Por Gabriel Jackson
Una encuesta reciente de The New York Times muestra que el 31% de los votantes blancos y el 83% de los votantes negros tienen una opinión favorable del candidato demócrata putativo a la presidencia Barack Obama. Confieso mi sorpresa y mi preocupación ante esa enorme diferencia, y en el presente artículo me gustaría sugerir las razones históricas por las que la “nación de inmigrantes” que más éxito ha tenido en el mundo sigue pensando de forma tan distinta sobre los negros que sobre cualquier otro componente étnico de su población.
Para empezar, siempre ha habido una “jerarquía” en la actitud de Estados Unidos hacia los inmigrantes. En los siglos XVIII y XIX había una clara preferencia por los anglosajones, germánicos y escandinavos. Eran sobre todo protestantes, sólidos granjeros, artesanos y miembros de las élites profesionales y sociales. Y antes de que, en el siglo XX, la antropología convenciera a la mayoría de las clases educadas de que todas las “razas” eran iguales, la mayoría de los norteamericanos daba por sentado que los pueblos del norte de Europa eran superiores.
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