lunes, 9 de febrero de 2009

¡BUUU!… QUE AHÍ VIENE EL COCO…

"No me importa si usted maneja un híbrido
o un SUV. Si usted se dirige hacia un precipicio
tiene que cambiar de dirección".
Barack Hussein Obama


Hablemos claro: Los Estados Unidos no se dirigen hacia un precipicio. Y el Presidente Obama lo sabe, pero, una vez más, acaba de decir que así es, por lo que en su nuevo papel de Campañista en Jefe, le está haciendo a nuestro país un flaco servicio, porque además de no ocuparse de lo que tiene que hacer como Presidente, que es gobernar, sigue en campaña aunque esta terminó el día de las elecciones. ¿Habría que preguntarse entonces a qué viene todo este alboroto, como si de ello dependiera su elección como Presidente? Él sabe que la aprobación del llamado “Plan de Estímulo Económico” tiene garantizada su aprobación en el Senado y que se convertirá en Ley, gracias principalmente a 3 Senadores supuestamente Republicanos, pero que en realidad son lo que llamamos RINO (Republicanos Sólo de Nombre). Estos tres legisladores de la ignominia: Arlen Spector, Senador por Pennsylvania y de triste recordación al frente del Comité Judicial del Senado, Susan Collins y Olimpia Snowe, estas últimas Senadoras por Maine, se han aliado con Obama para llevar adelante este plan que será lo que realmente lleve a este país a la catástrofe.

Y “catástrofe” sigue siendo la palabra favorita del "Mesías", convertido esta vez en Zeus tronante que amenaza e intenta asustarnos. Si calificáramos de exageración esa expresión tal y como la presenta Obama, sería una trivialización por nuestra parte de los oscuros propósitos del “iluminado”; del “único” que puede timonear nuestra nave hacia “el mar de la felicidad del socialismo”. El Presidente aplica los mismos métodos de todos los populistas que han llegado al poder por la vía electoral: la agitación de masas con promesas que jamás serán cumplidas, la descalificación moral de los que disienten de su punto de vista, combinada muy bien con los ataques por parte de su maquinaria propagandística en la Gran Prensa y en el extrema izquierda demócrata.

¿Estaremos en realidad a las puertas de un cataclismo económico? Según Obama, sí. Él escribió lo siguiente en The Washington Post: "Para todo el mundo está claro ahora que heredamos una crisis económica tan profunda y espantosa como ninguna otra desde los días de la Gran Depresión" Pero ¿cómo sabe Obama que esta crisis es realmente más “profunda y espantosa” que otras que ya hemos visto? ¿Será que su condición de “Mesías” lo hace omnisciente?

Lo cierto es que la verdad contradice sus apocalípticas amenazas. Por ejemplo, las cifras publicadas el viernes, colocan el desempleo en los Estados Unidos en 7.6%, con cerca de 600,000 empleos no agrícolas eliminados en el mes de enero, la mayor pérdida de empleos en un mes en 34 años. Sí, estamos en una recesión y no leve. ¿Pero significan estas cifras que estamos tan siquiera cerca de los peores tiempos? Muchos responderían de forma afirmativa y creen firmemente que esta es la peor recesión desde la Gran Depresión, porque el Presidente que está para gobernar con la verdad y no para asustar, así como esos políticos en el Capitolio a quienes la boca se les llena de saliva sólo de pensar en los millones de millones que tendrán para gastar, repiten como un mantra, la misma cantaleta; el mismo sonsonete, una y otra vez, siempre con la “ayuda desinteresada” de la Gran Prensa” a quien, en gran parte, Obama debe su elección. Por eso necesitamos comparar algunas cifras y algunos hechos para realmente concluir si esta recesión es (o será) "peor", por ejemplo que las de 1973 a 1975 o la de 1981 a 1982.

Digamos que durante los años 30, el desempleo se disparó más allá del 10%, 20% y 25%, con un Producto Doméstico Bruto, totalmente plano o en reducción continua. Y esta situación se prolongó durante años.

Pero la promoción presidencial de que estamos condenados a la destrucción es lo que puede llevarnos a una verdadera “catástrofe”.

¿Qué inversionista pondría su dinero en nuestra economía si estamos tan cerca de la Depresión? ¿Quién se decidiría a crear empleos? Sí, como decíamos, el Presidente logrará la aprobación de su paquete con todo este alarmismo que ha desatado. Pero de qué servirá si en el proceso lo que hará es hundir irremediablemente la economía. Para el bien de la nación, ninguno, para sus planes de Ingeniería Social le viene como anillo al dedo.

Un Presidente responsable y democrático debe ser una voz que llame a la calma y a la determinación, debe ser fuente de fortaleza hacia la que los ciudadanos, todos, los que le votaron, y los que no, se vuelvan con confianza. En resumen lo que sentían los norteamericanos cuando eligieron a Ronald Reagan. Asustar a la gente a muerte, conque se nos viene encima una catástrofe y hacer alusiones infundadas a la cercanía de la Gran Depresión, si no hacemos lo que él, dueño de la verdad absoluta, nos dice, no es una actitud muy presidenciable que digamos.

Las Recesiones casi siempre han terminado en un año o año y medio, aún cuando no existían ni la Reserva Federal ni las teorías Keynesianas. Las deudas deben reducirse y los excesos de inventario venderse y en consecuencia, podrán recobrarse los precios de las acciones en la bolsa y la riqueza. Esos procesos sanativos, que dicho sea de paso, se logran dejando que el mismo mercado se ajuste y con regulaciones imprescindibles por parte del gobierno, no toman años como el señor Presidente afirma.

Aumentar la deuda nacional como se proponen Obama y sus acólitos, es la verdadera catástrofe apocalíptica que podría venir sobre nosotros. Si de verdad, como dice, usted quiere ayudar a la clase media y a los más necesitados, ayúdelos a mantenerse en sus casas, a conservar sus autos, en fin a que continúen con sus vidas, no nos endeude más de lo que estamos, porque con ello sólo logrará que el consumidor gaste menos, que las corporaciones no se expandan y que no crezca la economía. El aumento de la deuda es el verdadero Coco a temer, Señor Presidente. No ese que usted pretende vendernos para llevarnos hacia ya sabe usted qué cosa. Que no somos ni ciegos, ni bobos.

¡Majestad, está usted desnudo! Es hora ya de que se ponga la ropa y gobierne!

Nobama
Nueva York, 9 de febrero de 2009

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