El Obamatollah, como lo bautizara acertadamente un lector de Nobama, promedió bien a los ojos de los europeos, de los turcos y de los medios de comunicación que no cesan de hablar de su simpatía y de sus buenas intenciones. Y como todos sabemos, recordemos a Carter, el camino a la toma de embajadas y de rehenes y a la humillación estratégica está empedrado de buenas intenciones, las que generalmente van acompañadas de una peligrosa ingenuidad.
En cada una de las etapas de su viaje europeo, Obama, como a Galileo, vistió a los Estados Unidos con San Benito y Coroza Inquisidora y con ello logró grandes aplausos, pero a cambio no consiguió serios acuerdos económicos o de seguridad. Luego llegó a Turquía y rindió nuestro orgullo nacional, abarató nuestros intereses nacionales y se metió en asuntos que no eran de su competencia.
Para aclarar el punto de la no competencia, supongamos que el presidente de la Unión Europea viaja a Cuba e insiste allí en que a uno de los pocos países gobernados por una sangrienta tiranía debían permitirle formar parte del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Ese sería el equivalente a lo que hizo Obama el lunes en Ankara cuando declaró que apoyaba el ingreso de Turquía en la Unión Europea.
Los europeos no quieren a Turquía en su unión. Y no la quieren porque no es un país europeo, ni su cultura es europea. Y no es asunto nuestro presionar a Europa para que le de cabida en su unión a un enorme y truculento país musulmán que está sufriendo un lento pero progresivo golpe de estado islamista.
Los europeos estaban aterrorizados con la pataleta que protagonizara Turquía la semana pasada en la cumbre de la OTAN. Los turcos se empeñaron en frustrar el nombramiento de un gran demócrata, el danés, Anders Fogh Rasmussen, como nuevo Secretario General de la OTAN. ¿Por qué? Porque cuando era Primer Ministro de Dinamarca no ordenó la lapidación del caricaturista que representó a Mahoma.
Lo que nos asusta aun más: Obama no tiene idea de lo que está pasando en Turquía. Al llegar a Ankara de rodillas, le dio su aprobación a un gobierno islámico ácidamente contrario a todos nuestros valores y que está empeñado en destruir el legado de Mustapha Kemal Atatürk acerca de la separación entre las mezquitas y el gobierno.
El AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) que gobierna en Turquía, significa cabezas y caras cubiertas, el Corán y su Ley de la Sharía, censura y elecciones fraudulentas. Por eso la alarmada clase media y los sectores más liberales del país se oponen a que lo conviertan en un estado islámico. Los efusivos elogios de Obama hacia los dirigentes del AKP dejan a los demócratas en la estacada. Lo que presenta innegables similitudes y una cuasi obligada asociación con la reciente visita de 7 Congresistas Negros norteamericanos a Cuba en la que dejaron abandonados a los demócratas disidentes, para abrazar la causa de los 5 espías encarcelados en los Estados Unidos. Sin dudas, una coordinada sincronía con los presupuestos políticos e ideológicos del Obamismo: Los Estados Unidos, ante todo, tienen que disculparse, por eso no resulta extraño que el ex Pantera Negra Bobby Rush lo haya expresado así en La Habana.
Pero en fin, regresemos al Obamatollah y a su desastroso tour europeo y turco.
Señor Presidente, los Estados Unidos no tienen por qué disculparse ni con Turquía, ni con Europa y mucho menos con el dictador Fidel Castro y su camarilla.
Al insistir en que los Estados Unidos siempre son los culpables de todo lo acontecido en la historia pasada y reciente, Obama omitió toda mención a la traición a nuestras tropas en tiempo de guerra por parte de los turcos; su continua opresión a la minoría Kurda, como hacía Sadam Hussein en Irak y a la voluntad del AKP de convertir a un país con una Constitución secular en otro islámico Wahhabita Salafita. Del genocidio armenio cometido por los turcos, ni una palabra tampoco, a pesar de que en su campaña no se cansó de cortejar a los armenioamericanos con el tema. Y sus desdeñosos y ofensivos comentarios acerca del Presidente Bush fueron realmente de una mezquindad escandalosa.
Después que se hayan apagado los ecos del tour europeo y turco del Supremo Líder de la Casa Blanca ¿qué habrán ganado los Estados Unidos?
Él dijo a los europeos que la culpa por la crisis económica mundial recae enteramente en nosotros. Ni una mención a la codicia del viejo continente, a sus gobiernos botarates, o a la manipulación de la moneda China. Nosotros somos los culpables, azotadnos, por favor. Y a cambio los europeos no le concedieron nada.
¿Y los turcos? El Obamatollah llegó y abandonó a los partidos políticos seculares, la única esperanza de democracia para Turquía. Enfureció a los europeos y al restarle importancia, renegó de nuestra tradición Judeocristiana, la misma en la que se basan nuestros documentos fundacionales. ¿Acaso los turcos en reciprocidad renegaron de la importancia que para ellos tiene el Islam? En Turquía no obtuvo nada que ya no tuviéramos. Ah, sí, aplausos y más aplausos, sonrisas y señales de aprobación de los gobernantes turcos.
Pero bueno, parece ser que nuestro Gran Líder venía tocado por las vibraciones de Su Majestad Abdulah bin Abdulaziz, cuando se inclinó reverente ante él y, según cuentan, le besó la mano, práctica común entre los súbditos salafitas de la monarquía saudita. Que no por gusto fue el único jefe de estado que se inclinó ante él bajo la risueña mirada del Presidente francés Nicolás Sarkozi. Hay quien dice que hasta se le escuchó decir muy bajo, casi en un susurro: ¡Alah al Bakr!
Nobama
Nueva York, 8 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Diego,
lo de Obama en Turquia y los congresistas del Black Caucus en Cuba ha sido friamente calculado. Los congresistas del Caucus son la avanzada del presidente para iniciar las negociaciones con mira a establecer las relaciones con Cuba. Estos congresistas todos comparten su misma ideologia y son de su mismo partido. Ademas no hubieran ido a negociar con los Castro sin el beneplacito del presidente. No hay que ser ciego. Esto estaba ya cocinado con Obama.
Recordemos que el prez es admirador de Saul Alisnky y amiguito de Bill Ayers.
Los zorros estan dentro del gallinero y ya estan haciendo estragos. Que Dios se apiade de USA!. Y todvaia hay tarados que siguen creyendo en el verso que les vende este vendedor fantoche de aceite de serpientes.
Publicar un comentario