martes, 21 de julio de 2009

Las tres grandes mentiras de Obama

La invasión de los bárbaros (Denys Arcand)

Al argumentar sus razones del por qué es necesario que el Gobierno socialice el Sistema de Salud de la nación, el Presidente Obama miente más de una vez y de paso se desdice de su promesa de campaña de que en su presidencia los viejos métodos de Washington cambiarían.

Obama nos ha dicho repetidamente, la más reciente repetición se desarrolla mientras escribimos este artículo, que:

“Si les gusta su plan de salud actual, pueden conservarlo”

Todo el mundo a estas alturas ya ha comprendido que esta es una de las mayores mentiras que se han repetido en los últimos tiempos. Hasta su Ministro de Propaganda ha dicho que esa promesa del Presidente no debe tomarse al pie de la letra. La realidad es que, como muchos norteamericanos ya han descubierto, millones de compatriotas, quizás la mayoría, se verán obligados a cambiar de Plan de Salud.

El Presidente Obama está por un mandato individual obligatorio de que todos los norteamericanos y residentes compren un seguro médico. Y no vayan a creer que cualquier tipo de seguro, sino aquél que el Gobierno entiende que cuenta con los beneficios que a su juicio debemos tener. Puede ser más caro que el que actualmente podríamos tener o incluir beneficios que no deseemos o a los que algunos podrían estar moralmente opuestos, como los servicios de aborto. Y ello no sólo afectaría a las personas que no cuentan con un seguro. La Ley que actualmente se discute en el Congreso dice expresamente que aunque las personas no estén obligadas “inmediatamente” a cambiar de su seguro actual a un plan específico del Gobierno, sí tendrían que hacerlo para satisfacer los requisitos que exige el Gobierno.

Pero, además, Obama apoya la creación de un Programa de Seguro gubernamental que competiría con el sector privado. Alguien podría decir: ¿qué tiene de malo la competencia? Pues nada, claro está. El problema es que en este caso, el plan público estaría subsidiado con el dinero de los contribuyentes, por lo que el Gobierno podría mantener sus primas artificialmente bajas u ofrecer beneficios extras. Aplicando así una suerte de “dumping” doméstico que eliminaría de forma muy sucia a la competencia del sector privado y una vez que no exista competencia, ya sabemos lo que sucede: la calidad desciende y el precio aumenta para satisfacer el apetito voraz de los burócratas en las estructuras gubernamentales.

Finalmente, millones de personas se verían forzadas a abandonar el seguro que poseen y cambiar al del Gobierno. La empresa privada, en particular, contaría con todos los incentivos para eliminar sus planes de seguro y empujar a sus trabajadores al plan gubernamental, simplemente porque les sería más económico pagar la multa del 8% de todos sus ingresos que garantizar un Plan Médico a sus trabajadores, así de sencillo. La firma especializada en análisis y consultoría sobre seguros Lewin Group, calcula que tantas como 118.5 millones de personas, aproximadamente las dos terceras partes de quienes poseen un seguro médico en la actualidad, se verán obligadas a abandonar el seguro privado y acogerse a la cobertura pública.

“Ustedes pagarán menos”

La Oficina de Presupuesto del Congreso dejó bien claro que los planes de reforma que se discuten incrementarán el costo total de la atención a la salud, a pesar de ello el Presidente Obama continúa mintiéndonos repetidamente cuando dice que su reforma reducirá los costos y ahorrará dinero a los contribuyentes. Pero no importa cuántas veces repita la misma mentira, en este caso la teoría “Goebbeliana” no funcionará, diga lo que diga, la verdad monda y lironda es que terminaremos pagando mucho más, tanto en impuestos más elevados como en primas más altas.

Digamos que la versión final de la Ley de reforma de la salud costará más de $1 millón de millones (trillón) en los próximos 10 años. Lo que significa aumento de impuestos y no se dejen engañar, no será sólo para los que ganen más de $250 mil al año.

“La calidad mejorará”.

Cualquiera que todavía piense que el Gobierno haciéndose cargo del sistema de atención a la salud mejorará la calidad de los servicios prestados, sólo tiene que fijarse en los programas bajo responsabilidad gubernamental en la actualidad: La Administración de los Veteranos está agobiada por los problemas que debe enfrentar, Medicaid es famoso por su baja calidad en el servicio y la cobertura de Medicare cuenta con enormes zonas de la atención a la salud sin cobertura y está a punto de irse en bancarrota.

Pero como si todo ello fuera poco, Obama acaba de declarar su apoyo a la creación de un panel gubernamental que tendría el poder de dictar cómo nuestros médicos deben ejercer la medicina y faltó muy poco, casi nada, para que se declarara partidario del racionamiento existente en los sistemas médicos nacionalizados de todo el mundo. Pero aunque él no haya declarado su apoyo al racionamiento, este es inevitable, es una consecuencia misma de la socialización de cualquier actividad, en pocas palabras es una consecuencia del socialismo del tipo que sea, por lo que aquí no seremos la excepción: tendremos ese peligroso racionamiento burocrático de los servicios médicos, parecido al que día a día cuesta la vida a quién sabe cuántos ciudadanos de Canadá, Gran Bretaña y Suecia.

Si quieren ver una buena película y de paso enterarse de lo que nos espera de Obama salirse con la suya, busquen la excelente película canadiense La invasión de los bárbaros, ganadora de un Oscar a la mejor película extranjera y que podría decirse que no es muy pro-norteamericana que digamos, pero sí que pone de manifiesto toda la corrupción y deficiencias de la medicina socializada en Canadá, eso mismo que Obama trata de vendernos acá.

Nobama
Nueva York, 21 de julio de 2009

No hay comentarios: