viernes, 18 de septiembre de 2009

Putin amenaza y Obama se rinde

Ayer Barack Hussein Obama achacó a factores técnicos la eliminación del planeado escudo antimisiles europeo para defender a los Estados Unidos y a nuestros aliados europeos contra los cohetes iraníes. Como estrategia militar y política hay una sola manera de describir esta decisión: Es una derrota para los Estados Unidos con peligrosas consecuencias para nuestra seguridad y la credibilidad de los Estados Unidos.

Los polacos y checos, a quienes el Presidente Bush prometió el escudo, trataron de ocultar su decepción. “Esto no es bueno”, dijo el ex Presidente de Polonia Lech Walesa. Muchos de los proponentes de ese sistema, como el Senador John McCain, dijeron que la decisión era “un grave error”. Para ser francos, en Nobama no nos sorprendió la decisión; es más, la esperábamos hace ya mucho tiempo y hasta la habíamos anunciado. En un artículo titulado Obama el Pacifista o como acabar con la mentalidad de guerra, que publicamos el 7 de julio de este año, analizando la visita de Obama a Moscú, decíamos: “Pero como si lo acordado no ocasionara ya suficiente daño a la seguridad de los Estados Unidos y del mundo, nuestro Presidente no dejó de mostrar su coincidencia con la posición rusa en relación con la defensa antimisiles. Parece ser que en aras de obtener algo de ellos no le importó entregarles en bandeja de plata a Europa del Este que otra vez estará bajo la esfera de influencia del Kremlin”.

Por eso no resulta extraño que la marioneta de Putin, el Presidente Medvedev se mostrará encantado con la estúpida decisión y la llamó una “acción responsable”. La extrema izquierda del Partido Demócrata, representada por la Speaker de la Cámara Nancy Pelosi, la calificó de “brillante”.

Según Obama, además de los factores técnicos la decisión se basó, además, en informes “actualizados” de inteligencia, acerca de los programas de misiles de Irán. Lo malo es que los informes de inteligencia norteamericanos acerca de Irán no han mostrado, en el pasado, ser muy precisos que digamos. En realidad de confirmarse lo que aparece en un borrador de informe de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA), que, según hemos podido conocer, dice que Irán cuenta con “información suficiente” para construir un dispositivo nuclear y que está muy bien encaminado en el desarrollo de un sistema de misiles capaces de ser portadores de una cabeza nuclear con una capacidad destructiva similar a las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. Obama miente o nuestra inteligencia está totalmente desinformada.

El 3 de febrero de este año, con motivo del 30 aniversario de la Revolución Islámica, Ahmadinejad anunció el lanzamiento exitoso de un satélite espacial, puesto en órbita por un cohete de 3 etapas Safir-2, similar a los misiles balísticos portadores de cargas nucleares. En aquella ocasión el dictador iraní declaró que con esa victoria Irán “oficialmente alcanzaba su presencia en el espacio” y el Departamento de Estado dijo que representaba una “gran preocupación” y que podía conducir al desarrollo de misiles balísticos intercontinentales, pero Irán insistió en que sus intenciones eran pacíficas y, claro está, según vemos ahora Obama les creyó a pies juntillas.

Pero hay más señales que debían preocupar al Presidente Obama, el pasado 11 de septiembre, cuando se conmemoraron 8 años de los ataques realizados por terroristas islámicos, el Hombre Fuerte de Rusia, Vladimir Putin, dijo a través de su portavoz que advertía acerca del uso de la fuerza o de nuevas sanciones contra Irán debido a su programa nuclear. Según el portavoz Peskov, Putin lo dijo en una reunión celebrada ese día con expertos extranjeros en Rusia. Peskov citando a Putin dijo que “Rusia no tenía razón alguna para dudar que el programa nuclear iraní era puramente pacífico y que el uso de la fuerza no resolvería el problema y dañaría a toda la región. Además, siempre según Peskov, dijo que las sanciones no lograrían el efecto deseado”. A cualquiera que tenga un mínimo de conocimiento para leer a los rusos entre líneas, no se le habría escapado la coincidencia en la fecha para hacer semejantes declaraciones. Hace ya más de un año, el 13 de agosto de 2008, cuando Obama no era todavía ni siquiera el candidato oficial a la Presidencia por el Partido Demócrata, en un artículo en Nobama, titulado Cambio a la carta. Barack Hussein Obama: Un símbolo del relativismo moral y político, nos hacíamos la siguiente pregunta retórica: “¿qué sería una presidencia Obama?”

Hoy, como entonces, decimos: “Una política exterior peligrosa por lo ingenua y por la profunda incomprensión de la historia por parte del candidato. Si no nos bastara lo que sabemos de cómo piensa acerca del tema; sus declaraciones en la reciente crisis en Georgia nos muestran claramente su proximidad a Jimmy Carter: ‘ahora es el momento para que Georgia y Rusia muestren contención’, estableciendo una falsa equivalencia moral entre el agresor (Rusia) y el agredido (Georgia)”. Desde entonces, se podía prever que Barack Hussein Obama, no sería un presidente confiable para nuestros amigos y aliados y estos ya 8 meses de su administración, nos demuestran que Obama no lo es, porque como buen populista la palabra empeñada por la nación antes de su llegada no tiene ningún valor, porque nada de lo anterior merece tenerse en cuenta, mucho menos los compromisos de seguridad. Y que para lograr sus objetivos está dispuesto a tirar debajo del tren a quien sea, llámese Israel, Honduras y ahora Chequia, Polonia más todos los países que alcanzaron su libertad del totalitarismo ruso y que con nosotros han compartido la lucha contra el terrorismo en Iraq y Afganistán.

Esta inconcebible decisión de Obama, le otorga una enorme victoria política a Putin y a su marioneta Medvedev, quienes desde el principio aseguraron que no permitirían la instalación de ese sistema en Europa Oriental. Es una imperdonable traición, principalmente para esos dos importantes aliados, la República Checa y Polonia, que han hecho todo lo que los Estados Unidos le han pedido y con frecuencia afrontando un extraordinario costo político. Pero como parece ser que Obama, ave de la misma especie ideológica que los rusos, ya le cogió el gusto a lo de las fechas para hacer declaraciones importantes, traiciona a Polonia haciendo el anuncio en el 70mo. aniversario de la invasión soviética de Polonia, el 17 de septiembre de 1939, un acontecimiento que revive los más antiguos y terribles temores de Varsovia de sufrir una agresión desde el Este.

Para nosotros no cabe duda alguna de que esta fue una prueba de Moscú para ver hasta dónde llegaba la verdadera voluntad de Washington para cumplir sus compromisos con sus aliados de Europa del Este y, lamentablemente, como diríamos en buen cubano “Obama se abrió de patas ante el Oso Ruso”.

El daño diplomático que a largo plazo ha inflingido Obama a los Estados Unidos al entregar “en bandeja de plata” a nuestros aliados del Este costará trabajo recomponerlo a una futura administración con vergüenza y honor. Gracias a Dios existe Israel y que Bibi Netanyahu le ha cantado las cuarenta a Obama. Israel, que es un amigo fiel de los Estados Unidos, parece ser que será quien nos libre del peligro de un Irán nuclear aunque de la rabieta el Tartufo de la Casa Blanca eche espuma por la boca.

Hoy más que nunca ¡Feliz Rosh Hashaná Israel!

Nobama
Nueva York, 18 de septiembre de 2009

miércoles, 16 de septiembre de 2009

El Antisionismo, fase superior del Antisemitismo

La Revista Digital Cubaencuentro, que publica la Asociación de Encuentro de la Cultura Cubana, esa dependencia madrileña del Ministerio de Kultura de la dictadura castrista, publica en su sección de Opinión un artículo firmado por Susana Mendoza, fechado en Ammán, la capital de Jordania, con el título de Los asentamientos de la discordia y lleva un subtítulo que es toda una declaración de principios: “Netanyahu provoca que las relaciones entre Washington y Tel Aviv estén de capa caída”. Tanto el título como el subtítulo están llenos de antisionismo, ergo de antisemitismo. Y lo que podría parecer un error de desconocimiento de la articulista acerca de cuál es la capital de Israel no lo es, porque cambiar Jerusalén por Tel Aviv, no tiene otro propósito que decirle de forma subliminal al lector, que Israel usurpa a Jerusalén, ciudad que la Autoridad Palestina exige como capital de su futuro Estado.

Una vieja máxima racista, cuyo origen y autoría es tan antiguo que se pierde en el polvo de los tiempos reza que “cuando no puedas obtener el elogio de ninguna otra forma, échale la culpa a los judíos”. Y la tal Susana Mendoza sigue esta máxima en su artículo y Cubaencuentro, a la que parecen faltarle los elogios y también el dinero, aprovecha la oportunidad de explotar el enraizado prejuicio antisemita del antisionismo de la progresía socialista, de los totalitarios y populistas de izquierda y de derecha y de paso congraciarse con el nuevo adalid de la “Causa Palestina” Barack Hussein Obama. Y el asunto de los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este, resulta particularmente oportuno para lanzarse, una vez más, a culpar a Israel de que no exista un acuerdo de paz duradera en el llamado conflicto árabe-israelí. En este punto, cabría preguntarse: ¿Cuántas veces habrá que repetirlo? Desde 1948 y la fundación del Estado de Israel, quienes se niegan a la convivencia pacífica en el Oriente Medio no son los “pérfidos” judíos, sino los “amables” y “tolerantes” árabes de ese pacífico mundo Panarábigo, que llevan siglos construyendo.

La articulista culpa a la decisión del gobierno israelí de construir nuevos asentamientos en Cisjordania y concluir los ya iniciados allí y en Jerusalén, de las tensiones evidentes entre Estados Unidos y el Estado de Israel. Cuando la realidad es que el deterioro comienza desde el mismo instante en que Obama asumiera la presidencia y mucho más después de su ya famoso discurso de El Cairo, que fue como una revelación tanto para los israelíes como para sus enemigos. Este discurso, como muy acertadamente dice Anne Bayefsky, “fue el equivalente a un terremoto, una distorsión de la historia, un insulto al pueblo judío y el abandono de los mismos derechos humanos de las víctimas en los mundos árabes y musulmán”, por eso no es de extrañar que el selecto auditorio escogido se mostrará tan entusiasmado. Allí, Obama equiparó al Holocausto con lo que llamó el “desplazamiento” de los Palestinos al decir que las persecuciones y el antisemitismo culminaron en el Holocausto de seis millones de judíos y que resultaba también innegable que el pueblo palestino ha sufrido en busca de una patria. En este discurso, Obama llamó “punto muerto” al conflicto árabe-israelí, con lo que distorsionó, como los árabes y antisionistas, la realidad histórica al culpar de los sufrimientos de los palestinos al “desplazamiento” provocado por la creación de Israel que, como habría que recordarle tanto a Obama como a la articulista, surgió por el plan de partición aprobado por la ONU, en el que se creaban dos estados, uno árabe y otro judío. Los judíos aceptaron el plan y los árabes lo rechazaron. Israel siempre ha estado dispuesto a vivir en paz y los árabes siempre han escogido la guerra. Así lo han hecho en 1948, 1956, 1967, 1973 y 1982 y tras morder el polvo de la derrota en cada una de ellas, desataron el terrorismo criminal contra la población civil israelí. Es evidente que tanto en la distorsión histórica del discurso de Obama, como en el artículo de Cubaencuentro, sólo cuenta un “desplazamiento”. Ya que ambos omiten el que sufrieron los 800 mil refugiados judíos en todos los países árabes como respuesta a la creación del Estado de Israel.

En el artículo se hace evidente, aunque no de forma explícita, el criterio de Obama de que los Presidentes que lo precedieron no fueron “lo suficientemente honestos que debieron ser”, acerca de los asentamientos, lo cual es completamente falso. Todos los ocupantes de la Oficina Oval desde Richard Nixon se han expresado de forma desfavorable sobre los ellos. Pero sin dudas Obama enfoca el tema de una forma arrogante como no se había visto desde los días de Bush 41, cuando el antisionista y antijudío, James A. Baker III, era el Secretario de Estado y la hostilidad hacia Israel de ambos políticos era tan palpable como ahora.

En el discurso de Obama la palabra “honesto” fue cuidadosamente escogida y está llena de significado. Como señalan algunos especialistas en la jerga diplomática destinada a las relaciones entre países, el adjetivo “honesto” con frecuencia se usa para denotar animosidad. Cuando, por ejemplo el Departamento de Estado califica las reuniones de Mitchell con Netanyahu de “abiertas y honestas”, esa descripción significa que estuvieron caldeadas y que primó la confrontación. Pero específicamente en las relaciones entre Estados Unidos e Israel, “honesto” tiene un origen que no puede ser ignorado. Cada vez con mayor frecuencia se utiliza unida a otra palabra como un eufemismo destinado a criticar los estrechos lazos que históricamente han existido entre los Estados Unidos e Israel, porque esta estrecha relación debe ser enfriada para asumir una postura más distanciada y afirmar que toda la intimidad de este tipo debe ser abandonada en favor de una postura más alejada, que permita que los Estados Unidos puedan servir como “intermediario honesto” (honest broker) en el Medio Oriente.

El uso de esta frase tiene su origen al menos 30 años atrás y parece que entró a formar parte del diccionario de eufemismos de los antisionistas y del Departamento de Estado en honor al papel desempeñado por Jimmy Carter en el proceso de paz que trajo como consecuencia los acuerdos de paz de Camp David entre Israel y Egipto. El éxito alcanzado en estas negociaciones, principlamente gracias al pragmatismo de Anwar Sadat y del miembro del ala dura israelí de entonces, Menachem Begin, hizo que se pidiera a Estados Unidos que continuara sirviendo como “intermediario honesto” entre Israel y los restantes 21 países árabes y la Autoridad Palestina quienes, a diferencia de Egipto, aun rechazan reconocer su existencia como Estado Judío y continúan llamándole la Entidad Sionista.

Para los defensores a ultranza de la “Causa Palestina” como la articulista, la progresía europea, la izquierda norteamericana y todo parece indicar que Cubaencuentro, la frase “intermediario honesto” realmente quiere decir que los Estados Unidos deben darle la espalda a Israel y alinearse con los Palestinos en las negociaciones. Eso fue lo que hizo Clinton cuando convenció al entonces Primer Ministro Ehud Barak para que aceptara un Estado Palestino y sorpresivamente al regresar a la Mukhtara Yasser Arafat, rechazó el acuerdo y desató la ola de terror que ya conocemos como la Intifada. Barack Hussein Obama, parece estar en la misma cuerda que Clinton, la diferencia es que el Primer Ministro de Israel se llama Benjamín Netanyahu, quien quiere la Paz, pero verdadera y duradera, no la de los sepulcros que sería aceptar las condiciones que pretender imponer Obama.

El artículo de Susana Mendoza, no puede concluir de forma más insidiosa, sólo comparable a alguna que otra desvergüenza escrita por Arturo López-Levy o Alejandro Armengol.

“Obama lo tiene difícil para cumplir la promesa de llevar la paz al Medio Oriente; varios presidentes estadounidenses lo han intentado antes. El último fue George W. Bush, con la Conferencia de Anápolis, que al final quedó en agua de borrajas. Además, ahora tiene que lidiar con Benjamín Netanyahu, un primer ministro del ala dura, que tiene como ministro de Exteriores a un político que proclama que habría que echar a todos los árabes de Israel”.

Este final implica que sólo dándole la espalda a Israel y aliándose con sus hermanos de la Umah (la comunidad de los fieles) Obama logrará la paz en el Medio Oriente, porque al desaparecer la Entidad Sionista, léase el Estado Judío, el Islam reinará y el sueño del Panarabismo se cumplirá y de paso vuelve a dejar caer el peligro de nuevos “desplazados” con la mentira de que Avigdor Liberman, Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, ha proclamado que “habría que echar a todos los árabes de Israel”. Miente la articulista, lo que ha propuesto Liberman es que se obligue a todos los ciudadanos israelíes, incluidos los de la minoría árabe, a jurar lealtad al Estado Hebreo y el que no lo haga debe retirársele la ciudadanía israelí. Lo cual es algo muy distinto y hasta justo teniendo en cuenta que Israel está amenazado con su destrucción y rodeado de enemigos dispuestos a hacerse volar en pedazos para matar judíos y de un peligroso enemigo que todo parece indicar que poseerá el arma atómica con la que amenaza borrar de la faz de la tierra a Israel.

Martin Luther King, tenía toda la razón cuando llegó a la conclusión de que “cuando la gente critica a los sionistas en realidad están pensando en los judíos. Son antisemitas”.

Nobama
Nueva York, 16 de septiembre de 2009

martes, 15 de septiembre de 2009

La nueva civilidad del Siglo XXI



Corren tiempos extraños en este Siglo XXI, cuando parecía que el mundo por fin se vería libre de asesinos totalitarios y simuladores. Nos encontramos que una nueva casta de amanuenses “intelectuales” y supuestos “disidentes progresistas” se encargan de reciclarlos y de ponerlos a “la moda” con la nueva civilidad del Siglo XXI, el virus maligno de la corrección política y del sofisma populista. Hoy cuando cantantes mediocres y otros no mediocres, algunos de ellos muy mal intencionados y otros poseedores de una sola neurona, se unen a la gran conspiración para legitimar a una de las dictadura totalitarias más antigua del mundo con un pretendido Concierto por la Paz, hay otros buenos cubanos como Jorge Pomar, el Abicú Liberal y la escritora Zoé Valdés que dedican su esfuerzo a denunciar la infamia y a los infames, muchas veces ocultos tras un ropaje disidente que en el fondo es realmente coincidente. Hoy queremos unirnos a las voces de esos dos buenos cubanos y recomendar a nuestros lectores que visiten los blogs del Abicú y Zoé, en este último encontrarán una valiente carta del Preso de Conciencia Normando Hernández, quien expresa directa y valientemente, con verdadera civilidad, lo que debía ser ese concierto para no ser el de la infamia. Pueden tener acceso a ambos materiales haciendo clic en los links o sobre las imágenes.

Nobama
Nueva York, 15 de septiembre de 2009-09-15