Un buen consejero de finanzas podría llamarle una carpeta de inversiones diversificada: Varios bancos, una compañía de seguros (AIG) y una empresa que fabrica vehículos automotores, la General Motors.
Nuestro CEO en Jefe debe sentirse muy feliz. No hay dudas de que su “recorrido” de compras de los últimos meses ha sido muy productivo. Ahora todos somos propietarios colectivos de esas instituciones, un paso adelante, más bien un golpe de remo más que llevará nuestra nave a navegar por el mar de la felicidad hacia el que nos conduce nuestro Gran Timonel, Comandante en Jefe, Presidente y Primo CEO Assoluto, Camarada Barack Hussein Obama.
El Gobierno Federal se dispone a ser propietario de alrededor del 70% de una General Motors reestructurada una vez presentada la petición de bancarrota anticipada, ya que la misma se producirá a menos de 60 días de que Obama “despidiera” al antiguo CEO Rick Wagoner.
Mientras, Edward Liddy el CEO de AIG, también bajo supervisión de nuestro gobierno colectivista, anunció recientemente que dejaba su puesto. Cualquiera en su caso habría hecho igual. Para qué recibir un salario de $1 al año, si todas sus decisiones están sujetas a revisión por parte de la “brillante mesa de Pericles” que componen los asesores del Primo CEO Assoluto, nuestro Gran Líder, Sol de la Nación y Cambiante en Jefe Barack Hussein Obama.
No en balde somos el hazmerreír de casi todo el mundo y hasta un columnista de Pravda, el antiguo órgano del Partido Comunista de la extinta Unión Soviética se burla con escarnio de los Estados Unidos: “Habría que decir que, como la ruptura de una enorme represa, el descenso de Norteamérica en el marxismo sucede a una velocidad espeluznante, teniendo como telón de fondo a un pasivo, desventurado y borreguil… excúseme querido lector, quise decir pueblo”, escribió Stanislav Mishin. Y añadió: “el gasto y la impresión de moneda (de Obama) marca un récord, no sólo en los Estados Unidos sino en todo el mundo. Si esto se mantiene así por más de otro año, en el mejor de los casos Estados Unidos se parecerá a la República de Weimar y en el peor a Zimbabwe”.
China y Rusia han puesto las cartas encima de la mesa y abogan ya sin miramientos por reformar el sistema monetario vigente. Y los bancos centrales de medio mundo están acumulando reservas de oro ante la desconfianza que, hoy por hoy, genera el dólar. Y según hemos podido conocer, ya se vislumbra el nacimiento de una nueva divisa mundial: El Fondo Monetario Internacional (FMI), anunció a través de su director gerente, Dominique Strauss-Kahn, que emitirá bonos por primera vez en su historia. Y no tardo ni perezoso, Putin, el hombre fuerte de Rusia, comunicó al organismo que quiere comprarle bonos por valor de 10 mil millones de dólares. Todo el mundo comienza a huir en estampida del billete verde que ha sido la divisa por excelencia para las transacciones comerciales internacionales.
En el frente hipotecario, para irnos acostumbrando al lenguaje militar socialista, las cosas siguen presentándose color de hormiga. Todos recordamos cuando el “ungido” tomó posesión como lloraban de alegría muchas familias porque pensaban que los bancos no ejecutarían sus hipotecas morosas. Ilusiones vanas como las avellanas: los embargos se disparan a velocidad incontrolable. Por primera vez los préstamos de alta calidad, los llamados prime, son ahora los protagonistas de las ejecuciones hipotecarias, un proceso que hasta el momento sólo había afectado a los créditos de baja calidad, los llamados subprime. Consecuencia directa, según los expertos, del aumento del desempleo, provocado fundamentalmente por el cierre de pequeñas y medianas empresas que no son lo suficientemente “grandes como para merecer que el Gobierno les inyecte dinero para impedir su quiebra”. A eso le llaman repartir la riqueza, es decir la desaparición de la clase media empresarial para nivelarla con los “más desdichados de la sociedad”.
Si Obama continúa por esta senda suicida, lo que hoy son amenazas podrían llegar a convertirse en realidad. Al carecer de respaldo real, el valor del dólar depende en última instancia de la capacidad del Tesoro para colocar sus bonos y refinanciar su abultado endeudamiento. Sin embargo, los acreedores de Estados Unidos advierten seriamente de que podrían cortar el grifo del crédito que abastece a Washington. En tal caso, de no recuperarse antes la economía con intensidad y solidez, el colapso del dólar dejará de ser una utopía y pasará a convertirse en una auténtica pesadilla. Y es que el peor de los mundos no es la temida deflación, sino una recesión inflacionaria.
Pero el Gran Timonel aconsejado por su “brillante” equipo de asesores económicos se embarca en una política de gasto público desenfrenado gracias a la capacidad de imprimir billetes y, con ello, generará la hiperinflación. Buscan conscientemente devaluar la moneda vía inflación para deshacerse de la pesada carga de la deuda. Lo consigan o no y más allá de que se trata de una salida inmoral e injusta, incumplir sus compromisos que es lo mismo que hace hoy Chávez y viene haciendo Fidel Castro hace 50 años, lo realmente grave es que una política inflacionaria e, incluso, hiperinflacionaria como decíamos, se traduce en un drástico empobrecimiento de la sociedad en su conjunto. El Gobierno impone la miseria a los ciudadanos responsables, que ahorran para el futuro de sus hijos con el fin de llevar adelante el proyecto de ingeniería social socialista que se ha trazado la administración. De ahí la velocidad espeluznante a que se refiere el columnista ruso. Porque mientras más avancemos en este camino, en el que el gobierno siga adueñándose de compañías privadas, cuando no de sectores industriales completos, más difícil será regresar al sistema de libre empresa que ha mantenido próspera a esta nación por más de doscientos años. Lo que en definitiva es la piedra angular de la famosa agenda de Cambio de Barack Hussein Obama. Recuerden siempre la famosa Santísima Trinidad del “ungido”: Seguro Médico Universal, Política Energética y Redistribución de la Riqueza, ditto, Política de Impuestos.
Es hora de que las mentes más claras en el Congreso y los Gobiernos estatales de ambos Partidos, se decidan a enfrentarse a esta carrera desenfrenada en Amok hacia el abismo y le digan claramente a Obama: ¡Es hora ya de girar la nave a estribor Sr. Presidente!
Nobama
Nueva York, 28 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario