A sólo dos semanas de que el Presidente Obama prometiera a la nación que “una nueva era de responsabilidad” se inauguraba con su toma de posesión, pareciera que los hechos contradicen la promesa presidencial.
Primero fueron los informes de que Timothy Geithner, debía $34,000 en impuestos federales y $8,000 en intereses. Sin embargo, fue confirmado como secretario del Tesoro.
Luego vino la salida, el martes por la mañana, de Nancy Killefer, que fue nominada para un alto cargo en la Oficina de Presupuesto y quien no había pagado impuestos de compensación por desempleo a una criada, lo que hizo que se decretara un embargo preventivo sobre su casa de Washington. Según la Casa Blanca, la misma Killefer le pidió al Presidente que retirara su nominación.
Y, por último, el flamante nominado para el cargo de Secretario de Salud y Servicios Humanos, Tom Daschle, admite que no pagó más de $120,000 en impuestos sobre un auto privado con chofer que le asignó para su uso personal un magnate de los medios muy amigo suyo y según todo parece indicar, esperaba lograr que el Senado lo confirmara.
Pero fue entonces que se desató la tormenta desde una fuente inesperada para la administración. El New York Times publicó ayer un editorial en el que llamaba a que se retirara la nominación del ex senador y hablaba del mensaje equivocado que la Casa Blanca mandaría de mantenerla. Otros importantes medios informativos del país se manifestaron de forma parecida, e influyentes Senadores clamaban por lo mismo, lo que parece dio a Daschle la indicación de que era hora de pedirle al Presidente que retirara su nominación para el cargo. Aunque habría que decir que existen rumores de que al igual que a Killefer, fue la misma Casa Blanca quien le expresó que lo mejor era que liberara al Presidente Obama de su nombramiento.
Lo cierto es que inmediatamente que se supo que el ex senador pedía que se retirara su nominación, el Presidente aceptó la solicitud. Posteriormente ese mismo día, en una entrevista concedida a Chris Wallace en Fox News, dijo que la nominación de Daschle había sido un error, exactamente “una metedura de pata suya”, y luego en otra entrevista con ABC dijo que era “una herida autoinflingida”. Recordemos que el Presidente antes, cuando la noticia salió a la luz, calificó el asunto de pequeño problema con los impuestos y de “error honesto”, algo que hasta hoy mantiene y que respaldaba “absolutamente” el nombramiento de Daschle. Parece que el ex Senador estaba “excepcionalmente preparado” para obtener la excepción en la aplicación de los muy alabados edictos sobre conflictos de interés firmados por el Presidente hace apenas dos semanas.
Para muchos, como Nobama, el caso de Daschle no reviste mucha sorpresa, como ex líder de la mayoría en el Senado, él pensaba que su pertenencia al que se conoce como exclusivo Club del Senado haría que lograra los votos para ocupar el cargo. Pero dada las situaciones similares presentadas por el ya Secretario del Tesoro Timothy Geithner, el Presidente del Comité de Formas y Medios de la Cámara de Representantes Charles Rangel y de Nancy Killefer. Al ex Senador no le quedó ninguna otra opción.
Como comentó el encuestador John Zogby: “Uno es un error. Dos es un problema. Cuando hay un tercero, se empieza a convertir en un problema de juicio. ¿Cómo pedir al pueblo que se sacrifique cuando los miembros del gabinete no lo hacen hasta que los sorprenden?” Nobama no puede menos que asumir como suyas las dudas expresadas por el encuestador, pero agregaría otra a las ya hechas: ¿acaso esta gente no cuenta con un ápice de vergüenza?
Pero lamentablemente hay más. Obama fue casi elevado a los cielos cuando anunció que ningún cabildero tendría una posición de importancia en su administración. Pero la realidad es que por lo menos dos docenas de sus nombramientos en toda la escala hasta llegar a integrantes de su gabinete, han sido cabilderos inscritos. Esta lista incluye a Mark Patterson, Jefe de Gabinete de Geithner, a George Mitchell, antiguo cabildero de Goldman Sachs y ex Senador, nombrado como enviado especial al Medio Oriente y que está afiliado a una firma con una amplia lista de clientes en esa región y a William Linn, quien, hasta que fuera nominado como número 2 del Departamento de Defensa, era cabildero de Raytheon, un importante contratista del Departamento de Defensa.
Habría que preguntarse como Diego Rodriguez-Arche en un artículo anterior: “¿Qué se hizo del hombre del Cambio en la manera en que Washington funciona?” Obama puede todavía demostrar que el es el indicado para llevar a cabo el cambio en Washington que pide el pueblo norteamericano, hay una medida que demostraría que es sincero al reconocer su error: Pedirle la renuncia al ya Secretario del Tesoro Tim Geithner y a su Jefe de Gabinete, porque si Daschle y Killefer fueron un error, sin dudas de juicio de serlo, el Secretario del Tesoro también lo es, así como todos los cabilderos que ha nombrado a pesar de que prometió que eso no sucedería en su administración.
Nobama no cree que esta será la actitud que asumirá el Presidente. Ayer dedicó buena parte de su tiempo al Control de Daños y sin dudas se ha visto a la defensiva en este asunto y en otros en los que no le va muy bien en las encuestas, como el cierre de Guantánamo y la utilización de fondos federales en organizaciones que realizan abortos fuera de los Estados Unidos.
Ya hoy dio vuelta a la página y la emprendió contra los ejecutivos de Wall Street y firmará la Ley SCHIP, el primer paso importante de Ingeniería Social en su viaje al Socialismo que toma su administración. Pero lo cierto es que este caso no desaparecerá fácilmente del panorama político, por lo que Obama no podrá decirnos como al Representante Eric Cantor en la puesta en escena que montó para “escuchar” las propuestas de los Republicanos para su llamado Plan de Rescate de la Economía: “Yo gané. Así que yo llevo la voz cantante en eso. No Señor Presidente, esta vez usted perdió y We The People ganamos.
Nobama
Nueva York, 4 de febrero de 2009
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