viernes, 25 de septiembre de 2009

¡La sonrisa del Robot!


(Tomado de Vimeo de Eric Spiegelman)
S
eñoras y Señores, su Presidente es un robot. O una escultura del Museo de Cera de Madame Toussard. O quizás una foto recortada y pegada en cartón, como las de feria, en las que puedes retratarte junto a personajes famosos. Lo cierto es que ningín ser humano tiene una sonrisa tan idéntica todas las veces.

El miércoles, los Obama ofrecieron una recepción en el Metropolitan Museum of Art in New York, en la que posaron para 130 fotografías con dignatarios extranjeros aquí para las reuniones de la ONU. Barack Hussein Obama, tiene la misma sonrisa en todas las fotos.

¿Será Obama un replicante extraído del clásico cinematográfico Blade Runner?
Juzguen por ustedes mismos.

Nobama
Nueva York, 25 de septiembre de 2009

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Kerenskismo obamista-lulista y Honduras:
"eje de la moderación" al servicio del "eje del mal"

El ex preso político cubano, escritor y diplomático, Armando Valladares, nos envía este interesante artículo con la solicitud de darle la mayor divulgación posible. Nobama se honra con publicar este artículo del embajador Valladares.

Nobama
Nueva York, 23 de septiembre de 2009



Kerenskismo obamista-lulista y Honduras:
"eje de la moderación" al servicio del "eje del mal"


El Palacio de Itamaraty, la cancillería brasileña -otrora reconocida por su habilidad, tacto e inteligencia- contribuyendo a crear un inédito "gobierno paralelo" prochavista en su embajada en Tegucigalpa, empujó al "moderado" presidente Lula al ojo de un imprevisible huracán, lo cual, ante Dios y ante la Historia, lo hace responsable directo por lo que pueda acontecer en Honduras


Por Armando Valladares, 23 de septiembre de 2009, 09:35h

El Palacio de Itamaraty, la cancillería del "moderado" presidente del Brasil, Sr. Lula da Silva, al autorizar el ingreso a su embajada en Tegucigalpa del depuesto presidente prochavista Zelaya como "huesped", y no como "asilado", se involucró en los asuntos internos de Honduras de la manera más brutal y menos diplomática posible. Contribuyó de esa manera a crear en Honduras un inédito "gobierno paralelo" prochavista, bajo el amparo de la extraterritorialidad.

Tal como advierten analistas brasileños, la diplomacia de Itamaraty -otrora reconocida por su habilidad, tacto e inteligencia- acaba de empujar a Lula, tal vez inadvertidamente, al ojo de un imprevisible huracán que puede afectar el perfil de "moderación", "conciliación", "diálogo" y "espíritu democrático" que ha estado cultivando en los últimos años. Y, sobre todo, lo hace responsable directo, ante Dios y ante la Historia, por lo que pueda acontecer en Honduras.

De hecho, interviniendo de esa manera en los asuntos internos de Honduras, la diplomacia de Itamaraty pasa a asumir la culpa directa por las consecuencias de la decisión de usar su embajada para hospedar al presidente depuesto y crear un "gobierno paralelo"; responsable, inclusive, por hechos de violencia y hasta de sangre que puedan ocurrir.

El depuesto presidente Zelaya se ha dedicado a usar el recinto diplomático para arengar a sus seguidores, contribuyendo a crear en el país una situación explosiva. El propio presidente brasileño, tal vez percibiendo de qué manera ha sido colocado en el ojo de un huracán por su cancillería, desde Nueva York, donde asistió a la inauguración de la Asamblea General de la ONU, pidió a Zelaya que moderase su lenguaje. Y también exigió el respeto de la extraterritorialidad de su sede diplomática en Honduras, en el mismo momento en que Itamaraty está violando elementales normas internacionales en ese país.

Con mayor énfasis aún que el colocado para insistir sobre el levantamiento del "embargo" al régimen comunista de Cuba, la cancillería brasileña monta un históricamente inédito "embargo" contra el pueblo hondureño, simplemente porque éste no desea caer en el abismo chavista. En momentos en que escribo estas líneas, el presidente Lula ha propuesto una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, para analizar una delicada situacion que su propia diplomacia, tan poco diplomáticamente, ha contribuido decisivamente a crear. Solamente falta que la actual embajadora del Brasil en la ONU pida una intervención militar en Honduras.

Tal como advirtió desde las páginas del influyente O Estado de S. Paulo el analista político brasileño Roberto Lameirinhas, el retorno de Zelaya, rodeado de un "show mediático", en realidad va a "ampliar la fractura social hondureña"; y los que apostaron en la vuelta del depuesto presidente "parecen apostar en una popularidad que en realidad no tiene", así como en una supuesta "disposición revolucionaria" de la población hondureña que tampoco existe.

Sin duda, la cuenta de pérdidas humanas, sociales y económicas la está pagando el pueblo hondureño, sujeto a una incomprensión internacional tal vez inédita en la Historia. Pero la cuenta política, ante Dios y ante la Historia, en el caso de que Honduras sea brutalmente arrastrada al abismo chavista, será el propio gobierno brasileño, su actual presidente y su diplomacia los que tendrán que pagarla en buena medida.

Si hoy, en América del Norte, el kerenskismo favorecedor de las izquierdas está representado por el presidente Obama, tal como mostré en reciente artículo publicado en El Heraldo, de Honduras, en América del Sur, el kerenskismo tal vez esté encarnado prototípicamente en el presidente Lula, del Brasil, a quien Obama, durante la Cumbre de las Américas, calificó como su "campeón".

Si Cuba comunista sobrevive hasta hoy, en buena medida ello se debe, tal vez más aún que al apoyo de Chávez, al colosal sustento político, diplomático y económico del kerenskismo lulista.

Si Chávez llegó hasta donde ha llegado, es porque en buena medida el kerenskismo lulista, siempre alegando moderación, espíritu de diálogo y necesidad de contemporización, le dio su anuencia y lo apoyó públicamente en los momentos de más dificultad interna, contribuyendo a desmoralizar a la oposición venezolana.

Si los gobiernos populistas-indigenistas de Bolivia y Ecuador están efectuando las tropelías actuales, contribuyendo a la autodemolición social, política y moral de ambos países, ello también se debe al kerenskismo lulista que les ha proporcionado un respaldo decisivo, en materia política y económica.

Si las presiones internacionales contra Honduras han llegado al punto al que llegaron, ello se debe a las articulaciones del neoimperialismo kerenskiano lulista, que por detrás de las bambalinas, y hasta por delante de ellas, sin el menor pudor, se ha dedicado a a presionar al gobierno estadounidense para asfixiar a esa pequeña gran nación que los partidarios de la libertad en el mundo entero califican justamente como un pequeño gran David del siglo XXI.

El "moderado" presidente brasileño integra junto con el presidente Obama un "eje de la moderación" que objetivamente, e independientemente de las intenciones de sus protagonistas, está al servicio del "eje del mal" chavista y permite, con su espíritu concesivo, que el "eje del mal" avance.

Hace casi 7 años, el 8 de octubre de 2002, en el conocido programa televisivo del periodista Boris Casoy, el entonces candidato presidencial Lula da Silva me llamó de "embustero de Miami" (en portugués, "picareta") porque yo había contribuido a denunciar en una serie de artículos, de una manera documentada e invariablemente respetuosa, el vergonzoso apoyo de Lula a Cuba comunista y su política en favor del "eje del mal" latinoamericano. En la ocasión, a falta de argumentos, Lula respondió con un exabrupto.

La política externa de Itamaraty, durante los dos períodos del presidente Lula al frente del gobierno del Brasil, fue confirmando esas aprensiones. Hoy, con la precipitación de la aventura hondureña, la diplomacia brasileña no ha hecho sino confirmar esas aprensiones.

Es la hora de proclamar las verdades que duelen a los Goliats contemporáneos, en alta voz, claramente, argumentando y dando pruebas irrefutables, todo ello hecho de una manera invariablemente educada y respetuosa. He usado palabras sin lugar a dudas fuertes, pero pienso que ellas son proporcionadas a la gravedad de la situación, y han sido invariablemente respetuosas.

En recientes declaraciones al Washington Post, el embajador Jeffrey Davidow, alto asesor del presidente Obama, reconoció que en la América Latina de hoy un peligro mayor que el militarismo es el populismo de tipo chavista. El embajador Davidoff dijo una media verdad. De hecho, bajo varios puntos de vista, el mayor peligro es el "kerenskismo", que prepara el camino para el populismo, el indigenismo y otros "ismos" posmodernos que están tomando el lugar del comunismo clásico.

La heroica resistencia del pueblo hondureño negándose a ponerse el "uniforme" zelayista-chavista, a pesar de las brutales presiones de dirigentes internacionales, me recuerda la epopeya de un puñado de presos políticos cubanos que, pese a brutales golpizas y torturas, se negó durante años a vestirse con el "uniforme" de presos comunes. El tirano Castro no pudo doblegarlos, y pasaron a la Historia como los "presos plantados".

Que la Divina Providencia proteja a Honduras "plantada", que se niega a ponerse el "uniforme" chavista y le continúe dando fuerzas e inspiración para resistir, de la misma manera como David resistió y se defendió contra Goliat.

Armando Valladares, ex preso político cubano "plantado", fue embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush. Acaba de recibir en Roma un importante premio de periodismo por sus artículos en favor de la libertad en Cuba y en el mundo entero.
E-mail: armandovalladares2006@yahoo.es
Agencia Destaque Internacional, Internet, 23 de septiembre de 2009.

Patria, restitución o muerte

Es la consigna del destituido ex presidente de Honduras Manuel Zelaya. Nada original este pelele, del tampoco muy original que digamos Hombre Fuerte de Venezuela, Hugo Chávez Frías, que lloraba de terror cuando él mismo fue destituido por breves horas en Venezuela. Zelaya llega con su consigna después que Fidel Castro la inaugurará con aquello de Patria o Muerte y el Gorila Rojo le hiciera su aporte intercalándole la palabra Socialismo. Ahora, el tránsfuga reclamado por la justicia hondureña por crímenes contra la Constitución de la República y por Malversación de fondos públicos quiere dotarla de originalidad y se remonta, según él a la Revolución Francesa, para validarla: “Restitución o Muerte, que es una frase alegórica que se usa desde la Revolución Francesa...”, dice. Además de delincuente e instrumento del Castrochavismo, Manuel Zelaya es cuando menos un ignorante de la historia o, cómo la mayoría de los de su especie, un tergiversador de ella. El señor Zelaya hace un arroz con mango histórico para darle un matiz revolucionario a sus pretensiones de recobrar el poder en Honduras, sin otro propósito que el de perpetuarse en él.

Durante la Revolución Francesa no existió ninguna frase alegórica que incluyera la palabra “restitución”. Sucede que los Girondinos, mayoría en la Asamblea Legislativa en 1791, creían que la Constitución salida de la Asamblea Constituyente había dejado inconclusa a la Revolución Francesa porque no había derrocado a la monarquía ni reducido sus ya menguadas prerrogativas, Pero, para entonces, la mayoría de los franceses, campesinos y burgueses, estaban ya cansados de la revolución porque habían alcanzado cuanto pretendían y lo que en realidad deseaban era disfrutar de las ventajas adquiridas, algo totalmente comprensible: unos eran dueños de la tierra y los otros podían comerciar libremente y elevar su caudal monetario, sin casi ninguna interferencia de la nobleza y del Rey.

Según los girondinos, para reavivar el ardor revolucionario se hacía necesario provocar una gran conmoción que, poniendo en peligro esas ventajas, obligara a sus beneficiarios a defenderlas contra las amenazas del exterior o el interior. Y, a juicio de los girondinos, ninguna circunstancia podía favorecer más tal reacción defensiva que el estallido de una guerra.

En esa época, Jacques-Pierre Brissot de Warville, la cabeza de los girondinos y de la Asamblea Legislativa, clamaba: “Necesitamos la guerra para afianzar la libertad; necesitamos la guerra para purificarla de los vicios del despotismo (...) en tiempos de guerra caben tomar medidas que en tiempos de paz podrían parecer demasiado severas”.

A los propósitos bélicos de la Gironda, le vino de perillas el llamado Manifiesto de los Emigrados. Frente a la “cruzada contrarrevolucionaria” propuesta por aquéllos, predicaron Brissot y sus correligionarios una “cruzada universal para liberar a los pueblos del yugo de los reyes”; comenzando por exigir severas medidas contra los enemigos exteriores e interiores del nuevo régimen francés.

Arrastrada por ellos, la mayoría de la Asamblea decretó el 9 de noviembre de 1791 que todos los emigrados que no hubieran regresado al país antes del comienzo del año siguiente, serían declarados sospechosos de conspiración y podrían ser condenados a la pena de muerte y confiscación de sus bienes. Y unos días más tarde, el 29 de noviembre, otro decreto amenazaba a los sacerdotes que no hubieran prestado el juramento cívico en igual fecha, con la supresión de sus pensiones, la prisión y la deportación.

Como era de esperar, tales medidas fueron vetadas por el Rey, dando así pretexto a los girondinos para tacharle de traidor a la causa nacional. “Necesitamos grandes traiciones – decía Brissot – porque existen todavía fuertes dosis de veneno en el seno de Francia, y se requieren violentas convulsiones para expulsarlas”. Y a tal fin, seguía insistiendo en las ventajas que ofrecería una guerra; considerando, incluso, como una desgracia para el país que no llegara a estallar.

Por fin, cediendo a las presiones, Luís XVI se decidió a dirigir un ultimátum a los príncipes electores de Tréveris y de Maguncia, donde se concentraban la mayoría de los emigrados, en el que exigía que disolvieran en el plazo de un mes las concentraciones de emigrados establecidas en sus respectivos territorios y amenazándoles, en caso contrario, con recurrir a las armas. Pero el emperador Leopoldo II, resuelto a mantener la paz a toda costa, aconsejó a los príncipes que atendieran las demandas del rey de Francia, al tiempo que declaraba su intención de defender los dominios de aquéllos, en el caso de que, a pesar de todo, fueran atacados.

Sin embargo, los revolucionarios estaban decididos a provocar la guerra con cualquier pretexto. ¿Suena familiar, verdad? Asi, a la Asamblea Legislativa no le bastó la aceptación del ultimátum y pidió al Rey que preguntara al Emperador “si renunciaba a todo tratado y convenio atentatorio a la soberanía y seguridad de la Nación”, es decir, si desautorizaba la declaración de Pillnitz hecha por Leopoldo II y Federico Guillermo de Prusia (en la que se declaraba el interés europeo por la restitución del orden monárquico en Francia) y en caso de no recibirse una respuesta satisfactoria en el plazo de un mes, Francia se consideraría en estado de guerra con el Imperio. Tampoco esta vez se prestó el prudente Leopoldo II al juego belicista de la Asamblea francesa, dominada por los girondinos y antes del plazo dio una respuesta conciliatoria; pero como medida preventiva concertó una alianza defensiva con Prusia.

Por desgracia, el emperador Leopoldo II falleció inesperadamente, sucediéndole su hijo Francisco II, no tan prudente como su padre. Después de presiones que provocaron un cambio de gobierno favorable a los propósitos de la Gironda el Rey fue obligado a enviar un nuevo y definitivo ultimátum a Austria, pero el nuevo Emperador respondió exigiendo la restitución a los príncipes del Imperio de sus tierras de Alsacia, con la reposición de todos sus derechos feudales y la restitución de la monarquía francesa con todos sus derechos y prerrogativas. De manera que si tomamos a pies juntillas lo dicho por Manuel Zelaya, está exigiendo para sí, lo mismo que exigió en su ultimátum el Emperador Francisco II para sus nobles y para Luis XVI. Restitución de las tierras a los Príncipes y restitución del Rey como monarca absoluto de Francia.

Ya sabemos que estos populistas iluminados con pretensiones mesiánicas, sienten una particular predilección por compararse con personajes que han tenido una participación directa en el curso de la historia y sus giros y como ellos están convencidos de sus destinos divinos de mantenerse en sus poltronas de gobierno con poderes absolutos. Lo único que esta vez no es un Emperador, sino varios los que exigen la restauración de Zelaya en el trono y unos lo hacen a nombre del Socialismo del Siglo XXI y otros identifican el regreso del violador de la Constitución hondureña y del orden democrático con la supuesta devolución a Honduras del orden democrático y constitucional, como hacen el lamentable Oscar Arias y nuestra flamante Secretaria de Estado, hablando a nombre de Barack I, que fue quien cocinó todo este bochinche grosero del regreso de Zelaya en complicidad con los Lula, los Chávez, los Arias, los Insulza y demás pájaros de cuenta.

Parecería que ya no queda vergüenza en este mundo.

Diego Rodriguez-Arche
Nueva York, 22 de septiembre de 2009