viernes, 7 de noviembre de 2008

Barack Hussein Obama debe enfrentar su primera prueba

No tardó mucho en llegar. Apenas 24 horas después de las elecciones del martes, cuando todavía los norteamericanos, a favor y en contra, evaluaban la dimensión real de la victoria de Barack Hussein Obama, los líderes rusos echaron a andar lo que ya se vislumbra como la prueba en política exterior que predijo el vicepresidente electo Joe Biden.

Vladimir Putin, “haciendo el papel de ventrílocuo” a través de su presidente–marioneta, Dmitri Medvedev, amenazó con instalar cohetes de medio alcance Iskander en el enclave de Kaliningrado, situado entre Polonia y Lituania.

La decisión es negociable sugirió Putin–Medvedev, para ello los Estados Unidos deben abandonar los planes anunciados por el presidente Bush, de instalar un sistema de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa.

“Deben crearse mecanismos para bloquear decisiones equivocadas, egoístas y algunas veces simplemente peligrosas, de ciertos miembros de la comunidad internacional” (ditto los Estados Unidos de América), dijo el robot amplificador del hombre fuerte del Kremlin, en su discurso anual ante la Asamblea Federal de Rusia, el equivalente moscovita a nuestro Informe sobre el Estado de la Unión.

También dijo: “según lo que hemos visto en años recientes, la creación de un sistema de defensa antimisiles, rodear a Rusia con bases militares, la incesante expansión de la OTAN, nos proporciona la clara impresión de que están probando nuestra fuerza”.

De manera que Putin, a través de Medvedev, ha decidido probar fuerza. Y quien mejor para medir fuerzas que un presidente que llega, especialmente uno cuya reacción inicial a la brutal invasión rusa de Georgia fue confusa y vacilante. La pregunta es ¿qué hará el presidente electo?

Claro que Obama tiene todo el derecho a tener su propio punto de vista en la defensa antimisiles, aunque para ser exactos nunca, como con otros importantes asuntos, lo estableció claramente durante la campaña.

Primero se mostró escéptico por el alto costo del proyecto, pero dijo apoyar el plan de instalarlo en Polonia y la República Checa, aunque después dijo que su instalación debía demorarse hasta que fuera totalmente probado para demostrar su eficacia, lo que demoraría por años su despliegue.

Esta falta de claridad ha limitado sus opciones: Puede que su deseo sea el no seguir con el programa de defensa antimisiles, pero debido a las bravuconerías de Putin–Medvedev ello sólo envalentonaría al Kremlin a que presionara mucho más en problemas internacionales, digamos Georgia y Ucrania y quizás en un futuro más bien cercano Venezuela y Cuba.

Esta no será la única prueba que Obama tendrá que enfrentar en breve. Pero necesita ver bien claro lo que esta situación significa para la seguridad y la influencia de los Estados Unidos, por lo que debe tener una respuesta firme y apropiada al reto de Rusia.

Tanto nuestros aliados como nuestros enemigos estarán observando muy de cerca como se comporta el presidente electo Obama y sin temor a equivocarnos podemos afirmar que su actitud determinará, en gran medida, los planes de amigos y enemigos y la visión sobre la fuerza y compromiso de los Estados Unidos con su seguridad nacional y la de sus aliados.

El presidente electo acaba de ofrecer su primera conferencia de prensa como tal, la que fue dedicada casi enteramente a la crisis económica y sus planes para enfrentarla. Una pregunta acerca de la carta de Adhmadineyad recibió una respuesta totalmente oximorónica, indicando que el presidente todavía es George W. Bush y quiere ser respetuoso del principio de que en Estados Unidos sólo tenemos un preidente a la vez.

Muy bien por el presidente electo.

Nobama
Nueva York, 7 de noviembre de 2008

jueves, 6 de noviembre de 2008

miércoles, 5 de noviembre de 2008

No, we can’t!

Anoche el candidato del llamado “Cambio” logró un triunfo que para muchos todavía resulta inexplicable. No para Nobama, siempre supimos que la posibilidad era real y así lo manifestamos en nuestro blog desde que publicamos nuestra primera entrada A modo de introducción el 5 de agosto.

Anoche el Presidente electo Barack Hussein Obama dejó entender que el triunfo logrado en las urnas no era el esperado Cambio, sino el Cambio que permitiría el Cambio. En muchos sentidos, Obama sigue siendo todavía un enigma.

Llega a la Oficina Oval sin mucha o ninguna experiencia práctica, pero con una innegable capacidad de inspirar a los demás, lo que, en otras palabras, llamamos Carisma. Y llega acompañado de una mayoría demócrata en ambas ramas del legislativo, un cuerpo que ahora tiene todas las posibilidades para llevar a cabo su agenda.

La cuestión es: ¿Cuál será en definitiva esa agenda? O quizás, para ser más exactos, ¿podrá liberarse de los intereses especiales que contribuyeron a que se instale en la Casa Blanca? O ¿bailará al son que Washington le toque? Es decir; ¿“Business as usual”?

Lo que haga Obama en sus primeros 90 días como presidente decidirá si será una presidencia que hará historia o una presidencia más, o lo que es peor la más radical de izquierda de toda la historia de los Estados Unidos.

Puede asumir, como muchos de quienes le apoyan esperan que haga, los puntos de vista de la extrema izquierda que domina al Partido Demócrata, especialmente en cuanto a políticas económicas y de seguridad nacional. O puede realmente establecer su verdadera independencia con “nuevas políticas para una nueva época” que tanto ha prometido durante su campaña liberándose de las trabas ideológicas de las que han sido prisioneros otros demócratas antes que él.

De momento, la primera opción amenaza con llevarnos a una economía socialista de tipo europeo. Si Obama cede ante su propia tendencia socialista de redistribuir la riqueza y sigue las políticas que ya anuncian Nancy Pelossi y Harry Reid en nombre de la “equidad”; con la imposición de impuestos una y otra vez a los negocios y a quienes ganan más; dejará sin vida a la economía y acabará destruyendo cualquier oportunidad de recuperación y crecimiento en un futuro cercano. Será la pesadilla Carter multiplicada por 10 y el país se hundirá en una depresión más profunda aún que en los años 30. O, en el mejor de los casos, nos condenará a esa economía tipo socialismo de Europa occidental que ya mencionamos, en las que el índice de desempleo es, generalmente, el doble del nuestro y donde el ingreso per cápita real oscila entre un 20 y un 30 por ciento más bajo que en los Estados Unidos. Y si lleva a cabo sus tendencias al proteccionismo comercial mostradas en la campaña, muy parecidas a las desastrosas tarifas Smoot-Hawley puestas en vigor poco antes de la bancarrota de Wall Street en 1929, se arriesgará a sufrir las represalias de nuestros socios comerciales en todo el mundo y podría ser el detonante de una depresión económica a escala mundial.

Pero Obama puede ser un presidente diferente. Si despliega sus considerables dotes políticas y oratorias y rompe de inmediato con la ortodoxia demócrata y con su pasado de ideas socialistas y posiciones izquierdistas. Obama tiene todas las condiciones para gobernar como un verdadero independiente, no sólo recomponiendo el panorama político norteamericano, sino convirtiendo su presidencia en una tan importante y transformadora como fue la de Ronald Reagan. Lo que quiere decir que debe establecer una política económica que ignore la ideología a favor del sentido común y, como antes decíamos, rompiendo con sus numerosos pronunciamientos contradictorios en relación con la política exterior y la seguridad nacional, especialmente los puntos más candentes como Irán, Iraq y Afganistán. Eso provocará una rebelión de la extrema izquierda demócrata en el poder, de los intereses especiales, de la gran prensa que con razón se considera artífice de su elección y de seguro que no le faltarán las acusaciones de “traidor”.

Pero Obama llega a la presidencia con un mandato real por el Cambio y mejor que no se confunda, un Cambio no partidista, ese que propugnaban McCain-Palin y cuenta con la inteligencia y el poder de persuasión para llevar a los Estados Unidos por un camino bipartidista.

¿Lo hará? ¿Será ese Presidente de todos los norteamericanos? Nobama confiesa que tiene enormes reservas y desconfianza en que Obama es otra persona diferente a la que que conocemos desde que se inició en la política y que ha dejado de ser el senador más izquierdista, más izquierdista todavía que el Senador Independiente por Vermont, Bernie Sanders, que se califica a sí mismo como socialista. Al menos sus primeros pasos después de ser electo no parecen indicarlo. Su primera selección para el cargo de Jefe de Gabinete, de Rahm Emanuel, uno de los legisladores demócratas de mayor ortodoxia en la izquierda del Partido Demócrata nos hace dudarlo.

Anoche, el presidente electo concluyó su discurso con su mantra de Yes, We Can! (Sí, sí podemos). Pero hasta que demuestre lo contrario para Nobama será: No, We Can’t! (No, no podemos).

Nobama,
Nueva York 5 de noviembre de 2008

martes, 4 de noviembre de 2008

LO QUE SE DECIDE HOY II


Nobama recomienda este artículo del colega Chuck Krauthammer , publicado en Libertad Digital, porque resulta un complemento al que recomendamos de José Brechner.

LO QUE SE DECIDE HOY

Nobama preparaba un artículo que publicaríamos bajo el título que lleva este Post. Pero este artículo de José Brechner publicado en Libertad Digital, recoge nuestras ideas y mucho más por eso preferimos recomendarles su lectura en este día tan importante para nuestro futuro.

lunes, 3 de noviembre de 2008

LO QUE ESTÁ EN JUEGO MAÑANA

Por fin llega el gran día. Mañana es día de elecciones generales en los Estados Unidos y los votantes iremos a las urnas para depositar nuestro voto en las elecciones presidenciales más críticas de toda nuestra generación. Desde las elecciones de 1980 no se había producido un contraste tan marcado entre los candidatos, o lo que es más preocupante el peligro que representa equivocarse en la selección.

Nobama, siempre ha declarado su oposición al candidato demócrata Barack Hussein Obama, como dijimos en la presentación de nuestro blog, nuestro propósito es informar al lector hispano para evitar que Obama llegue a la presidencia, a pesar de ello nunca manifestamos nuestro respaldo a John S. McCain, aunque cabe decir que por eliminación de hecho lo apoyábamos. Hoy, un día antes de la votación, Nobama declara su respaldo al candidato republicano el Senador John McCain, lo hacemos primero porque estamos convencidos de que una presidencia Obama dañaría a este país que tanto amamos de forma tal, que tardaríamos años en recuperarnos, segundo por el historial de servicios prestados a nuestro país por el Senador, por su coraje y su certera apreciación de los problemas y las amenazas que enfrentamos y por último por la audacia y buen juicio demostrado al seleccionar a la Gobernadora Sarah Palin como compañera de fórmula.

Estas elecciones tienen lugar en medio de la más seria crisis económica que recuerdan los Estados Unidos desde la Gran Depresión, lo que ha desplazado a la cuestión de la seguridad nacional como tema principal de esta campaña, lo que, con más razón, nos hace pensar que resulta imperativo que votemos por John McCain.

Hoy el historial de Barack Hussein Obama está tan vacío de toda sustancia como cuando comenzó su campaña. Detrás de su retórica ampulosa se esconden un pobre curriculum y algunas relaciones personales extraordinariamente perturbadoras.

Más grave todavía resulta el hecho de que tanto él como su compañero de fórmula, Joe Biden, representan a un Partido Demócrata cubierto por una espesa capa de compromisos con intereses especiales como los abogados criminalistas, los rapaces sindicatos de empleados públicos y la extrema izquierda ambientalista a la que Obama ha prometido hacer quebrar la Industria Minera del Carbón, sin importarle la cantidad de norteamericanos que quedarán sin empleo y la subida meteórica de los precios de la electricidad, como reconoció en una entrevista con el periódico San Francisco Chronicle que circula ampliamente en Internet y que puede escucharse íntegra en el sitio Web de dicho periódico.

No podemos dejar de observar que a pesar del estado de nuestra economía, Obama se pronuncia por un cambio radical de las leyes de impuestos que lejos de propiciar una rebaja de impuestos al “95 por ciento” de los norteamericanos, como promete; elevará dramáticamente las tasas de impuestos, lo que se acompañará con un aumento de hasta $650 billones en el gasto público debido a créditos en los impuestos, el regalo de un cheque al 40% de la población que no paga impuestos y otros gastos excesivos tradicionales en los demócratas.

Y eso es sólo el punto de partida, si logran la Troika (Obama, Nancy Pelosi, Harry Reid) en Washington, tendrán un Congreso tan fuerte que podrán redistribuir la riqueza, subir impuestos y reducir los gastos de defensa, excepto para esa extraña y perturbadora fuerza militar que Obama pretende crear y que según sus propias palabras, dichas en un discurso del 2 de julio de este año, debe ser “tan poderosa, tan fuerte y bien provista de fondos” como nuestras actuales fuerzas armadas. ¿Por qué será que estos populistas socialistas enseguida inventan una fuerza militar paralela?

Y es en la defensa y la seguridad nacional donde las diferencias entre ambos candidatos son especialmente claras: McCain está claro y Obama no. Por ejemplo, McCain, sabe que un Iraq en paz es crítico para la victoria en la Guerra Contra el Terrorismo. Obama, a pesar de la retórica a la que lo obliga al campaña, no parece creer que valga la pena librar esa guerra. Más bien se comporta como si la guerra fuera a librarse aquí. ¿Contra quién?

Estos tiempos demandan un liderazgo genuino, probado, de principios y con experiencia, del tipo que John McCain ha mostrado tener en toda su vida de servicios a esta nación. Los oponentes de Obama en las primarias, incluyendo a Joe Biden, advirtieron repetidamente, que la presidencia no es un oficio para aprender sobre la marcha, no podemos estar más de acuerdo con este criterio.

Nada de lo que ha sucedido en esta última fase de la campaña nos señala que Obama es el mejor preparado y el candidato más transparente para ocupar la presidencia, si McCain es claro como el agua, Obama es tan opaco como el petróleo y no nos referimos a su color, el que en nuestro caso como hemos dicho muchas veces pensamos que es verde, porque no está preparado, sino a lo difícil que ha resultado y resulta todavía desentrañar lo que oculta el alma de este hombre. Sin dudas para nosotros John McCain cuenta con lo que hace falta para ser un exitoso presidente y Barack Hussein Obama no.

Por eso los norteamericanos debemos elegir mañana a John S. McCain.

Nobama
Nueva York, 3 de noviembre de 2008

Los futuros amigos de Obama

Nobama coloca el link a esta síntesis de artículos publicados en la prensa internacional, hecha por Cubaencuentro el nuevo “pet newspaper” (periódico mascota) del Candidato del cambio hacia el abismo.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Prolegómenos a las brigadas de respuesta rápida y al establecimiento del Odio entre clases


Nobama fue testigo de la agresión de la que fueron objeto los partidarios de McCain que se atrevieron a desfilar en Nueva York. Esto es algo que antes de la llegada del “ungido” jamás se había visto en la Gran Manzana. Nos recordó de inmediato a las turbas que gritaban “Paredón” y “Que se vaya la escoria”. Lo demás lo narra con precisión la columnista Michelle Malkin en este excelente artículo publicado en Libertad Digital.