lunes, 2 de marzo de 2009

Después de la manifestación en Nueva York

Ayer, con un frío que arrugaba los dientes, parafraseando a Jorge Mañach en Martí el Apóstol, un puñado de cubanos dignos nos reunimos pacíficamente para protestar y exigir un cambio democrático frente a la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas, usurpada por la dictadura que asola la tierra en que nacimos la mayoría de los que orgullosamente nos llamamos cubanos, aunque otro sea, en muchos casos, el pasaporte que conservemos en la gaveta en que guardamos una copia de nuestra inscripción de nacimiento o de nuestra fe de bautismo, o alguna que otra carta, quizás ya lastimada por el paso del tiempo, de nuestros padres, hermanos o amigos a los que nunca dejamos de amar a pesar del paso del tiempo y de la distancia.

Hoy, llega el momento de la reflexión sobre lo acontecido ayer. Pero antes valdría la pena señalar la poca resonancia que recibió este esfuerzo por parte de algunos medios que debían haberle dado una mayor cobertura, por ejemplo, Cubaencuentro consideró que sólo merecía que se reprodujera lo que algunas agencias de noticias publicaron y eso fue lo que hicieron, reproducir una síntesis de lo publicado por El Nuevo Herald, que tampoco mostró gran interés en reportar la protesta y casi estoy seguro de que lo hicieron porque no podían obviar la presencia allí de Paquito D’Rivera y sus declaraciones a la agencia española EFE.

Decía, que hoy, toca la reflexión y me dispongo a compartir con ustedes la mía. En mi caso, considero que aunque ayer sólo estuvimos allí lo que tanto el Herald como Cubaencuentro llaman decenas de personas, el resultado fue un éxito, lo cual no excluye que también nos cuestionemos por qué fuimos tan pocos si en los estados limítrofes y en la Gran Manzana sumamos aproximadamente 157 mil cubanos.

Esperanza, mi colega en Nobama, que también estuvo allí, me decía que para ella los organizadores no tenían el poder de convocatoria que, por ejemplo, tendría una organización reconocida por el exilio cubano y que por eso, a pesar del esfuerzo realizado sólo habían acudido unas decenas. Confieso que al inicio casi comparto esa opinión, pero me dije: ¿entonces por qué estuve yo allí? ¿Por qué estuvo ella que no es ni siquiera cubana y estaba de visita en Nueva York? Ninguno de los organizadores es mi amigo, ni siquiera un conocido ocasional y mucho menos de mi colega.


Tratando de llegar al meollo del asunto, comenzamos a indagar quiénes habían convocado la raquítica contra manifestación de la ignominia a favor de la dictadura ya que si manifestamos entre 200 y 300 personas, ellos podrían contarse entre 30 ó 40 personas en su punto pico de asistencia y, sorpresa, la convocatoria la hicieron organizaciones pro castristas de gran influencia en la izquierda norteamericana e inmigrante: Pastores por la Paz, Brigada Venceremos, el Internacional Action Center del Ex Fiscal General de los EE.UU., Ramsey Clark, La Casa de las Américas de Nueva York, que todos sabemos que es casi un apéndice de la Misión Cubana ante la ONU, Pro-Libertad, organización boricua por la Independencia de Puerto Rico, la Coalición A.N.S.W.E.R, Socialist Workers Party, la Iglesia San Romero de las Américas y otras más menos conocidas. Luego, la lógica nos indica que el factor capacidad de convocatoria como que no funciona mucho en este caso. Porque estas organizaciones son capaces de movilizar millones de dólares para apoyar sus causas izquierdistas, entre ellas las más visibles del Gobierno de Cuba como la Libertad para los 5 y el fin del Embargo.

Luego, ¿qué pasó? Como decía se podría especular con muchas razones que van desde la apatía en el exilio, como dice mi estimado Camilo López Darias en su blog, porque el tema Cuba ha dejado de ser uno trascendente, hasta el miedo a ser fotografiado o reconocido por los agentes de la dictadura con lo que peligraría la posibilidad de obtener el infamante permiso de entrada para visitar la Isla. Entre esos extremos de seguro habrán muchas otras razones. Y creo que es importante que cada uno las analice y encuentre su propia respuesta.

Yo estuve porque para mí, más que nunca antes, la urgencia por un Cambio en Cuba es abrumadora. Tantas son las fuerzas que se han aliado para legitimizar a la Dictadura y tan propicia es como nunca la realidad política en los Estados Unidos con la elección de Barack Hussein Obama y el camino que trazan las medidas de su administración para convertir esta nación, en el mejor de los casos, en un país con un socialismo al estilo europeo, que condenaría a nuestra Cuba, no lo duden, a continuar sufriendo a la Dinastía de los Castro y a la Junta Militar que ya gobierna y que serán sus sucesores.

Entonces, ¿qué puede importarme que no esté de acuerdo con algunos de los planteamientos del manifiesto que allí se leyó si coincido con la mayoría? Ya habrá tiempo para que cada uno deje clara su posición sin necesidad de por eso negarle validez al esfuerzo de quienes convocaron la manifestación de ayer. En el futuro, estoy seguro, habrán otras convocadas por ellos o por otros y siempre que quede bien claro que su propósito es exigir la Libertad y la Democracia para Cuba y condenar a la Dictadura, estaré allí aunque tenga desacuerdos menores y hasta ideológicos con los convocantes.

Sí, es verdad, corren tiempos oscuros, pero nos toca a cada uno de nosotros prender nuestra cerilla para encender la fogata que nos dará la luz.

Diego Rodriguez-Arche
Nueva York, 2 de marzo de 2009

4 comentarios:

Jorge Salcedo dijo...

Pensé que les había dejado un comentario en este post, pero no lo veo aquí. ¿Les llegó?
Un saludo

Nobama dijo...

No estimado amigo Salcedo, no nos llegó. Envíalo de nuevo y seguro que lo publicamos.
Saludos,
Nobama

Jorge Salcedo dijo...

Diego, decía que tu análisis me parece acertado. Una de las cosas más sorprendentes de este evento es que no sólo tú nos desconocías a nosotros, sino que muchos de nosotros, en el mismo comité organizador, nos vimos las caras ahí por primera vez. Convocaba Alexis desde Belascoaín y Neptuno, y aparecimos 150 manifestantes. Del otro bando, todas esas organizaciones filocastristas, y aparecieron 30-40 gatos. Nuestro grupo no era homogéneo, ni definido por una ideología o una posición común ante la política de Estados Unidos o de Europa hacia Cuba, pero sí claro en que la política del gobierno cubano hacia sus nacionales es criminal y que los cubanos debemos y podemos cambiarla. La apatía, la desconfianza, la inercia, todo conspiraba contra nosotros. Sobre todo el miedo. Miedo a las represalias del gobierno, a hacer el ridículo, a ser utilizado, a perder el tiempo… Bueno, ahí habíamos 150 cubanos de toda las generaciones, colores y gustos, superando el miedo, enfocando la atención de todos en las políticas del gobierno cubano hacia sus ciudadanos, no en las de ningún otro gobierno, como intentan hacer ellos. En número, en clase, en estrategia, salimos ganando. Nos queda la prensa, es cierto, pero en parte, sólo en parte. Si la próxima vez somos 1500 0 15,000, la prensa será lo de menos. Lo importante es moverse en esa dirección, y no quedarnos aquí.

Anónimo dijo...

Estimado Jorge, gracias por tomarte el tiempo para leer mis impresiones sobre la protesta. Creo que en general nuestras ideas al respecto coinciden. Como tú pienso que lo que vimos en esa fría tarde de domingo fue una hermosa prueba de que la "unidad" en la "diversidad" es posible y además, hermosa. Y me refiero a la unidad y a la diversidad verdaderas, de ahí las comillas, no a las que la dictadura constantemente enarbola, para anular la voluntad del individuo y sumirlo en esa pasta irreconocible que llaman Revolución. El domingo tuvimos una prueba palpable de que no es necesario envolverse en bandera de color ideológico alguno para reclamar lo que nos pertenece. Tienes muchísima razón cuando dices que hay que seguir, ahora con más razón cuando parece que casi todas las puertas se nos cierran, para que puedan abrírsele a la dictadura. Para reclamar, exigir mejor, Libertad y Democracia para Cuba siempre se podrá contar conmigo.
Un saludo afectuoso.