miércoles, 16 de septiembre de 2009

El Antisionismo, fase superior del Antisemitismo

La Revista Digital Cubaencuentro, que publica la Asociación de Encuentro de la Cultura Cubana, esa dependencia madrileña del Ministerio de Kultura de la dictadura castrista, publica en su sección de Opinión un artículo firmado por Susana Mendoza, fechado en Ammán, la capital de Jordania, con el título de Los asentamientos de la discordia y lleva un subtítulo que es toda una declaración de principios: “Netanyahu provoca que las relaciones entre Washington y Tel Aviv estén de capa caída”. Tanto el título como el subtítulo están llenos de antisionismo, ergo de antisemitismo. Y lo que podría parecer un error de desconocimiento de la articulista acerca de cuál es la capital de Israel no lo es, porque cambiar Jerusalén por Tel Aviv, no tiene otro propósito que decirle de forma subliminal al lector, que Israel usurpa a Jerusalén, ciudad que la Autoridad Palestina exige como capital de su futuro Estado.

Una vieja máxima racista, cuyo origen y autoría es tan antiguo que se pierde en el polvo de los tiempos reza que “cuando no puedas obtener el elogio de ninguna otra forma, échale la culpa a los judíos”. Y la tal Susana Mendoza sigue esta máxima en su artículo y Cubaencuentro, a la que parecen faltarle los elogios y también el dinero, aprovecha la oportunidad de explotar el enraizado prejuicio antisemita del antisionismo de la progresía socialista, de los totalitarios y populistas de izquierda y de derecha y de paso congraciarse con el nuevo adalid de la “Causa Palestina” Barack Hussein Obama. Y el asunto de los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este, resulta particularmente oportuno para lanzarse, una vez más, a culpar a Israel de que no exista un acuerdo de paz duradera en el llamado conflicto árabe-israelí. En este punto, cabría preguntarse: ¿Cuántas veces habrá que repetirlo? Desde 1948 y la fundación del Estado de Israel, quienes se niegan a la convivencia pacífica en el Oriente Medio no son los “pérfidos” judíos, sino los “amables” y “tolerantes” árabes de ese pacífico mundo Panarábigo, que llevan siglos construyendo.

La articulista culpa a la decisión del gobierno israelí de construir nuevos asentamientos en Cisjordania y concluir los ya iniciados allí y en Jerusalén, de las tensiones evidentes entre Estados Unidos y el Estado de Israel. Cuando la realidad es que el deterioro comienza desde el mismo instante en que Obama asumiera la presidencia y mucho más después de su ya famoso discurso de El Cairo, que fue como una revelación tanto para los israelíes como para sus enemigos. Este discurso, como muy acertadamente dice Anne Bayefsky, “fue el equivalente a un terremoto, una distorsión de la historia, un insulto al pueblo judío y el abandono de los mismos derechos humanos de las víctimas en los mundos árabes y musulmán”, por eso no es de extrañar que el selecto auditorio escogido se mostrará tan entusiasmado. Allí, Obama equiparó al Holocausto con lo que llamó el “desplazamiento” de los Palestinos al decir que las persecuciones y el antisemitismo culminaron en el Holocausto de seis millones de judíos y que resultaba también innegable que el pueblo palestino ha sufrido en busca de una patria. En este discurso, Obama llamó “punto muerto” al conflicto árabe-israelí, con lo que distorsionó, como los árabes y antisionistas, la realidad histórica al culpar de los sufrimientos de los palestinos al “desplazamiento” provocado por la creación de Israel que, como habría que recordarle tanto a Obama como a la articulista, surgió por el plan de partición aprobado por la ONU, en el que se creaban dos estados, uno árabe y otro judío. Los judíos aceptaron el plan y los árabes lo rechazaron. Israel siempre ha estado dispuesto a vivir en paz y los árabes siempre han escogido la guerra. Así lo han hecho en 1948, 1956, 1967, 1973 y 1982 y tras morder el polvo de la derrota en cada una de ellas, desataron el terrorismo criminal contra la población civil israelí. Es evidente que tanto en la distorsión histórica del discurso de Obama, como en el artículo de Cubaencuentro, sólo cuenta un “desplazamiento”. Ya que ambos omiten el que sufrieron los 800 mil refugiados judíos en todos los países árabes como respuesta a la creación del Estado de Israel.

En el artículo se hace evidente, aunque no de forma explícita, el criterio de Obama de que los Presidentes que lo precedieron no fueron “lo suficientemente honestos que debieron ser”, acerca de los asentamientos, lo cual es completamente falso. Todos los ocupantes de la Oficina Oval desde Richard Nixon se han expresado de forma desfavorable sobre los ellos. Pero sin dudas Obama enfoca el tema de una forma arrogante como no se había visto desde los días de Bush 41, cuando el antisionista y antijudío, James A. Baker III, era el Secretario de Estado y la hostilidad hacia Israel de ambos políticos era tan palpable como ahora.

En el discurso de Obama la palabra “honesto” fue cuidadosamente escogida y está llena de significado. Como señalan algunos especialistas en la jerga diplomática destinada a las relaciones entre países, el adjetivo “honesto” con frecuencia se usa para denotar animosidad. Cuando, por ejemplo el Departamento de Estado califica las reuniones de Mitchell con Netanyahu de “abiertas y honestas”, esa descripción significa que estuvieron caldeadas y que primó la confrontación. Pero específicamente en las relaciones entre Estados Unidos e Israel, “honesto” tiene un origen que no puede ser ignorado. Cada vez con mayor frecuencia se utiliza unida a otra palabra como un eufemismo destinado a criticar los estrechos lazos que históricamente han existido entre los Estados Unidos e Israel, porque esta estrecha relación debe ser enfriada para asumir una postura más distanciada y afirmar que toda la intimidad de este tipo debe ser abandonada en favor de una postura más alejada, que permita que los Estados Unidos puedan servir como “intermediario honesto” (honest broker) en el Medio Oriente.

El uso de esta frase tiene su origen al menos 30 años atrás y parece que entró a formar parte del diccionario de eufemismos de los antisionistas y del Departamento de Estado en honor al papel desempeñado por Jimmy Carter en el proceso de paz que trajo como consecuencia los acuerdos de paz de Camp David entre Israel y Egipto. El éxito alcanzado en estas negociaciones, principlamente gracias al pragmatismo de Anwar Sadat y del miembro del ala dura israelí de entonces, Menachem Begin, hizo que se pidiera a Estados Unidos que continuara sirviendo como “intermediario honesto” entre Israel y los restantes 21 países árabes y la Autoridad Palestina quienes, a diferencia de Egipto, aun rechazan reconocer su existencia como Estado Judío y continúan llamándole la Entidad Sionista.

Para los defensores a ultranza de la “Causa Palestina” como la articulista, la progresía europea, la izquierda norteamericana y todo parece indicar que Cubaencuentro, la frase “intermediario honesto” realmente quiere decir que los Estados Unidos deben darle la espalda a Israel y alinearse con los Palestinos en las negociaciones. Eso fue lo que hizo Clinton cuando convenció al entonces Primer Ministro Ehud Barak para que aceptara un Estado Palestino y sorpresivamente al regresar a la Mukhtara Yasser Arafat, rechazó el acuerdo y desató la ola de terror que ya conocemos como la Intifada. Barack Hussein Obama, parece estar en la misma cuerda que Clinton, la diferencia es que el Primer Ministro de Israel se llama Benjamín Netanyahu, quien quiere la Paz, pero verdadera y duradera, no la de los sepulcros que sería aceptar las condiciones que pretender imponer Obama.

El artículo de Susana Mendoza, no puede concluir de forma más insidiosa, sólo comparable a alguna que otra desvergüenza escrita por Arturo López-Levy o Alejandro Armengol.

“Obama lo tiene difícil para cumplir la promesa de llevar la paz al Medio Oriente; varios presidentes estadounidenses lo han intentado antes. El último fue George W. Bush, con la Conferencia de Anápolis, que al final quedó en agua de borrajas. Además, ahora tiene que lidiar con Benjamín Netanyahu, un primer ministro del ala dura, que tiene como ministro de Exteriores a un político que proclama que habría que echar a todos los árabes de Israel”.

Este final implica que sólo dándole la espalda a Israel y aliándose con sus hermanos de la Umah (la comunidad de los fieles) Obama logrará la paz en el Medio Oriente, porque al desaparecer la Entidad Sionista, léase el Estado Judío, el Islam reinará y el sueño del Panarabismo se cumplirá y de paso vuelve a dejar caer el peligro de nuevos “desplazados” con la mentira de que Avigdor Liberman, Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, ha proclamado que “habría que echar a todos los árabes de Israel”. Miente la articulista, lo que ha propuesto Liberman es que se obligue a todos los ciudadanos israelíes, incluidos los de la minoría árabe, a jurar lealtad al Estado Hebreo y el que no lo haga debe retirársele la ciudadanía israelí. Lo cual es algo muy distinto y hasta justo teniendo en cuenta que Israel está amenazado con su destrucción y rodeado de enemigos dispuestos a hacerse volar en pedazos para matar judíos y de un peligroso enemigo que todo parece indicar que poseerá el arma atómica con la que amenaza borrar de la faz de la tierra a Israel.

Martin Luther King, tenía toda la razón cuando llegó a la conclusión de que “cuando la gente critica a los sionistas en realidad están pensando en los judíos. Son antisemitas”.

Nobama
Nueva York, 16 de septiembre de 2009

2 comentarios:

Cero Circunloquios blog de Ley y Niurki dijo...

Hola Nobama, acabo de ver esto:
http://creepingsharia.wordpress.com/2009/09/17/obama-taps-muslim-for-top-job-at-federal-dhs/
Esto no puede ser bueno
Niurki

Nobama dijo...

Tiene usted toda la razón, amiga Niurki. Esto no es nada bueno, forma parte de la dirección en que Obama quiere orientar a esta nación. Si está al tanto de los acontecimientos más recientes, supongo que sabrá que Obama acaba de cancelar la instalación de la Defensa antimisiles en Chequia y Polonia. Y lo hace en el mismo instante en que la IEA dice que ya están listos para fabricar la bomba nuclear y que están súper avanzados en el vehículo portador, hace sólo unas semanas probaron un cohete de tres etapas supuestamente para poner en órbita un satélite y Ahmadineyad ya les ha dicho que no discutirán su programa nuclear. Por otro lado lo que ya habíamos dicho que sucedería con la visita a Rusia, se demuestra, "Apretar el botón de Reestablecer (Reset) las relaciones con Rusia" en realidad significa rendirse a las exigencias rusas dando por buenas vagas promesas del Kremlin. ¿La respuesta rusa? El ministro de Relaciones Exteriores ruso declaró que están en contra de nuevas sanciones a Irán. Lamentablemente se nos vienen encima días muy peligrosos.
Gracias por el link del artículo y perdone la extensión.
Saludos,
Nobama