viernes, 30 de octubre de 2009

Habemus Pactum: La conjura contra Honduras

Hoy se supo que después de 4 meses de que los demócratas hondureños depusieran al títere Chavista Manuel Zelaya, y libraran así a los hondureños de caer bajo la bota del Socialismo del Siglo XXI, por fin se llegó a un acuerdo para darle salida a la crisis. El Presidente Constitucional de Honduras Roberto Micheletti anunció que su gobierno aceptaba firmar el acuerdo de Guaymuras que le da salida a la situación.

Con razón, el Gobierno de Micheletti, que desde el principio mostró su desinterés patriótico ante el poder, exigía que el punto fundamental de cualquier acuerdo, a saber la restitución de Zelaya en el poder, fuera decidido por la Corte Suprema de Justicia, que ordenó su destitución y que contó con el acuerdo mayoritario del Congreso.

La exigencia de restituir a Zelaya, el punto álgido en cualquier solución, cuyos abanderados principales fueron el pérfido Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza y el eje formado por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Bolivia, Cuba, los principales actores del ALBA o, lo que es lo mismo, del Socialismo del Siglo XXI y, Oh, sorpresa, la administración norteamericana de Barack Hussein Obama, que mientras aliviaba el embargo a la dictadura de 50 años en Cuba y le enviaba carantoñas, estrangulaba al pueblo hondureño con medidas de presión económica y diplomáticas similares a las que en su día le fueron aplicadas a la Cuba Comunista. Este desvergonzado disparate diplomático en el que se embarcaron el Departamento de Estado y el lamentable embajador estadounidense en Honduras, que hicieron de la restitución el punto clave de la solución, paradojicamente le permitió a los hondureños fortalecerse y elaborar su estrategia para salvar a la democracia en Honduras.

Esta desvergüenza política será un baldón que les costará lavar ante los ojos de los demócratas verdaderos de todo el mundo al Presidente Obama y, principalmente, a la más incapaz persona que ha ocupado la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton. La actuación de la Secretaria Clinton en el caso hondureño, estamos seguros, será objeto de estudio como un claro ejemplo de ambigüedad diplomática y posición contradictoria ante un caso claro de actuación de los poderes del estado en un país para salvar sus instituciones democráticas, ante las pretensiones de un Presidente sin derecho a reelección a perpetuarse en el poder. Algo que lamentablemente vemos muy de moda en Centro y Suramérica.

Pero ni siquiera este maridaje asqueroso con los dictadores y aspirantes a dictadores y sus amanuenses por parte del Gobierno norteamericano, pudieron vencer la decisión de resistir del Gobierno democrático y de la mayoría del pueblo hondureño. Lamentablemente, el resto del mundo estaba dispuesto a voltear la cara para no enemistarse con el petróleo venezolano y con la estrella de rock que ocupa la Casa Blanca. ¡Qué desvergüenza!

Pero ni así, pudieron doblegar a los hondureños que siguieron adelante con sus planes de elecciones y de evitar que Honduras cayera en la esfera de influencia del Gorila Rojo. Entonces, ¿por qué ahora el Gobierno Micheletti acepta el pacto? Simplemente porque las fuerzas del totalitarismo ya no pueden retrotraer la historia, aún si el Congreso de la República aceptara el regreso de Zelaya a la Presidencia, lo haría sin posibilidad alguna de modificar el curso democrático del país. No se llame nadie a engaño, el Señor Micheletti y sus asesores han demostrado gran altura e inteligencia en la conducción de esta crisis y han caminado por el filo de la navaja sin siquiera inflingirse un rasguño. Han llevado la situación hasta un punto en el que pudieron exigir la condición más importante por anticipado, antes de firmar ningún documento: El compromiso de los Estados Unidos y por consiguiente del resto de los actores secundarios en la crisis (Chávez y compañía todavía están en silencio), a que las elecciones de noviembre serían reconocidas por la comunidad internacional.

Otra razón evidente que hizo que los Estados Unidos sacaran de cuadro a la Clinton de la crisis y se la encargaran a Thomas Shannon, un verdadero diplomático, fue la crisis interna que la crisis hondureña creo en los Estados Unidos, cuando el Senador Jim DeMint, puso lo que se llama un Hold temporal al nombramiento de Shannon como embajador en Brasil y la consiguiente paralización del nombramiento de Arturo Valenzuela, el escogido por Obama como Subsecretario de Estado para asuntos latinoamericanos.

Hillary Clinton debía estudiar con detenimiento el desarrollo de la crisis y cómo la manejaron el equipo Micheletti y Thomas Shannon, quizás la lección le serviría para mejorar dentro de su mediocridad.

Finalmente, ganó el pueblo de Honduras y su Constitución. Ganó la democracia y hoy los hondureños y hasta nosotros podemos dormir más tranquilos.

Nobama
Nueva York, 30 de octubre de 2010

martes, 27 de octubre de 2009

Es el momento de escoger
Reagan habla a los norteamericanos...
hoy 27 de octubre de 2009


“Un gobierno sabio y frugal, que deberá dejar que los hombres regulen libremente sus propios asuntos de industria y mejora y no tomará de la boca del que trabaja el pan que se ha ganado. Esa es la suma de un buen gobierno”.
Thomas Jefferson
Un 27 de octubre pero en 1964, Ronald Reagan pronunció su famoso discurso A Time For Choosing (Es el momento de escoger) para apoyar al candidato presidencial Barry Goldwater, el discurso fue transmitido por la Televisión de costa a costa, claro, eran otros tiempos, pero al igual que estos que vivimos, era el momento de escoger para los norteamericanos y escogieron mal, como lo hicieron en noviembre de 2008.

Habría que esperar 16 años, en los que nuestro país sufrió las nefastas presidencias de Lyndon B. Johnson, Richard M. Nixon y Jimmy Carter, para que Reagan enderezara el rumbo de nuestra nación. Hoy hace exactamente 45 años de aquel histórico discurso y en los Estados Unidos nos encontramos en una encrucijada similar y también ha llegado el momento de escoger y de que quienes se equivocaron comiencen a rectificar su error, pero no sólo corresponde una rectificación a los que votaron mal, sino también a aquellos que con el abandono de los principios y el legado de Reagan hicieron que muchos se dejaran engatusar por la triangulación de Barack Hussein Obama y que otros se quedaran en casa. Ese otro gran culpable de que nos encontremos en esta encrucijada no es otro que el Partido Republicano. Este de hoy, no es el Partido que postuló y eligió a Ronald Reagan, este Partido está hoy controlado por una “elite” que abandonó los principios conservadores que lo hicieron grande y estar en sintonía con la mayoría de los norteamericanos.

Hoy, parece llegado el momento de que los Republicanos pongan la casa en orden o se condenen a ser para siempre el Partido de la minoría. Este es el momento en que la dirección del Partido Republicano debe decirle a los RINO (Republicans In Name Only) Senadores y Representantes federales y Gobernadores: Este es el Partido de Reagan, el Partido que propugna que el Gobierno trabaja para el pueblo y no en contra del pueblo o a favor de intereses espurios o en su interés personal. Como Reagan mismo dijo ese día: “O creemos en nuestra capacidad de autogobernarnos o abandonamos la Revolución Americana y confesamos que una pequeña elite intelectual en un lejano capitolio puede planificar nuestras vidas mejor que nosotros mismos. Constantemente nos repiten que tenemos que escoger entre izquierda y derecha. Pues bien, me gustaría sugerir que no existe tal cosa como izquierda o derecha. Existe sólo un viejo, viejo... sueño del hombre: hacia arriba o hacia abajo, hacia la cima, lo esencial en la libertad individual que se corresponda con la ley y el orden, o hacia abajo, al amontonamiento del totalitarismo. Y aparte de su sinceridad, de sus motivos humanitarios, aquellos que están dispuestos a negociar nuestra libertad por seguridad, se han embarcado en este camino hacia el abismo. En estos tiempos de recolección de votos, ellos usan términos como ‘Gran Sociedad’ (Great Society), o como se nos ha dicho hace unos días por el Presidente, debemos aceptar una mayor actividad gubernamental en los asuntos del pueblo”. ¿Nos habla o no Reagan desde su tiempo?

Sin dudas el Partido Republicano ha perdido la brújula que lo llevó al poder en ambas cámaras en la época de Clinton y luego dos veces a la Presidencia con George W. Bush. Durante este tiempo, de ser el Partido fiscalmente conservador y del Gobierno Pequeño se convirtieron en los Reyes de la Grasa (Pork) y por ende del gasto, de la deuda pública nacional y del Gran Gobierno. Difícil de diferenciarlos de sus colegas Demócratas, salvo contadas excepciones que todos conocemos. Pero no sólo en esto perdieron la brújula, también ideológicamente las fronteras entre ambos partidos se fueron haciendo cada vez más difusas. De ahí las dos tremendas derrotas electorales de 2006 y 2008 en el Senado, la Cámara y los Gobiernos Estatales. Pero la dirección del Partido Republicano no acaba de comprenderlo, they don’t get it. No acaban de comprender que la base natural del Partido, afiliados o no, los conservadores, se han movilizado de forma espontánea y mientras, ellos siguen aferrados a un supuesto “centrismo” inexistente que sólo los ha conducido a la derrota, siguen hablando de hacer una gran coalición donde quepa todo el mundo y sienten un miedo atroz a que se les relacione con quienes defienden la vida y el matrimonio entre un hombre y una mujer, por ejemplo, y por el otro lado apoyan la farsa del calentamiento global. Así, tenemos a un Senador como Lindsey Graham de Carolina del Sur, que da su apoyo a una Jueza activista como Sonia Sotomayor para la Corte Suprema, dejando en la estacada a la acosada minoría de Senadores verdaderamente republicanos como Kyle, Sessions, Hatch y Cornyn, y que también dice que apoyará cualesquiera que esta sea la decisión que tome Obama en relación con Afganistán. O la de Olympia Snowe de Maine, quien fue el único voto Republicano a favor de la ley inexistente de Baucus para el ObamaCare y que ha permitido que en el conciliábulo secreto de Reid, se haya resucitado la opción gubernamental.

Cada vez se hace más claro, que quienes hoy están al frente del Partido Republicano no siguen la ideología del Partido de Reagan, aunque en un acto de prestidigitación moral así lo pretendan y ahora, al igual que lo hicieron antes con otros RINO, apoyan, por ejemplo, en el distrito 23 del Estado de Nueva York a una “Republicana” tan “progresista” como el Senador Chuck Schumer: Dede Scozzafava, candidata que lejos de mantener los valores conservadores está a favor del alza de los impuestos, el Gran Gobierno estilo Obama y el Gasto Gubernamental desenfrenado como la Ley Porculus. Afortunadamente muchos verdaderos Republicanos como el Gobernador de Minnesota Tim Pawlenty, la ex Gobernadora Sarah Palin, Steve Forbes y Dick Armey han declarado su apoyo al candidato del Partido Conservador, Dough Hoffman. Los votantes de este distrito, tradicionalmente republicano, le enviarían un sonoro mensaje al Partido Republicano si el próximo martes eligen a Hoffman.

También el próximo martes hay elecciones en Nueva Jersey y Virgina, allí los votantes de esos estados elegirán gobernador, dos elecciones que se consideran cruciales y una suerte de referendo para la Presidencia de Obama. En Nueva Jersey el ex fiscal federal Chris Christy se enfrenta al corrupto millonario Jon Corzyne y en un estado tradicionalmente demócrata, uno de los más “azules” de la Unión, las encuestas muestran una reñida contienda. En Virginia el Republicano conservador Bob MacDonald lleva una ventaja de dos dígitos a su oponente Demócrata.

La dirección actual del Partido Republicano debe observar muy de cerca estas elecciones y decidir que tipo de Partido quieren ser. Si el de Reagan o el que esté condenado a ser la eterna minoría. Si quieren ganar elecciones o sólo les interesa hacerles el juego a los Demócratas. A ellos les decimos: a los Demócratas, socialistas disfrazados, se les ganan las elecciones con ideas apegadas a la tradición democrática norteamericana, apelando a Jefferson y no a Mao, llamando a las cosas por su nombre y no con eufemismos correctamente políticos, en una palabra llamando Blanco a lo que es Blanco, Negro a lo que es Negro y Rojo a lo que es Rojo, debatiendo sin miedo en el terreno de las ideas y defendiendo sin complejos los valores conservadores. Esa es la señal que esperan los votantes que están hoy en los Tea Party y que vimos oponerse con vehemencia al ObamaCare en los Town Hall Meetings. Esos son los votantes que en las últimas encuestas manifiestan estar opuestos a las políticas socialistas de esta peligrosa administración y que en un 61% dicen que el país va en la dirección equivocada y camino al abismo.

Por último a los que votarán el martes, les dedicamos el fragmento del discurso, de ese mensaje que hoy nos envió el Presidente Ronald Reagan, un conservador de ley, con el que encabezamos estas ideas.

Nobama
Nueva York, 27 de octubre de 2010