viernes, 13 de marzo de 2009

A MÍ NO ME MIREN QUE ALLÍ FUMÉ…

De muchachos mi hermana y yo no éramos lo que se dice unos niños buenos y tranquilos, éramos cómplices en cuanta maldad se gestaba y producía en el barrio y cuando los entuertos se descubrían por las quejas de los vecinos y llegaba la hora de rendir cuentas, estirábamos nuestros dedos índices señalando hacia un lugar impreciso allá en la lejanía y exclamábamos al unísono: “A mí no me miren que allí fumé”, para señalar que el responsable andaba por allá afuera haciendo otras maldades. Aclaro que jamás mencionamos un nombre.

Y esa parece ser la técnica de evasión que asume el Presidente Obama, una vez más nos promete solemnemente una reforma del destino de fondos a proyectos particulares de los legisladores (earmarks), ello a pesar de que al prometerlo, acababa de firmar una ley Ómnibus de $410 mil millones para mantener funcionando al Gobierno Federal, la cual inflará aún más el déficit y que lleva incrustados 8,500 de esos proyectos. Su mensaje parece ser: Escuchen lo que digo y no miren lo que hago.

Los earmarks inyectan dinero de los contribuyentes a los proyectos mascota de los legisladores, sin que tengan que pasar por el procedimiento normal de análisis y debate y se han convertido en la desgracia de todo el proceso legislativo. Los earmarks contenidos en la Ley firmada ayer por Obama suman un total de $7.7 miles de millones. Una cantidad de dinero suficiente como para mantener llenos todos los tanques de gasolina de los Estados Unidos durante más de una semana.

En su discurso, Obama reconoció que los "earmarks se han usado como vehículo para el desperdicio, el fraude y el abuso". Además dijo que la ley que firmaba era "imperfecta" y agregó: "También la veo como un punto de partida para un cambio de mayor alcance". Traducción: Esto viene de atrás, pero la próxima vez lo haremos mejor. Claro, se olvida, o más bien omite, que el Congreso dominado por los Demócratas se negó a someter a votación esta ley durante todo el año 2008, que dicho sea de paso costaba mucho menos que lo que cuesta hoy. Pero claro, entonces no habría tenido a mano un culpable, ditto, la administración Bush.

¿Pero realmente, alguien puede creer la promesa de Obama de que la próxima vez se portará mejor? Entre la Ley “Porculus” (Estímulo económico) y esta del presupuesto, no ha mostrado ni la capacidad ni la voluntad de controlar el gasto. Y por lo que ya se escucha cuando presente su presupuesto se tratará del más voluminoso de toda la historia de la nación americana. No en balde ya está buscando la manera de nacionalizar el sistema financiero y para ello está pidiendo ayuda a políticos suecos, porque pretende aplicar el modelo sueco de nacionalización bancaria. Y no lo digo yo, lo explica el diario Financial Times en un artículo de su analista Gillian Tett. Y alguna vez este Señor Presidente tuvo la desfachatez, en un acto de histrionismo sin igual, de mostrarse indignado porque lo estaban acusando de socialista. También envió a Hillary Clinton a Pekin para que rogara a los Chinos, dueños de la mayor parte de la deuda norteamericana, que siguieran comprando Bonos del Tesoro y así todo queda en familia.

Pero en fin, digamos que con esta ley Ómnibus, él tuvo la oportunidad perfecta para pronunciarse por la reforma en los earmarks, no de palabras, sino con hechos, simplemente vetando la Ley y devolviéndola al Congreso; pero prefirió no disgustar al Principe Harry y a su Majestad Nancy Pelossi, no es por gusto que corre el rumor de que el verdadero Poder Ejecutivo está en la oficina de la Speaker de la Cámara y no en la Oficina Oval.

Sí, es verdad, resulta difícil para un Presidente oponerse a su propio Partido, ejemplos hay de sobra, el último bien reciente: George W. Bush. Pero si Obama no puede hacerlo en sus primeros 100 días, ¿cuándo será capaz de hacerlo?

Por desgracia, Obama se siente más cómodo echándole la culpa a otros:

En cuanto a la economía, no puede hacer otra cosa, porque la heredó así.
En cuanto al déficit no puede hacer nada, porque lo heredó así.
En cuanto a los earmarks en Washington no puede hacer nada, porque también los heredó.

El Presidente necesita con urgencia un vídeo de archivo de la campaña en el que se vea como la emprendía contra los earmarks el año pasado: "No podemos seguir aceptando un proceso que reparte los earmarks basándose en la antigüedad del miembro del Congreso, en lugar del mérito que tenga el proyecto", dijo entonces el “ungido” y todos exclamaron Hossanna.

"No podemos seguir aceptando un proceso de earmarks que se ha hecho tan complicado de navegar que un municipio o un grupo sin fines de lucro necesita contratar a un costoso cabildero en Washington para que se encargue de ello”. Y la delirante multitud gritó: ¡Aleluya!

"No podemos seguir aceptando un proceso de earmarks en el que muchos de los proyectos a los que se les provee fondos, no enfrentan los verdaderos problemas ni responden a las necesidades de nuestro país”. Dijo el Obamesías y su mirada se perdió entre la muchedumbre que delirante repetía una y otra vez: Yes We Can! Yes We Can!...

Hoy nos dice con su mirada inocente: A mí no me miren que allí fumé, y pretende que todos gritemos a coro ¡Amén!

¿Será posible tanto descaro?

Diego Rodriguez-Arche
Nueva York, 13 de marzo de 2009

LAS ELECCIONES TIENEN CONSECUENCIAS PERO TAMBIÉN LAS MALAS DECISIONES POLÍTICAS III

Durante este fin de semana esperamos poder colgar con nuevos elementos, la tercera parte de nuestra serie de artículos.
Nobama
Nueva York, 13 de marzo de 2009

jueves, 12 de marzo de 2009

Camino al mar de la felicidad...

Cada día que pasa de la Presidencia Obama, se hace más evidente hacia dónde nos conduce "El Gran Timonel", nuestro Mesías particular, Barack Hussein Obama. Este artículo del siempre lúcido Chuck Krauthammer aborda con precisión hacia dónde marcan las agujas del compás.
Nobama
Nueva York, 12 de marzo de 2009