
“Raramente un premio tiene una intención política y partidista tan obvia. Resulta claro que el Comité Noruego del Nobel lo vio como una forma de expresar claramente la gratitud europea por el final de la administración Bush, la aprobación por la elección del primer negro como presidente de los Estados Unidos y a la esperanza de que Washington honrará su promesa de reconectarse con el mundo. Pero por el contrario, el premio corre el riesgo de parecer absurdo en sus razones, paternalista en sus intenciones y degradante en su intento de elevar a un hombre que apenas ha comenzado el ejercicio del cargo, sin contar que no ha obtenido ningún resultado tangible en pro de la paz”.
Michael Binyon en el Times of London
Lo cierto es que la decisión de otorgarle el Premio Nobel es para premiarlo por no ser George W. Bush y, de paso, por sus aspiraciones, porque los logros no aparecen por ninguna parte y mucho menos en los 11 días que estuvo en la presidencia cuando su candidatura fue aceptada por el Comité de Oslo, a cuyo Presidente no le quedó más remedio que expresar su “esperanza de que el Premio lo estimulará a mantener el énfasis en las negociaciones” para solucionar el conflicto de Afganistán, a pesar de que casi instantáneamente al conocerse la noticia tanto Al Qaeda como el Talibán criticaron su otorgamiento. Y hasta Lech Walesa, el ex Presidente polaco y Premio Nobel a su vez sugirió que fue algo prematuro otorgárselo: “¿Quién? ¿Qué? ¿Tan rápido?”, le dijo sorprendido a los reporteros cuando le dijeron quién había sido el seleccionado esta vez.
Obama es el tercer presidente norteamericano en ejercicio en ganar el Nobel, el primero fue Theodore Roosevelt en 1906, por el papel que desempeñó en terminar con la guerra ruso-japonesa y Woodrow Wilson por su contribución a la creación de la Liga de las Naciones en 1919, al finalizar la Primera Guerra Mundial. Pero la historia no recoge ningún caso en que le haya sido otorgado a alguien que haya hecho la guerra para hacer a su país y al mundo más seguros, aunque esta haya sido fría. Y si alguien se mereció este premio alguna vez fue Ronald Reagan, quien eliminó decenas de miles de armas nucleares, acabó con la cortina de hierro y terminó la Guerra Fría con la victoria para la Democracia y por ende para la Paz Mundial. Y claro que mucho menos otorgárselo a George W. Bush y a Tony Blair cuando en 2004 fueron propuestos por sacar del poder al genocida de su propio pueblo Saddam Hussein. Como dato curioso, cabría mencionar que en la última década el único requisito para ganar el premio ha sido que el propuesto haya sido un crítico furibundo de George W. Bush, como Al Gore, Mohamed El Baradei y Jimmy Carter y si además, son anti Israel y pro palestinos, como los dos últimos mencionados, pues mucho mejor.
Según Thorbjoern Jagland, Presidente del Comité Nobel Noruego, “hay que recordar que el mundo ha pasado por una etapa muy peligrosa... Y cualquiera que contribuya a sacar al mundo de esta situación merece un Premio Nobel de la Paz”.
¿En qué mundo vivirá este noruego?
Gracias a Dios que en los fiordos y a pesar de la enorme popularidad de que disfruta Obama en Noruega, hay otros que piensan diferente como, por ejemplo, Siv Jensen, la lideresa del Partido del Progreso, el principal de la oposición, quien expresó al conocer la decisión de la Comisión del Parlamento Noruego que otorga el Nobel: “Es simplemente muy pronto, es un error otorgarle el premio de la paz por su ambición. Uno debe recibirlo por sus resultados”. Ella dijo, además, que la “decisión de otorgarle el premio a Obama es la más controversial que podía recordar” y que forma parte de una serie de ellas que han alejado cada vez más al premio de los ideales de Alfred Nobel. Lapidaria la señora.
Para otros la única explicación posible por esta extraña decisión del Comité Noruego del Nobel es que fue una suerte de Premio de Consolación por perder la sede de las Olimpiadas para Chicago. Después de todo, no se trata de si Obama ha traído o no la paz al Medio Oriente, ni de si ha logrado persuadir a Irán que abandone sus ambiciones nucleares, o de si puso fin a las guerras en Irak o Afganistán. Sino que simplemente los noruegos sintieron lástima porque Obama no había logrado nada de lo que prometió en su campaña y creyeron que era necesario estimularlo para que siga en la misma línea.
El próximo paso será, como ha insinuado el mismo Obama, el reconocimiento del Talibán como entidad política en Afganistán y más adelante hacer lo mismo con Hamas e Hizbolah y una vez eliminado el mayor obstáculo para la paz en el Medio Oriente, Israel, se sentirá, por fin, Barack Hussein Obama merecedor del Premio que hoy dice no cree merecer.
En todo caso, sea cual fuere la causa de tan extraña y desproporcionada selección, lo cierto es que merece un sitio destacado en la selección de hechos insólitos del libro de Records Guinnes: Primera vez en la historia que alguien recibe un Premio Nobel por no ser... Alguien.
Sin dudas un logro planetario.
Nobama
Nueva York, 9 de octubre de 2009