La Asamblea General de la ONU, esa entelequia vergonzosa en la que predominan los regímenes antidemocráticos y que es presidida por Miguel D’Escoto, un miserable totalitario, cómplice de todos los desmanes pasados y presentes del pedófilo Daniel Ortega, se quita el antifaz una vez más y se alinea con las fuerzas más antidemocráticas de hispanoamérica. Daba vergüenza ajena ver como los representantes de países supuestamente democráticos como este del que soy ciudadano y otros de la Unión Europea y del mundo se discutían ser los primeros en felicitar al nuevo integrante del grupo totalitario de América que encabeza Hugo Chávez y cuyo mentor desde la Habana debe estar inmensamente feliz a pesar de revolcarse en sus propias heces. Y me pareció ver allí como la democracia se doblaba herida de muerte por el estruendoso y sostenido aplauso de los allí reunidos.
La ONU aprobó por aclamación una resolución en la que condena “el Golpe Militar en Honduras” y exige el inmediato regreso al poder de Manuel Zelaya, casualmente lo mismo que exigen Chávez, Fidel Castro, Daniel Ortega y Barack Hussein Obama, todos juntos y revueltos en el mismo fangal, sin querer ver qué sucedió allí realmente y lo que es más importante, qué provocó los dramáticos acontecimientos de este fin de semana en Tegucigalpa.
Extraño golpe de estado este que condena esta miserable organización que se sostiene principalmente con los fondos de los contribuyentes norteamericanos. Golpe de Estado sin Junta Militar que tome el poder, sin un baño de sangre en las calles, sin desaparecidos, ni cárceles o estadios llenos de prisioneros que en la oscuridad de la noche sean sacados para morir bajo el pistoletazo asesino. El Congreso funciona normalmente, así como la Corte Suprema y el Tribunal Superior Electoral. No hay Ley Marcial decretada, ni suspensión de las garantías y derechos constitucionales de los ciudadanos. Por el contrario hay un procedimiento constitucional que fue seguido al pie de la letra, escrito en la misma Constitución, aprobada por mayoría abrumadora por el pueblo hondureño, que establece bien claro que no se admite ni siquiera una consulta específica para la reelección indefinida que es el objetivo final de Zelaya.
Las nuevas autoridades hondureñas sólo tienen una salida: mantenerse firmes ante las presiones como lo ha declarado el Presidente Micheletti. Sin hacer caso a las amenazas del Gorila Chávez, ni a la presión del ocupante de la Casa Blanca que se atreve a hacer con Honduras, que defiende su legalidad constitucional, lo que no se atrevió a hacer con el régimen autocrático y antidemocrático de los Mullahs que masacraban a los iraníes en las calles.
Peligroso momento para el Estado de Derecho en el mundo cuando la organización internacional que se supone vele por él, anula por aclamación la Constitución Democrática de uno de sus integrantes.
¡Qué vergüenza!
Diego Rodríguez-Arche
Nueva York, 30 de junio de 2009
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3 comentarios:
Nadie está escuchando. Nadie quiere ver la verdad.
Que horror, es como dice Cristina. Parece q no les interesa escuchar la verdad.
Niurki
Verguenza ajena -como Ud expresa- daba ver a todos estos elementos juntos acoplandose para lanzar el proximo zarpazo a la democracia del pueblo Hondureño. Cada dia me siento mas horrorizada, esta estocada del presidente Obama nos hace sentir mas solos que nunca a los cubanos que luchamos y esperamos cada dia por el retorno de la democracia a nuestra Isla.
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