miércoles, 26 de noviembre de 2008

OBAMA Y GUANTÁNAMO: ¿BUSH DÉJÀ VU?

Según ciertas organizaciones defensoras de los derechos humanos, algunos gobiernos europeos con España a la cabeza y determinada prensa nacional e internacional, la vida de un detenido en la Base Naval de Guantánamo es extremadamente dura y las penurias por las que atraviesan inimaginables. Por lo que gracias a estas denuncias hechas por estos “celosos guardianes de los derechos de los prisioneros”, este día de Acción de Gracias el gobierno del “odiado” Presidente Bush tiene planes para alegrarle la vida a esos “pobres encerrados injustamente” y según un informe aparecido en The Miami Herald, tendrán noches de cine, clases de arte, lecciones de idioma inglés y dispositivos electrónicos tipo Game Boy, para entretenerse mientras esperan la toma de posesión del recién electo Presidente Barack Hussein Obama y que haga realidad su promesa, ratificada este fin de semana en el programa 60 minutos, de “cerrrar el GULAG de Guantánamo”. Pero, ¡oh sorpresa! Su enorme equipo de asesores y de transición procede de forma más pragmática. Algunos de los asesores legales de alto nivel de Obama, cuyo nombre, dicho sea de paso, fue coreado por los detenidos la noche de las elecciones, reconsideran ahora la posición rotunda del presidente electo durante su campaña de cerrar el centro de detención y de inundar nuestros tribunales civiles con hasta el último detenido designado como combatiente enemigo.

Y es que el choque con la realidad es las más de las veces duro. Y todo el país y los demócratas también, ahora en el poder, debemos enfrentarnos a la posibilidad muy real de que una administración Obama puede liberar a algunos de los internados en Guantánamo que podrían cometer actos de terrorismo masivo en territorio norteamericano o en el extranjero. Esa es la tremenda disyuntiva a la que se enfrentan quienes deben aconsejar al inexperto presidente electo en asuntos tan delicados como la seguridad nacional y la protección del pueblo norteamericano, y ante tan tremenda disyuntiva, créanlo o no, los asesores de Obama contemplan ahora la posibilidad de aprobar algún tipo de legislación que permita la detención preventiva y un sistema judicial alterno para juzgar aquellos casos más sensibles para la seguridad nacional en los que se vea afectada información altamente secreta, información que, claro está, dicen ahora, no debe ventilarse en los tribunales civiles ni ser de conocimiento público. Suena conocido, ¿verdad?

Así, por ejemplo, vemos lo que la semana pasada dijo al New York Times, David Cole uno de los más insistentes críticos de Bush: “Uno no puede ser un purista y decir que no existirá jamás una circunstancia en la que una sociedad democrática pueda detener a alguien de forma preventiva”. O lo que dijo Ben Wittes: “Tengo el temor de que en nombre de los derechos humanos se libere a personas que puedan cometer actos terribles”. Pero eso no es todo, algunos integrantes del equipo de transición de Obama han sugerido a The Wall Street Journal que, independientemente de su campaña de desprestigio a la CIA, “puede que Obama decida dejar una vía abierta para que en ciertos casos la CIA pueda utilizar técnicas de interrogación que no aprueban los militares, pero con una mayor supervisión”.

¿Será posible que hayan descubierto que los detenidos han mentido sistemáticamente y exagerado en sus historias acerca de los malos tratos en Guantánamo y que los interrogadores y el personal militar han hecho todo lo necesario para acomodar sus deseos privados y religiosos? ¿Reconocerán de una vez que docenas de antiguos detenidos en Guantánamo fueron liberados y recapturados en el campo de batalla disparando contra nuestros soldados y cometiendo actos de terrorismo?

Pero como sabemos, los demócratas son camaleónicos y se adaptan a cualquier circunstancia y se apropian de las ideas ajenas sin dar crédito a sus creadores, como hizo hoy el presidente electo con la presentación de su flamante Comité Asesor de la Recuperación Económica, presidido por Paul Volker, un viejo “conocido” de Washington, que no es más que un refrito de algo parecido que implantó el presidente Eisenhower, pero dirigido a la seguridad nacional. No lo duden, harán lo imposible por hacer que olvidemos que cuando el Presidente Bush y su equipo de seguridad nacional comprendieron estas realidades hace siete años, los acusaron de terroristas y los persiguieron sin descanso en el Congreso y en los medios, hasta hoy.

Pero ahora, cuando llega la hora de la verdad y después de pasarse tanto tiempo vociferando contra los “criminales de guerra” Bush-Cheney, algunos de esos izquierdistas, quizás hasta el mismísimo “ungido” hayan comprendido que la sagrada meta de “recuperar la estatura moral de los Estados Unidos ante el mundo”, como él ha dicho, quizás sea menos importante que evitar que los asesinos de Al Qaeda puedan golpearnos en nuestro territorio otra vez. Algo que a pesar de las persecuciones hasta hoy nos ha garantizado el Presidente George W. Bush.

Nobama,
Nueva York, 26 de noviembre de 2008