miércoles, 13 de enero de 2010

Barack Hussein Obama: un tratado viviente sobre la impudicia, la mentira, la traición y la estupidez humana


Hay dos cosas en la tierra que son universales;
el hidrógeno y la estupidez.
Ley de Murphy
Cada día que pasa, Barack Hussein Obama, pierde más apoyo entre aquellos que lo eligieron en noviembre de 2008. Del Mesías Salvador, cuya magia personal con su palabra y su sonrisa haría que el mundo -amigos y enemigos- se rindiera a sus pies, sólo queda una caricatura maltrecha, un figurín encartonado y arrogante que cada vez más le da la espalda al pueblo norteamericano y a sus verdaderos intereses, sacrificando en nombre de una ideología extraña los principios y valores que han hecho grande a esta nación durante más de 200 años.

Cada día que pasa, entre el pueblo norteamericano aumentan aquellos que abren los ojos y despiertan del letargo populista del Hope and Change y comprenden que su Presidente cada vez se parece más a Hugo Chávez y se aleja a toda velocidad del propietario de la Biblia sobre la que juró defender la Constitución y al pueblo norteamericano contra enemigos externos e internos y defender nuestro derecho a la búsqueda de la felicidad.

Cada día que pasa, vemos como su Presidencia se convierte en un Gobierno autoritario como etapa de transición hacia un nuevo totalitarismo en el que las figuras de asesinos como el Ché Guevara y Mao son celebradas y en el que comienzan a tener cabida Stalin y Hitler, con los que según Oliver Stone se podría sentir “empatía”.

Cada día que pasa, el Socialismo le gana más terreno a la libertad y a la democracia y como siempre pasa con esta ideología malvada el país se hunde más y más económica y políticamente. En lo económico, se mantiene el 10% de desempleo y la tendencia es a que aumente esa cifra, el viernes, cuando se suponía que después de las Navidades se notara un aumento en las contrataciones, resultó que en diciembre se perdieron 85 mil empleos, para la Casa Blanca esa cifra sólo merece el calificativo de “decepcionante” como la caracterizara el Ministro de Propaganda de Obama, Robert Gibbs, pero para esos 85 mil desempleados y sus familias resulta “trágica”. Trágica porque lamentablemente esa cifra no toma en cuenta a los que “ya no están dentro de la fuerza laboral”. ¿Quiénes serán ellos? ¿Acaso serán aquellos a los que no se les cuenta ya porque se han dado por vencidos de encontrar un empleo? A ese grupo el Buró de Estadísticas del Trabajo, les aplica un término burocrático que podría haber sido sacado del léxico soviético: “trabajadores desalentados”, para que parezca que son ellos los culpables de no encontrar empleo porque son perezosos y no porque el Gobierno del Hope and Change le ha declarado la Guerra a las pequeñas empresas, el verdadero cimiento del capitalismo y cada día las abruma más con impuestos y les prepara el golpe de muerte final con el ObamaCare y la Ley Cap & Trade.

¿Pero cuántos de estos llamados “trabajadores desalentados” hay hoy de costa a costa? Pues bien, de octubre a noviembre fueron 326 y de noviembre a diciembre ya suman 843 mil, pero no, estos “perezosos” no cuentan en las estadísticas como desempleados, ellos son sólo “trabajadores desalentados” que no buscan empleo.

¡Qué desvergüenza!

Al principio comentaba que cada día que pasa Barack Hussein Obama se parece más a Hugo Chávez. El viernes, el Gorila Rojo, acosado por la recesión, la escasez de productos básicos, la falta de energía eléctrica y con su popularidad en picada, anunció una enorme devaluación de la moneda nacional para aumentar las finanzas del gobierno y “estimular el crecimiento económico” antes de que se produzcan importantes elecciones este año. Hasta hoy, el aventajado alumno de Fidel Castro, nacionalizó a las compañías petroleras; cerró la cadena de televisión más vista en el país y amenaza, multa y pretende intimidar así, a la única cadena opositora que queda en el país y de paso cerró 34 estaciones de radio, y se adueñó de bancos y otros importantes sectores económicos del país. Hoy, lanzó a los militares a las calles y ocupó más de 70 pequeños comercios porque, según él, especulaban al alterar los precios de sus productos. Sin dudas Fidel le debe haber dado un sobresaliente.

Pero dejemos a Castro y veamos que dice al respecto Mark Lloyd, el Comisario para la Diversidad, nombrado por Obama: “En Venezuela, con Chávez, realmente se ha producido una revolución increíble... una revolución democrática. Para así, comenzar a poner en su lugar las cosas que tendrán un impacto sobre el pueblo de Venezuela”. Pero además, Lloyd fue más lejos y refiriéndose a la llamada Fairness Doctrine que pretenden aplicar los Demócratas dijo: “Lo que en realidad queremos decir con esto es que la Doctrina de la equidad (Fairness Doctrine) no es suficiente”. Chávez ha trabajado y trabaja sin descanso para callar a sus críticos. ¿Y Obama, qué hace? El 16 de junio de 2008, se refirió a la “oposición” en la prensa: “Hay una estación de televisión completamente dedicada a atacar a mi administración (...) Y ese es un megáfono bastante grande”. Comenzando así su Guerra contra Fox News y la declaró proscrita acusándola de no ser una organización noticiosa.

En el terreno económico Chávez se apropia de los bancos venezolanos y en Estados Unidos, Barack Hussein Obama, a nombre del Gobierno norteamericano, pone en práctica un llamado plan de rescate en algunos de los mayores bancos de Estados Unidos, por el que, por ejemplo, hoy el Gobierno Federal es dueño del 35% del capital tangible de Bank of America.

Muchos se preguntarán entonces, ¿por qué Chávez, Castro y sus acólitos atacan a Obama y lo muestran casi similar al “odiado” Bush? En mi opinión esa actitud responde a dos aspectos básicos:

Primero ninguno de esos sátrapas se puede dar el lujo de perder al Gran Enemigo de la Humanidad para mantener a sus países en un virtual estado de guerra en defensa de la patria amenazada por el Imperio. De ahí que veamos una sincronía casi perfecta en las declaraciones procedentes de la Habana y en las acusaciones hechas por el Gorila Rojo sobre el peligro inminente de agresión imperialista desde Colombia y las Antillas Holandesas, lo que le permite justificar como defensiva cualquier acción agresiva externa que emprenda y a la vez aumentar la represión interna y el control policiaco sobre la sociedad civil, la oposición y los medios periodísticos, así como aprovecharse de esa coyuntura para lanzarse en una carrera armamentista en su perspectiva de dominación geopolítica de la región, para la que también utiliza la poderosa arma que representa el petróleo venezolano.

Segundo a Barack Hussein Obama le conviene políticamente que esos compañeros de viaje ideológicos lo ataquen para poder seguir representando su papel de demócrata interesado en solucionar las diferencias a través del diálogo, mientras sigue socavando y destruyendo el tejido social y económico del país. Esto cuando menos es un acuerdo tácito, si no pactado en las varias conversaciones conocidas y secretas, pero no tan secretas, entre funcionarios de alto nivel de los Estados Unidos y las dictaduras de la Habana y Caracas.

La crisis de Honduras demostró cuan estrechas eran esas relaciones cuando de inmediato la administración de Obama hizo frente común con Chávez en la OEA, para tratar de ahogar la rebelión hondureña contra los designios del Sátrapa de Miraflores. Pero ni Obama, ni Chávez, ni Castro, ni el resto de sus acólitos de esa vergüenza latinoamericana que es la OEA contaban con la determinación del pueblo hondureño y de sus instituciones democráticas constituidas de no dejarse amedrentar ni avasallar, ni tampoco supieron ver que detrás del aspecto de abuelo bonachón del Presidente Constitucional de Honduras, Roberto Micheletti, se encontraba un demócrata firme en la defensa de los verdaderos intereses del pueblo hondureño y de la democracia en la región. En el caso hondureño lo intentaron y lo siguen intentando todo, aún después que saben que de la única forma que podrían revertir la historia es por la fuerza de las armas, siguen con sus maniobras por un lado para salvar la cara y por otro para debilitar la determinación de la nación hondureña de no dejarse pisotear. De ahí que en su soberbia estúpida, pretendan humillar al Presidente Micheletti obligándolo a renunciar antes de la toma de posesión de Porfirio Lobo, quien dicho sea de paso, está pareciendo un poco servil ante los deseos de Washington. Pero como dice el Chapulín Colorao, “no contaban con su astucia” y el Presidente Micheletti de inmediato reveló el juego sucio que se planeaba: “Estados Unidos desea que me retire el 15 de enero con la promesa de otorgar muchos millones de dólares de ayuda a Honduras. Sin embargo, Washington debe respetar la decisión soberana de nuestro pueblo”. Parece que Barack Hussein Obama confunde a un hombre digno con uno de esos Senadores corruptos que vendieron su voto para aprobar el ObamaCare, otra muestra más, entre muchas, que la impudicia y la estupidez de esta administración no tienen límite.

Diego Rodriguez-Arche
Nueva York, 12 de enero de 2010

Nota aclaratoria: Por su extensión hemos dividido este importante análisis. Por lo que esta es sólo la primera parte del mismo.

Nobama
Nueva York, 13 de enero de 2010

3 comentarios:

Isis dijo...

Querido Nobama,
una vez más, brillante!, acucioso, bien analizado, sopesado.
Esperando la segunda parte con impaciencia.
Con admiración y cariño,
Isis

Reflexiones de Chocolatico Pérez dijo...

Nobama, digo lo que dijo Isis. Que bueno que hay segunda parte! En realidad todos tus trabajos están encadenados. Gracias.

Reflexiones de Chocolatico Pérez dijo...

Es tá muy bien tu explicación sobre el juego secreto entre Obama y Castro-Chavez, de la misma forma que has desentraniado siempre su juego con los terroristas islámicos.
Nobama, parece que Nobama como plataforma no es suficiente, por mucho que la queramos, hay que atacar en la Prensa escrita. Aquí hay argumentos suficientes e inteligentes explicaciones, pero la gente debe leerlo, de nada vale esperar un tiempo para que se vea ya materializado lo que has adelantado ya.

Saludos de un deudor.

Chocolatico Pérez