún a costa de su propia existencia para ser él, el Gran Líder que hará historia por haber solucionado el llamado conflicto palestino-israelí, a través de una nueva repartición del Medio Oriente en zonas de influencias en la que el Estado Hebreo que hoy cumple 62 años sería “sacrificado en el altar de la paz”. Obama está empecinado en poner de rodillas a Israel y lo trata como si fuera un estado vasallo y no una pujante democracia, la única, en el Medio Oriente y el único aliado verdadero de los Estados Unidos en la región. En definitiva y tiempo al tiempo para verlo, si logra sus propósitos, lo que conseguiría Barack Hussein Obama por el camino que va, que no es otro que apoyar la declaración unilateral de un estado palestino, sería la creación de un estado fallido o terrorista, esto último lo más probable, que estaría aliado con el jihadismo global y veríamos que Israel, una vez más, se vería obligado, para sobrevivir, a derrotar a esa nueva coalición que pretende “arrojar al mar a todos los judíos y plantar en el corazón de Jerusalén y en toda palestina, la bandera roja, verde, blanca y negra”, como una vez me dijera Abu Jihad cuando lo entrevisté en Beirut en 1980.

Lo cierto es que gracias a la terquedad y el odio que los dominó ayer y los domina todavía hoy, seis décadas después de aquella primera guerra, se han quedado sin un estado propio, pero con los refugiados que creó aquel intento de destruir a Eretz Israel. Cierto es que es una nakba (catástrofe) como ellos mismos le llaman, pero no una que haya causado Israel, sino los mismos dirigentes palestinos.

Quiero terminar estas ideas de saludo al Día de la Independencia de Israel repitiendo algo que ya dije una vez para recordarle a los enemigos de Israel que no contaban entonces, ni hoy “con los herederos de los Guardianes de la Puerta Oriental de Jerusalén, la imagen de la fortaleza del pueblo judío para millones de israelíes. La imagen de aquellos legendarios Centuriones Judíos que sabían que Jerusalén era la línea eterna del frente para el pueblo de David. Hoy como ayer Jerusalén eterna, única, e indivisible, equivale al Israel eterno que guiado por David Ben Gurión” un día como hoy declarara para los siglos por venir el renacimiento de Eretz Israel.

Shalom Yom Haatzmaut Eretz Israel!

Diego Rodriguez-Arche
Nueva York, 20 de abril de 2010

2 comentarios:

Isis dijo...

Un artículo perfecto!!!
Shalom.

Isis dijo...

Le hago link en mi blog enseguida.