viernes, 13 de noviembre de 2009

Una mirada breve al verdadero Barack Hussein Obama



“We bombed Hiroshima, we bombed Nagasaki, and we nuked far more than the thousands in New York and the Pentagon, and we never batted an eye. We have supported state terrorism against the Palestinians and black South Africans, and now we are indignant because the stuff we have done overseas is now brought right back to our own front yards. America's chickens are coming home to roost”.
Rev. Jeremiah Wright
Sept. 16, 2001.
Defender la decisión tomada por el Presidente Truman de usar el arma nuclear en Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial no es algo que resulte cómodo si usted está en Japón. Pero si usted es el Presidente de los Estados Unidos, usted está en la obligación de hacerlo. De la forma más diplomática posible y lamentando las víctimas civiles del caso. Pero está obligado a hacerlo. Hoy, como en casi todas sus obligaciones como Presidente y Comandante en Jefe, Barack Hussein Obama no cumplió con ese deber fundamental.

Esta mañana un reportero japonés en presencia del Primer Ministro de Japón le hizo la siguiente pregunta directa a Obama:

“¿Cuál es el significado histórico para usted del bombardeo atómico a Hiroshima y Nagasaki? ¿Piensa usted que fue la decisión correcta?

Obama desconcertado respiró profundo sin saber qué hacer y por fin... esquivó una respuesta directa a una pregunta directa.

La respuesta de Obama fue una resbalosa y vergonzosa, indigna de un Presidente de los Estados Unidos y, como ya nos tiene acostumbrados, prácticamente se disculpó ante el Primer Ministro japonés, al decir, casi de pasada que Japón “tiene una visión única en relación con las armas nucleares como consecuencia de Hiroshima y Nagasaki y estoy seguro que ello ayuda a motivar el profundo interés del Primer Ministro en este asunto”, qué vergüenza, hacer política proselitista con el honor de la nación que preside. Pero el periodista, como el tábano, no quería soltar su presa y lo intentó de nuevo: “¿Cree usted que el lanzamiento de las bombas nucleares sobre...?” En este punto, Obama groseramente lo cortó y decidió huir hacia adelante y responder una pregunta sin relación alguna acerca de la situación en Corea del Norte.

Esta bochornosa actuación de Barack Hussein Obama nos indica dos cosas muy importantes:

1. A Obama le falta todo lo que le sobraba a Truman para ser Presidente, entre ello los cojones.
2. Y que aprendió muy bien la lección de su mentor el Reverendo Wright.

Por eso decidió que el criminal de Fort Hood no es un terrorista y que los criminales de guerra del 11 de septiembre tampoco lo son, sino delincuentes comunes que deben ser juzgados en cortes civiles. Pero este es otro tema del que nos ocuparemos en breve.

De momento recuerden lo que en sus sermones decía el Reverendo Wright y compárenlo con las actuaciones de Obama.

Nobama
Nueva York, 13 de noviembre de 2009



jueves, 12 de noviembre de 2009

La lección de Irak: la diferencia entre un Presidente y un politicastro de Chicago o los titubeos políticos de Obama

Barack Hussein Obama acaba de rechazar todas las propuestas estratégicas para encaminar la crítica situación en Afganistán y ahora, después de haber pasado más de 4 meses de la solicitud de 40 mil efectivos hecha por el comandante de las tropas norteamericanas y de la OTAN, dice que quiere una revisión detallada para clarificar cuándo y cómo las tropas norteamericanas entregarán la responsabilidad de su seguridad al Gobierno afgano.

Curiosamente, esa nueva posición titubeante de Obama surge en medio de la filtrada oposición del embajador en Afganistán sobre el refuerzo de tropas, porque existen muchas dudas acerca del liderazgo del Presidente Karzai y de la fuerte oposición del vicepresidente Biden al aumento de tropas solicitado por el General McChrystal y apoyada por el también General Petraeus, quienes afirman que sin ese refuerzo de tropas durante el año próximo, tal y como Petraeus dijo en su momento en Irak, probablemente tengamos que enfrentar la derrota con todas las consecuencias para nuestra Seguridad Nacional y el peligro que implica para la compleja situación existente en Pakistán, cuya seguridad ante el embate del Taliban y de al Qaeda está condicionada a que se controle la situación en Afganistán y que es el mayor peligro que implica una “derrota” norteamericana: un Pakistán nuclear en manos de los extremistas islámicos.

Hace unas semanas, nuestra querida amiga Isis Wirth publicaba en su blog un excelente artículo que tituló: Obama el más poderoso escritor desde Julio César, en su artículo Isis señaló, entre otras cosas, lo siguiente: “148 soldados norteamericanos han muerto desde que Hussein O., busca decidirse sobre la cantidad de tropas que enviaría a Afganistán, desde el pasado 1 de agosto en que el general McChrystal le sometió su informe. Dice que se pronunciará a finales de noviembre. ¡Cuatro meses! El gran Commander in Chief alude a la obtención de un ‘compromiso’ entre militares y políticos, en su gobierno. Los militares, están todos de acuerdo, el general Petraeus apoya a McChrystal, asi como el secretario de defensa, Robert Gates. ¿Quiénes son los ‘civiles’? ¿Joe Biden y Rahm Emanuel? ¿Desde cuándo una guerra se gana con un ‘compromiso’? ¿Desde cuándo los ‘civiles’ cuentan para determinar una estrategia?”

Esas preguntas que entonces se hacía Isis son clave hoy para entender el titubeo de Obama ante la decisión que tiene ante sí. La disyuntiva es clara: ¿Quién predominará en su decisión? ¿El Comandante en Jefe electo como Presidente de un país en guerra por la mayoría del pueblo norteamericano o el Politicastro de Chicago más interesado en su reelección para un segundo término que la Seguridad Nacional y la vida de nuestros soldados?

Ser o no ser, esa es la cuestión o Barack Hussein Obama en su laberinto, así titulabamos la introducción a un artículo de Chuck Krauthammer el pasado mes de octubre, en el que decíamos que “este Hamlet moderno se debate ante una disyuntiva que exige decisiones precisas y que no admite juegos de palabras. Si responde como un verdadero Comandante en Jefe, perderá el apoyo de su base doméstica, la extrema izquierda, y tendrá que gobernar desde el Centro y olvidarse de su agenda socialista (recordar a Clinton), si por el contrario decide lanzar los dados y apostar a la posibilidad de ganar con lo que proponen los que ya se equivocaron en Irak, o trata de convencer al Talibán y quizás hasta al Qaeda que deben buscar una salida negociada. El peligro para nuestra Seguridad Nacional será de proporciones catastróficas”.

También nos preguntábamos entonces ¿qué hacían Emanuel, Axelrod y Gibs, facilitadores políticos en las reuniones del Consejo de Seguridad del Presidente? Para respondernos esa pregunta habría que regresar al Irak previo al refuerzo (surge) de tropas solicitado por Petraeus y ordenado por el Presidente Bush y que nos condujo a la victoria. Pesimistas como Joe Biden, quien proponía dividir el país en tres, y Harry Reid y John Kerry decían que la guerra estaba perdida y que había que salir huyendo de Irak.

Ahora los mismos sospechosos de siempre, politicastros calculadores como Biden y Kerry, hoy, como entonces, vuelven a estar equivocados. El vicepresidente urge al Presidente a una retirada de Afganistán, lo que significaría, como decíamos, el desastre total y Obama parece estar siguiendo al pie de la letra la recomendación de Kerry acerca del gobierno de Karzai y trata de ganar tiempo mirando a las encuestas y no a lo que le conviene al país. Se comporta más como politicastro que como presidente, angustiado por la advertencia de Emanuel de que si va en búsqueda de la victoria, se convertirá en otro LBJ (Lyndon Johnson), y que Afganistán puede convertirse en el Viet-Nam de su presidencia... ¿y mientras? El tiempo pasa y con cada día el peligro aumenta y la seguridad de nuestros soldados en el frente de batalla es cada vez más precaria.

Es cierto que Irak y Afganistán son diferentes en muchos sentidos, pero el principio básico detrás de la estrategia que funcionó en Irak tiene todas las de ganar en Afganistán y merece ser aplicada. Lo que resulta inaceptable y altamente peligroso es la inacción, la paralización y la indecisión del Comandante en Jefe.

La principal lección que debemos aprender de Irak es que la seguridad viene primero y después el avance en la estructura política. La victoria en Irak nos enseña que el Presidente tiene ante sí una decisión políticamente impopular y costosa, igual que lo fue para Bush. Si quiere la victoria en Afganistán, tiene que estar dispuesto a un compromiso militar costoso y sostenido, o puede decidirse por la derrota y mostrarle al pueblo norteamericano su diploma y medalla de Premio Nobel de la Paz, que sería lo apropiado para el político de Chicago, pero no para el Comandante en Jefe de la nación todavía más poderosa del mundo.

Nobama
Nueva York, 12 de noviembre de 2009

martes, 10 de noviembre de 2009

Obama y el Síndrome del General Custer


Hurgar en la historia y en sus personajes siempre resulta interesante, pero más aún lo es encontrar las similitudes con personajes vivos y actuales. El sábado, la Cámara de Representantes aprobó con susto la Ley del ObamaCare y de inmediato una exultante Speaker Pelosi anunciaba su victoria después de la votación. Sólo unas horas después, el Profesor de la Georgetown University, Bradley A. Blakeman, publicaba un certero artículo que tituló Nancy Pelosi – The General Custer of Our Time, en el que haciendo un paralelo con el General que condujo a sus tropas al matadero en Litle Bighorn, concluye que al igual que Custer, Pelosi, con la Ley del ObamaCare, conduce a los demócratas a un matadero en la las elecciones del 2010. Pero si uno observa un poco la historia de la política norteamericana parecería que cada cierto tiempo se produce una recurrencia de lo que alguien alguna vez llamó el Síndrome del General Custer.

Alrededor de lo que sucedió en Litle Bighorn se han tejido infinidad de teorías y versiones de lo ocurrido que han hecho que se haya creado una suerte de misterio. Pero en realidad no existe tal misterio acerca de lo que allí sucedió, como generalmente sucede la verdad es sencilla y siempre ha estado ahí para ser vista. Simplemente habían demasiados indios y muy pocos soldados y la arrogancia y el endiosamiento de Custer lo llevaron a pensar que con su genio lograría la victoria sobre los Bravos Sioux del Gran Jefe Sitting Bull.

Y, hablando de arrogancia y endiosamiento llegamos a Barack Hussein Obama y a la mañana del 5 de noviembre de 2009, cuando el Mayor del Ejército norteamericano Nidal Malik Hassan, realizó su matanza de 13 personas e hirió a otras 30 al grito de Allahu Al –Bakr (Dios es Grande). Esa misma mañana en una declaración leída en la Casa Blanca el Presidente “urgía a no sacar conclusiones prematuras”, con lo que estaba enviando la señal de cómo quería que se tratara el asunto: No mencionar la religión islámica y mucho menos la palabra terrorismo asociada a la masacre, la mayor sufrida en los Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001. Y, que como ya todos sabemos, menos el Presidente parece ser, fue realizada por un Jihadi, un musulmán, un creyente de la religión que propugna el odio y la muerte para nosotros, los infieles. Quizás sea porque Obama, como integrante de la Umah (la comunidad de los fieles) no se siente personalmente considerado dentro de la categoría de infiel, o quizás como a Custer, su arrogancia y endiosamiento no le permiten reconocer que hasta hoy su política hacia el terrorismo y su máximo exponente, el Islam es totalmente equivocada y tan llena de errores como su discurso de El Cairo. Parecería que, como Custer, Obama se niega a ver lo que está ahí para ser visto y que como él condujo a sus tropas al matadero en Litle Bighorn, este mediocre Comandante en Jefe conduce a la nación entera a la derrota y nos hará pagar un alto precio en vidas para satisfacer sus ideas. Al igual que todos los “iluminados”, Obama está dispuesto a sacrificarnos a todos en pos de lograr sus objetivos ideológicos.

Hoy, el Presidente Obama estará en Fort Hood y dentro de poco seguramente escucharemos sus palabras, pero no esperen que mencione las palabras “terrorista” ni “Islámico”, si para algo menciona a los musulmanes será para alabarlos una vez más.

Ya todos sabemos de las relaciones del carnicero Malik Hassan con el extremista Imam Anwar al-Aulaqi, un decidido partidario de al Qaeda que huyó de los Estados Unidos. Sabemos que el FBI sabía de estos vínculos y de su posible contacto con dos de los asesinos del 11 de septiembre fieles de su misma mezquita en Virginia de la que, casualmente, el Imam era al-Aulaqi, que más de una vez se levantaron banderas rojas por sus opiniones extremistas y gracias a la corrección política que parece haber llegado también a las Fuerzas Armadas, a pesar de todas estas evidencias, Malik Hassan fue promovido al grado de Mayor, en fecha tan reciente como el mes de marzo.

Así que no esperen que Obama califique lo sucedido en Fort Hood como un acto de terrorismo, eso no sucederá ni aunque el FBI le ocupara al terrorista “una foto de Osama bin Laden ayudándole a comprar armas en el centro de Killeen, Texas. Ni eso sería suficiente” para Obama.

Y de la “objetiva” Gran Prensa Norteamericana no esperen mucho tampoco, ya recibieron la señal y están tratando de convertir al victimario en víctima para satisfacer la agenda política de la izquierda, ergo, del Presidente. Así el Washington Post lo presenta como un empobrecido miembro de una minoría que vivía en un apartamentucho de $320 al mes y que conducía un cacharro por automovil, como si ello fuera algo muy importante para encontrar sus motivos. Todo a pesar de que a su sueldo de Mayor, habría que agregarle lo que recibía adicionalmente por su condición de médico, más los beneficios que reciben los oficiales de las Fuerzas Armadas, lo que sumado arroja una cantidad que pasa de los $100 mil, para un soltero sin deudas de ningún tipo. El New York Times, publicó un artículo que tituló: When Soldiers Snap (Cuando los soldados disparan sin apuntar) en el que afirma que “más de 90 días de combate continuo puede convertir a cualquier soldado en una baja psiquiátrica”, y refiriéndose a Hassan agrega: “ese punto se alcanzó aún antes de esperimentar la realidad de la guerra”. La revista Time culpa a la estresante atmósfera en Fort Hood, debido a que los frecuentes envíos de tropas a zonas de combate significan que “el problema estaba oculto a simple vista”. Habría que recordarle a la revista Times que los ciegos aquí son los funcionarios militares que en aras de la corrección política no se atreven a señalar el peligro de que en nuestras unidades existan musulmanes jihadistas, porque esas son las órdenes que reciben desde el punto más alto de la cadena de mando: El Comandante en Jefe.

No es hora de seguirle la tonada a Obama, este es el momento en que alguien en el Congreso, quizás el Senador Lieberman que anuncia una investigación congresional de todo el incidente, diga que lo que hemos sido testigos en Texas no puede describirse sólo como “una horrorosa explosión de violencia” dirigida contra las fuerzas armadas norteamericanas. Es hora de que alguien le diga al Presidente y a sus compinches apaciguadores y campeones de la corrección política que ello forma parte de una amplia guerra ideológica, generada por el terrorismo islámico que estimula a sus fieles a realizar este tipo de acciones. “Lobo solitario” o no, organizado o no, esta masacre perpetrada en una de nuestras bases militares significa que la guerra ya está aquí y que hay que librarla con decisión. No con corrección política. Y nuestros jefes militares y el Comandante en Jefe no pueden estar atacados del Síndrome del General Custer para librarla a menos que queramos reproducir las carnicerías de Little Bighorn y Fort Hood como una reacción en cadena.

Nobama
Nueva York, 10 de noviembre de 2009

domingo, 8 de noviembre de 2009

Cuidado con el síndrome del
"Violetismo Chamorrismo"

Hoy Zoé Valdés, publica un excelente y polémico artículo en su blog al que titula certeramente De la tentación. En Nobama coincidimos plenamente con el análisis hecho por la autora sobre lo sucedido en días recientes con la bloguera Yoanis Sánchez, lo cual ha sido ampliamente publicitado en todo el mundo. Tan publicitado que parecería una operación de promoción realizada por una firma de Relaciones Públicas, mientras un casi silencio ominoso prácticamente ignoraba el cerco que sufrían disidentes cubanos encerrados en la casa de Vladimiro Roca. Alertar sobre el síndrome del "Violetismo Chamorrismo" es de suma importancia y creemos que este artículo de Zoé cumple este propósito quizás sin proponérselo. Para leer el artículo haer clic aqui o en la imagen.
Gracias amiga Zoé.

Nobama
Nueva York, 8 de noviembre de 2009