Barack Hussein Obama, y la extrema izquierda en el poder en el Partido Demócrata, se preparan en toda la línea para intentar desacreditar a los republicanos como “El Partido del No”.
Pero, ¿cuál es el inconveniente en obstruir una agenda a la que la mayoría de los norteamericanos se opone? El Partido Republicano debía, en este caso, llevar con orgullo la placa que lo identifica como “El Partido del No”. Pero además, debía hacer campaña con el lema.
¿Por qué? Porque están diciéndole No a las mismas cosas que la mayoría de los norteamericanos también decimos No. Le están diciendo No a la expansión masiva del Gobierno, al ofensivo déficit por el enorme gasto público, a los inevitables aumentos en los impuestos, a los mandatos que aumentan el desempleo y a las políticas destructivas dictadas desde la extrema izquierda.
¿Quién sería capaz de no decir Sí a cualquier político que diga No a todo eso?
No obstante, la estrategia de culpar al Partido Republicano por la parálisis en Washington le proporciona una nueva energía a los corifeos de Obama en la llamada Gran Prensa Norteamericana, quienes están desconcertados por la erosión sufrida en el apoyo del pueblo norteamericano hacia “su hombre”. Los comentaristas izquierdistas demonizan a los Republicanos como los gángsteres del estancamiento y predicen una reacción popular contraria a los Republicanos.
Así, esta semana, Barack Hussein Obama, tuvo el gesto grandilocuente de invitar a los Republicanos a una Cumbre bipartidista televisada de medio día, sobre la Atención a la Salud y les advirtió -a los Republicanos- que vinieran preparados para establecer compromisos. Entretanto, y en sospechosa sincronía, tanto él como los líderes del Congreso, Reid-Pelosi, reafirmaron su compromiso con el ObamaCare que aprobaron sin incluir ni una sola de las prioridades de los Republicanos sobre el tema. De ahí que el problema no es si los Republicanos dejarán de decir No, sino por el contrario, si los Demócratas dirán Sí y se moverán hacia el centro. Y todo parece indicar que continuarán presionando con el ObamaCare, algo con lo que está sobradamente comprobado, la mayoría estamos en desacuerdo, a pesar de la intensa campaña propagandística de Obama y sus secuaces, de la campaña publicitaria lanzada y financiada por las grandes compañías farmacéuticas y de atención a la salud, a pesar de la enorme cantidad de historias de horror y misterio, elaboradas por los medios afines al Gran Timonel, para crear la demanda de una atención a la salud controlada por el Gobierno.
Por otro lado, aunque hay un elemento cierto en los reclamos Demócratas de que los Republicanos están deseosos de beneficiarse de los fracasos de Obama, no es menos cierto también que la acusación de que los Republicanos no tienen ninguna idea al respecto es otra de las grandes mentiras del que ya se perfila como el Presidente más mentiroso en la historia de este país. Tienen ideas y también poderosas razones para decir No a lo que la administración pretende. El pueblo norteamericano está deseoso de verse representado en Washington en la oposición a la pieza legislativa más izquierdista en la historia de la nación. Luego de haber perdido la brújula de las razones por la que los votantes los enviaron a Washington y haberse comportado como vulgares políticos gastadores igual que la mayoría de sus pares Demócratas, por fin parece ser que la mayoría de los Republicanos han aprendido la lección y cuentan con varias reformas todas basadas en el mercado y no en las regulaciones gubernamentales. Ninguna de ellas está, por supuesto, en ninguna de las dos versiones existentes del ObamaCare, ya que los Demócratas pensaron que con su súper mayoría podrían al final embutirnos esa abominación que satisface todos sus sueños de socialización de la atención médica. Pero a pesar de su súper mayoría no pudieron y ahora culpan de ello a los Republicanos.
Ellos deben acudir y librar su batalla presentando sus propuestas acordes con los principios económicos que han hecho grande a este país y mucho menos costosas que la gigantesca toma gubernamental de la atención a la salud del ObamaCare. Algunos Republicanos en el Congreso quieren rechazar la invitación de Obama, porque tienen el temor de que si van terminarán siendo forzados a aceptar una mala ley en nombre del bipartidismo para no aparecer como obstruccionistas. Y habría que decir que esa es precisamente la intención que se esconde detrás de la supuesta propuesta de bipartidismos de Barack Hussein Obama, en realidad lo que pretende es la rendición de los Republicanos, para él bipartidismo significa: hagan lo que yo deseo. Por eso, los líderes Republicanos deben aceptar la invitación e ir allí con sus ideas y establecer el contraste que representa una propuesta de Ley que costaría $180 mil millones en los próximos 10 años, contra el ObamaCare que costaría $2.5 millones de millones (trillones) en el mismo espacio de tiempo y que acabaría por destruir el mejor sistema de salud del mundo.
El país, We The People, esperamos ansiosos a que por fin se deje escuchar nuestra voz en todas las cadenas de Televisión y C-Span acerca del ObamaCare y lo que esperamos del Gobierno y nuestros legisladores. Estamos ansiosos de ver como nuestros verdaderos representantes convierten esta puesta en escena de Teatro Kabuki, organizada y dirigida por Barack Hussein Obama, en un verdadero foro en el que la voz del pueblo diga finalmente No a los planes socialistas del Tartufo de la Casa Blanca.
No, No, No y mil veces No... Eso es lo que esperamos escuchar en respuesta a las pretensiones socialistas del ideólogo del 1600 de Pennsylvania, Avenue en Washington, D.C.
Nobama
Nueva York, 11 de febrero de 2010
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1 comentario:
¿Se acuerdan de aquello de "Tarea de Choque"? Lo mismo.
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