jueves, 3 de septiembre de 2009

All The President’s Children
(Todos los niños del Presidente)


“Prometo cumplir mi deber con amor y
fidelidad al Führer y a nuestra bandera”.

Juramento de las juventudes hitlerianas.

Si hasta hoy alguien tenía todavía alguna duda sobre los planes de toma de poder absoluto y de Cambio de sistema de Barack Hussein Obama, debería replantearse esas dudas a la luz de lo que se estaba cocinando en la esfera educacional de los Estados Unidos, en correspondencia con el discurso a los escolares norteamericanos que pronunciará el presidente el próximo 8 de septiembre.

Hasta ayer en que el Periódico de Washington Times reveló el plan y después otros medios como Fox News se ocuparon del asunto, la administración Obama tenía un proyecto de plan lección para las escuelas norteamericanas en el que se le indicaba a los estudiantes que se escribieran cartas a sí mismos acerca de lo que podrían hacer para ayudar al Presidente Obama a llevar a cabo su agenda política para la nación. El plan, antes de ser modificado mostraba claramente su intención de adoctrinar a los niños en las políticas de Cambio del Presidente.

No cabe duda que con ese enfoque, Barack Hussein Obama, utilizaba el manual fascista y comunista de adoctrinamiento. Mussolini, igual que el resto de los dictadores totalitarios como Hitler, Stalin, Fidel Castro, etc. etc., mostraban un marcado interés en los niños y en su educación a través del Sistema Educacional del Estado, ¿por qué? Porque los niños eran los Fascistas, Nazistas o Comunistas del futuro, de ahí que el Estado, del color que fuera, pusiera un énfasis acentuado en la educación.

La carta que la Secretaria de Educación Arne Duncan enviara a todos los directores de escuelas públicas en la que decía, entre otras cosas, que “esta es la primera vez que un Presidente norteamericano le habla directamente a los escolares del país, acerca de esforzarse en lograr el éxito en el aprendizaje”, resulta tan sospechosa porque su propósito iba mucho más lejos que simplemente elevar la moral y el entusiasmo entre los muchachos. A la carta la acompañaban guías con indicaciones sobre la forma en que los maestros debían conducir el magno evento. En esas guías se establecía que a los estudiantes de las escuelas elementales se les indicara “escuchar el discurso” y “meditar acerca de los siguientes aspectos”:

“¿Qué trata de decirme el Presidente?
¿Qué me está pidiendo el Presidente que haga?
¿Sobre qué nuevas ideas y acciones me pide el Presidente que piense?
Los estudiantes deben anotar partes importantes del discurso en las que el Presidente les pida que hagan algo. Los estudiantes deben pensar acerca de: ¿Qué tarea específica me pide que haga? ¿Le está pidiendo algo a cualesquiera otra persona? ¿Maestros? ¿Directores? ¿Padres? ¿El Pueblo Norteamericano?
Después del discurso, los maestros deben preguntarle a los alumnos:
¿Qué piensan que es lo que el Presidente desea que hagamos?
¿El discurso les hizo desear hacer algo en específico?
¿Seremos capaces de hacer lo que el Presidente Obama espera que hagamos?”

Pero las orientaciones no terminaban ahí. Por ejemplo, a los alumnos hasta 6to grado, se les pediría que se “escriban cartas a sí mismos acerca de lo que pueden hacer para ayudar al Presidente. Estas cartas se recogerían y serían retomadas por los maestros en una fecha apropiada futura, de manera que a los estudiantes se les exigieran responsabilidades por sus metas”.

A los maestros también se les orientaba que le hablaran a sus alumnos acerca de “establecer una base de conocimientos de antecedentes sobre el Presidente de los Estados Unidos, a través de la lectura de libros sobre los presidentes y Barack Obama”.

Mussolini y Hitler querían una nación de guerreros y por ello toda la filosofía educacional se dirigía a que los niños crecieran con el deseo de convertirse en fieros soldados. En la era de Obama, el medio es parecido con un fin diferente: convertir a cada niño en una especie de Organizador Comunitario para hacer avanzar la agenda de Cambio Radical de la sociedad norteamericana hasta convertirla en un estado totalitario cuyo color no está claro todavía.

En la Italia fascista a los niños les enseñaban en la escuela que la Italia moderna había comenzado en 1922 con la Marcha sobre Roma. A los niños les decían sus maestros que debían integrarse a los movimientos juveniles comunitarios en sus escuelas y comunidades. Hoy la Secretaria de Educación de los Estados Unidos pretendía una maniobra similar con el desarrollo del culto a la personalidad de Barack Hussein Obama y su agenda de Cambio.

No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que toda esta maniobra representaba un paso importante en el futuro establecimiento de una política de adoctrinamiento, ya que su esencia era forzar a los muchachos a decir que el Presidente y su presidencia son elementos de inspiración para lograr el éxito académico. Pero ¿qué pasaría con aquellos estudiantes que no apoyan a Obama o a sus políticas en relación con la educación? ¿Serían señalados como la resaca de la clase porque no se sienten inspirados por aquello en lo que Obama trata de convertir a nuestra nación? ¿Qué necesidad hay de introducir la política y la veneración o el culto a la personalidad de un político en la enseñanza? ¿Qué podrían hacer los padres que se opusieran a esta descarada intromisión en la formación ideológica de los niños y jóvenes? No mucho si se lee detenidamente la carta de la Secretaria de Educación a los Directores de las Escuelas. ¿Qué tiene que hacer un Presidente en ejercicio haciendo un llamado a crear “una comunidad de apoyo” a los estudiantes hasta el grado 12. ¿Apoyo para qué?

Afortunadamente, la protesta generalizada hizo que la Casa Blanca diera marcha atrás y cambiara las orientaciones más conflictivas de la directiva de la Secretaria de Educación, pero sólo por ahora...

Como hemos dicho antes, para nosotros no habría ningún problema en que el Presidente aprovechara la oportunidad del inicio del curso escolar para decirle a los muchachos lo importante que es que se esfuercen y que estudien mucho para tener un futuro mejor. Pero hasta ahí, no más allá. Cruzar esa línea es política y un grosero atentado a la libertad que tienen los padres de educar a sus hijos en los principios que consideren adecuados y no los que piense un político que deben estar en las mentes de las generaciones más jóvenes.

La mayoría de los padres de los Estados Unidos quieren seguir escuchando a sus hijos recitar el compromiso de fidelidad a la bandera: “I pledge allegiance to the flag of the United States of America and to the republic for which it stands: one nation under God, indivisible with liberty and justice for all”. No un juramento parecido al que encabeza este artículo.

Nobama
Nueva York, 3 de septiembre de 2009

Siempre hay quien le haga el trabajo
sucio a la dictadura

Por fin lo consiguió. Después de haber logrado el apoyo de los sospechosos de siempre en el exilio para que apoyaran su desvergüenza en La Habana, ahora Juanes y comparsa ya tienen la bendición de un grupo de disidentes internos y nada menos que de presos de conciencia de la llamada Primavera Negra. ¿Cambia esto en algo la verdadera esencia de lo que sucederá el 20 de septiembre en la Plaza de la Revolución en La Habana? Claro que no. La cabeza de esta maniobra para restarle validez al rechazo a Juanes no es otro que el ex Comunista, ahora Socialdemócrata, Oscar Espinosa Chepe, de manera que no nos extrañemos del contenido de la chantajista carta que han circulado firmada por algunos presos políticos, no la mayoría de ellos por cierto. Como siempre, cómplice de cualquier maniobra de la llamada izquierda disidente, Cubaencuentro manipula la información y no dice toda la verdad. Como bien expresa nuestro querido Abicú Liberal en su blog, la petición de firmas fue selectiva, nosotros diríamos que extremadamente selectiva de ahí que no se atrevieran a pedirle su firma, por ejemplo, a Martha Beatriz Roque Cabello quien expresó radicalmente su desacuerdo con el fetecún de Juanes: “El tema de ese concierto no debe ser la paz, sino la libertad que todos necesitamos, y es también un contrasentido realizarlo en la Plaza de la Revolución, un lugar que ha sido escenario por excelencia del hostigamiento y las peores noticias para el pueblo cubano”. Oscar Espinosa Chepe utiliza las viejas mañas aprendidas de sus maestros del Partido Socialista Popular. Sus diferencias con la dictadura son de forma y no de contenido, porque ideológicamente sus fines son los mismos que los de la tiranía Castrista.

Nobama les recomienda el excelente artículo de El Abicú Liberal, al que pueden tener acceso al hacer clic aquí o sobre la imagen.

Nobama
Nueva York, 3 de septiembre de 2009

martes, 1 de septiembre de 2009

Kumbaya por el Koran en la Casa Blanca

Obama engalana la Casa Blanca para Ramadán.
Ese es el titular no del New York Times, no del Washington Post, no del Miami Herald, no de The Los Angeles Times, es el titular que nos regala Granma, el periódico de la dictadura de los Castro. Por cierto que hoy Obama está muy presente en los medios de la isla, ahora mismo se transmite la ridícula y desinformativa Mesa Redonda de la televisión con el tema de “debate” Estados Unidos: los ataques contra Obama. En la información que el diario de La Habana ofrece a los lectores de la isla anunciando el programa televisivo, se dice: “El presidente norteamericano se ha visto acosado por los ataques de la derecha contra su proyecto de reforma de salud y su política contra el uso de la tortura, a la vez que se han incrementado las expresiones racistas en su contra”.

Siempre según Granma, Barack Hussein Obama dará hoy una cena de gala para celebrar la festividad musulmana del Ramadán en un esfuerzo político por lustrar (negritas de Nobama) la imagen de los Estados Unidos ante la comunidad islámica internacional.

Sigue diciendo la crónica social de Granma en su informe sobre la Casa Blanca. “El evento de esta noche será en el State Dinning Room de la mansión ejecutiva y Obama prevé dirigir un breve mensaje a los mil 500 millones de musulmanes y un saludo especial a los norteamericanos de esta orden religiosa (sic)”.

Vaya, vaya... que si alguien nos hubiese dicho que glosaríamos al Granma para hablar de un acontecimiento en la Casa Blanca, seguramente lo hubiéramos clasificado de imposible. Nada, que como dice el dicho: no se puede escupir para arriba.

De todas formas, la nota de Granma al principio nos confundió un poco. Dice que la cena es un “esfuerzo político para lustrar la imagen de los Estados Unidos ante la comunidad islámica internacional”. Nosotros siempre hemos sabido que el esfuerzo de Obama tiene como propósito que nuestros enemigos islamo-fascistas se sientan cómodos a partir de la utilización de una suave retórica de apaciguamiento, en lugar de defender nuestros intereses, valores y principios fundamentales que hasta hoy nos han identificado como nación, pero la verdad es que no habíamos pensado en ese enfoque de los propósitos de Obama y vaya que de pronto el malhadado Granma nos ayuda a aclarar el entendimiento. Porque si no hubiese sido por él, jamás habríamos consultado el diccionario de la Real Academia en búsqueda de la dichosa palabreja. Así después de descartar las acepciones más comunes nos encontramos con dos definiciones:

Dicho de los gentiles: Purificar, purgar con sacrificios, ritos y ceremonias las cosas que creían impuras.

Adular, hacer o decir lo que se cree que puede agradar.


La primera es muy judía y ya sabemos que a Barack Hussein Obama no le agradan los judíos, menos si son israelíes y mucho menos todavía si le recuerdan a una de las 12 tribus de Israel, la de Benjamín. De manera que nos quedamos con la segunda y felicitamos al Granma por su perspicacia al anunciar el Kumbaya que ahora mismo se está celebrando en la Casa Blanca, en honor del Corán el libro sagrado del Islam que, según los musulmanes, le fuera dictado por el mismo Alah al profeta Mahoma y que propugna la Jihad y la muerte de los infieles. Es decir de nosotros todos. Y pensar que ese Kumbaya Coránico, esa celebración de la liturgia de una religión asesina lo pagamos las futuras víctimas de la ira de Alah con nuestros impuestos.

Nobama
Nueva York, 1 de septiembre de 2009

lunes, 31 de agosto de 2009

Paz y Prosperidad según Obama


Como ya hicimos previamente en Nobama con el excelente artículo de Chuck Krauthammer. Hoy les ofrecemos a nuestros lectores esta serena reflexión de Austin Hill, publicada en Townhall.com, acerca de los verdaderos propósitos de la agenda política que avanza Barack Hussein Obama. Hemos escogido este artículo, porque de forma muy didáctica y entretenida a la vez, concentra, en una síntesis magnífica, muchas ideas que a la mayoría se nos muestran dispersas y que muchas veces se pierden en el vertiginoso acontecer de la realidad política diaria.

Austin Hill forma parte de la nueva generación de personalidades norteamericanas de los medios. Él conduce el programa radial The Austin Hill Show en la estación 630 WMAL en Washington, DC y es huésped frecuente en los programas de Fox NewsTalk Radio Network. También es el autor del excelente ensayo: “White House: Confidential - The Little Book Of Weird Presidential History”.

Nobama
Nueva York, 31 de agosto de 2009

(Traducción y revisión de Esperanza E. Sotomayor y Diego Rodriguez-Arche)

¿Qué es lo que el Presidente Obama trata de hacer realmente?
Austin Hill
Domingo, 30 de agosto de 2009


¿Cuáles son los objetivos de Barack Obama? ¿Qué es lo que realmente está tratando de lograr como nuestro Presidente?

Nuestro actual Comandante en Jefe ganó la presidencia el año pasado con unos temas de campaña verdaderamente amplios y generalizadores como “esperanza”, “cambio” y en menor grado “transformación”. Prometió una política exterior que corregiría todos los “errores” de George W. Bush y una política económica que tomaría la abundancia de los “ricos” para darla a la gente que se la “merecía”.

Hoy, con apenas 8 meses en el cargo, nadie duda que el Presidente Obama ha traído un extraordinario nivel de ”cambio”. Pero ¿cuál es el propósito del “cambio” de Obama? ¿Hacia dónde conduce y qué es lo que todo este “cambio” se supone que produzca en los Estados Unidos?

Independientemente de diferencias filosóficas y políticas, la mayoría de los Presidentes estadounidenses (ciertamente los más recientes), a su manera, se han sentido obligados a avanzar la agenda de mantener a los Estados Unidos seguros y prósperos. Pero en la actualidad me pregunto si alguien cree que la agenda actual de nuestro Presidente, mejora la seguridad y la prosperidad, o si quizás sea otra agenda la que desarrolla.

En términos de política exterior y seguridad nacional, el Presidente Obama hizo campaña, entre otras cosas, con la promesa de reparar las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo, relaciones que según él, el Presidente Bush había dañado horriblemente. Siete días después de su toma de posesión y antes de dirigirse por la televisión al pueblo norteamericano, el Presidente Obama hizo un discurso televisado regionalmente en el Medio Oriente, dirigido al “Mundo Musulmán”, para “reafirmarle” a los musulmanes que los “Norteamericanos no son sus enemigos”.

Desde entonces, el Presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, ha hecho mofa de nuestro Presidente, al que ha llamado públicamente “ingenuo” y ha retado a Obama a sostener un “debate.” Una encuesta de la semana pasada indica que, ahora, apenas el 4% de los judíos en Israel (el mayor aliado de nuestra nación y el país más estable del Medio Oriente) creen que nuestro Presidente es “pro-Israel”, a la vez que la mayoría se oponen a la exigencia de Obama de un congelamiento temporal de los asentamientos judíos en la margen occidental del Jordán (West Bank). Y a pesar de la “demanda” del Presidente Obama de que Abdelbeset Ali Mohmed al Megrahi, el terorrista convicto de volar el vuelo 103 de Pan Am en 1988, se le mantuviera en arresto domicialiario en su hogar en Libia, después de haber sido liberado de una prisión escocesa la semana pasada, el mismo líder musulmán libio Moammar Gadhafi, le hizo una triunfal bienvenida de héroe a al Megrahi y le permitió irse en libertad.

El Presidente Obama ha atemorizado al mundo judío y parece que ha envalentonado al mundo terrorista, lo que, ciertamente, no proporciona una vía hacia la seguridad y la prosperidad de los Estados Unidos.

En relación con su política económica, el Presidente Obama nos deja quizás todavía más perplejos. Como candidato el expresó su desprecio por las corporaciones norteamericanas y prometió repetidamente que aumentaría los impuestos y las regulaciones a las corporaciones, expresó sentir ira y sentirse “ultrajado” cuando las corporaciones reportaron ganacias que eran muy grandes y prometió “devolver” las ganacias corporativas al “pueblo norteamericano”. A la vez que expresaba lo anterior, Obama recordaba a Norteamérica que uno de sus principales asesores económicos era Warren Buffett, el gurú de las inversiones y la creación de riqueza.

Hoy, Buffett no llegó a admitir que su amigo Barack ha cometido todos los errores posibles, pero sí admitió que la llamada “ley de estímulo económico” implica un tremendo desperdicio, que el nivel de nuestra deuda nacional es extremadamente peligroso y que la economía está en peor estado de lo que la gente es capaz de comprender. Yo he estado anticipando que esto sucedería, y muy pronto, en algún momento, veremos en la prensa la idea de que el Presidente Obama es el “responsable del estado de la economía”, lo que siempre pensé que sucedería después de las elecciones de 2010 y no antes. Hace sólo 3 meses parecía que, en el futuro inmediato, el Presidente Obama podría, politicamente hablando, seguir culpando a George W. Bush por los problemas en la economía.

Pero la realidad ha salido a relucir en los medios mucho antes de que lo que había predecido. Los medios de noticias sobre la economía como CNBC, Bloomberg y el Financial Times, han expresado preocupaciones acerca de los peligrosos niveles de gastos en déficit, mientras que reflexivos articulistas como Fred Barnes y John Stossel, han analizado cuidadosamente las propias afirmaciones del Presidente sobre política económica y su conducta en el cargo y han llegado a la conclusión de que Obama no sabe como funciona la economía.

¿Será entonces que el Presidente Obama simplemente no “capta” como fuciona la economía, o es que hay otro asunto en juego? Ciertamente el Presidente tiene una agenda de redistribuir la riqueza, tomando de los “ricos” y dándosela a aquellos que él piensa que se lo merecen. Pero sus políticas van mucho más allá de la simple redistribución de la riqueza y si la tendencia de la política actual se mantiene, simplemente habrá menos riqueza que pueda ser redistribuida en los Estados Unidos.

A estas alturas, a cualquiera le resulta cada vez más difícil argumentar que el Presidente Obama busca el avance de la paz y la prosperidad en los Estados Unidos, al menos en la forma en que estamos acostumbrados a definir los términos “paz” y “prosperidad”. ¿Tendrá el Presidente Obama sus propias definiciones para estos términos? ¿Y cómo podría su agenda de “transformación” implicar algo completamente diferente a cualquier cosa que hayamos conocido antes en los Estados Unidos?

El artículo en inglés pueden consultarlo aquí o haciendo clic en la imagen.