Nobama
Nueva York, 11 de mayo de 2009
Hussein O. invitado a la mezquita Al-Azhar, en El Cairo
Por Isis Wirth
El discurso al mundo musulmán de Hussein O., probablemente lo hará en la mezquita Al-Azhar (esa que yo “conozco” de la campaña de Egipto del general Bonaparte, en varios posts he hecho referencia a ella; ya en la época del General era un nido de terroristas.):
May 10, 2009
Obama invited to address Muslim world from Al-Azhar
Not only have Egypt's ulema “condoned Obama's decision to visit Cairo next month and to address the Arab and Muslim world from that city,” but they are inviting him to do it from Al-Azhar, the world's most authoritative Sunni institution, which, incidentally, permits suicide-bombings. “Egyptian Mufti Invites Obama to Address Muslims from Al-Azhar Mosque,” from MEMRI, May 10:
Egyptian Mufti Dr. 'Ali Gum'a and other Al-Azhar scholars have condoned Obama's decision to visit Cairo next month and to address the Arab and Muslim world from that city, and have invited him to give his address from the Al-Azhar mosque. Dr. Gum'a stated that this would promote a culture of dialogue between Islam and the West.
Link, aquí.
P.S.: ¿Habrían ayudado los US al Líbano en el arresto de cinco personas supuestamente pertenecientes a una célula de inteligencia que transmitía información a Israel sobre Hezbollah? Ver aquí. El "crackdown" (operación de eliminación, no?) habría sido aparentemente apoyado por equipamiento y entrenamiento norteamericanos. Comenzó el "crackdown" hace dos meses. Hussein O. está en el poder desde el pasado enero, ¿no?
Nota de actualización de Nobama: A sugerencia de Cristina García, les recomendamos este excelente artículo del maestro Chuck Krauthammer, publicado en Libertad Digital.
Mecca-Kaaba
¿AS SALAAM ALEYKUM? O ¿PODRÁ OBAMA LOGRAR UN DIÁLOGO CON EL ISLÁM?
¿AS SALAAM ALEYKUM? O ¿PODRÁ OBAMA LOGRAR UN DIÁLOGO CON EL ISLÁM?
As Salaam Aleykum es el saludo por excelencia en todos los países árabes el que, por lo general, se acompaña con un estrechón de manos y, en ocasiones, con dos o tres besos alternando las mejillas, después de recibir la respuesta de Aleykum As Salaam.
Y ese es precisamente, el mensaje que Barack Hussein Obama desea enviarle a los musulmanes cuando el próximo 20 de enero tome posesión de su cargo utilizando también su segundo nombre para ello. El Presidente electo ha estado hablando de sostener un diálogo con el mundo islámico, pero hasta el momento no ha encontrado el cómo hacerlo.
En un momento determinado sus asesores valoraron la posibilidad de que sostuviera una cumbre con líderes musulmanes en la Casa Blanca, pero descubrieron que ello era impracticable. Entonces se les ocurrió la “brillante” idea de que Obama asistiera a la Conferencia de la Cumbre Islámica, la cual se reúne cada 3 años. Pero, por razones obvias de ese mundo, esa variante también ha resultado bastante complicada. Ahora el plan es que pronuncie un “importante discurso en una capital islámica”.
Claro hay una pregunta que todos se hacen: ¿Qué es lo que Obama desea expresar con este diálogo? El Presidente electo trató de aclararlo en una reciente entrevista con The Chicago Tribune: “El mensaje que quiero enviar es que seremos inflexibles en la eliminación radical del terrorismo extremista que hemos visto en Mumbai”.
Aquí habría que detenerse y destacar algunos aspectos que se desprenden de esta respuesta. Obama menciona a Mumbai y no a los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, ni ninguno de los otros llevados a cabo por terroristas Islámicos contra objetivos occidentales y no habla de “terrorismo Islámico”, sino de “extremismo terrorista”.
La razón a mi juicio es que no desea incomodar a jefes de estado, clérigos, personalidades y jefes tribales musulmanes, por lo que pienso que ese es el error fundamental sobre el que basa su enfoque. Si el terrorismo que vimos el 11 de septiembre y en muchas otras ocasiones nada tiene que ver con el Islam, ¿qué sentido tiene entonces discutir el asunto con líderes Islámicos y no con los sacerdotes de la religión Yoruba, con el Papa Benedicto XVI o con el Dalai Lama? Pero, por el contrario, si aceptamos que este tipo de terrorismo tiene raíces Islámicas, debía llamarlo por su nombre y no esconderse detrás de eufemismos políticamente correctos, porque eso no es lo que debemos esperar del hombre que ganó la presidencia con el lema de la transparencia y del Cambio. Además, si queremos derrotar al terrorismo Islámico, no queda otro remedio que incomodar a los musulmanes. A los musulmanes moderados hay que decirles claramente que han sido reacios a reconocer la amenaza que sus pares extremistas representan para todas las sociedades democráticas y moderadas del mundo.
Es verdad que no todos los musulmanes son terroristas, pero también lo es que casi todos los terroristas son musulmanes y que no vienen de otro planeta. Los reclutan, entrenan y les dan refugio en países Islámicos, algunos ricos musulmanes y organizaciones caritativas musulmanas los financian, determinados gobiernos Islámicos les proporcionan pasaportes y refugio seguro y los medios de comunicación en la mayoría de esos países, casi siempre controlados por el estado, divulgan los principios en que se sustenta esa ideología terrorista en todas sus variantes.
El Presidente electo parece ignorar que el terrorismo Islámico no se limita sólo a los ataques suicidas contra los “infieles”, sino que también se presenta en una variante destinada a aterrorizar a los ciudadanos musulmanes ordinarios, siguiendo ritos y reglas que no deben tener cabida en la sociedad civilizada.
Obama nos habla de una “oportunidad única de relanzar la imagen de los Estados Unidos”, como si los problemas que afrontamos con el terrorismo fueran la consecuencia de malas relaciones públicas por parte nuestra. ¿Acaso está tan poseído de sí mismo y de sus talentos para seducir a la gente con sus discursos, que cree que con uno solo logrará eliminar la amenaza del terrorismo Islámico, algo que los cinco presidentes que lo precedieron desde 1979 no lograron?
La ambigüedad acerca de su identidad religiosa es otro problema, y no pequeño por cierto, que presenta Obama a la hora de sostener un diálogo con los musulmanes. Para muchos de ellos él todavía es uno de los suyos: Su padre, su abuelo y su bisabuelo fueron musulmanes, así como su padrastro, por lo que de acuerdo con la práctica musulmana él, a su vez, lo es de nacimiento y, por lo tanto, forma parte de la ummah (la comunidad de los fieles). A menos que formalmente reniegue de la fe de sus ancestros masculinos, siempre será considerado un musulmán.
Por otro lado, el Presidente electo merece ser asesorado mejor acerca de la interrelación de la Religión Islámica con la política internacional, por parte de esa enorme Mesa de Pericles de asesores de la que se ha rodeado. Los Estados Unidos se enfrentan a grupos y estados que dividen a la humanidad en bloques religiosos y buscan el dominio de su propio campo Islámico. Obama debe dejar bien claro que esta nación combatirá contra cualquier fuerza que pretenda imponer su hegemonía en nombre de cualquier fe, credo o facción religiosa. Además, a estas alturas, supongo que ya sepa que dentro del Islam existen varios conflictos teológicos y políticos interconectados: Sunitas vs. Chiítas, modernistas vs. tradicionalistas, déspotas vs. demócratas, moderados vs. radicales y así sigue la lista, lo cual en realidad nos demuestra que no existe ningún “Mundo musulmán” homogéneo al que pudiera dirigirse como un todo. En opinión de muchos expertos en el tema, la no existencia de esta homogeneidad en el mundo Islámico es lo que ha hecho fracasar al Panarabismo en su intento de unificar políticamente a los pueblos árabes en todo el mundo.
Cabría entonces hacerse la pregunta siguiente: ¿en qué “capital musulmana” podría Obama pronunciar ese “importante discurso”? Si lo hace en el Cairo, Amman, o en la capital de cualquier otro régimen árabe despótico amigo de los Estados Unidos, ello señalaría el fin del apoyo norteamericano a la democratización del Medio Oriente. ¿Sería Ankara en Turquía un buen sitio? No, porque la mayoría de los turcos desean proteger la tradición secular de su república. ¿Teherán, la capital del Irán Chiíta, quizás? No creo que nadie sensato se lo recomiende, porque ello ocasionaría la ira del 85% de los musulmanes, que son Sunitas.
¿Acaso en Bagdad?, la capital Iraquí sería una buena opción, pero conllevaría a la admisión tácita por parte del Presidente electo de que estaba equivocado cuando se opuso al derrocamiento de Saddam Hussein. ¿Yakarta? Indonesia es una democracia y los antecedentes indonesios de Obama ayudarían, pero Indonesia prácticamente no tiene influencia alguna en el resto del mundo Islámico.
Existe quizás otro lugar hacia el que todos los musulmanes se vuelven para orar y que resultaría aceptable para todos ellos: la Meca. Lo único que se opone a que sea en este sitio es que a los no musulmanes no se les permite entrar a esa ciudad. Obama podría ir, pero sólo si abraza su herencia Islámica y entra solo a la ciudad como exige la tradición, dejando detrás a todo su círculo de “infieles”.
De manera que según nuestro análisis, no existe ninguna salida positiva para que el Presidente electo pueda lograr su propósito de pronunciar su famoso discurso. Quizás si consulta con su homólogo, el presidente del gobierno español Rodríguez Zapatero, especialista en reuniones y organismos inútiles, recordemos su inservible Alianza de Civilizaciones, este encuentre alguna manera de que el futuro presidente Barack Hussein Obama pueda encantar con su palabra al mundo musulmán y acabar así con el terrorismo, que aunque se diga que no es islámico ni islamista, propugna la Jihad y la muerte de los infieles, tal y como aparece en El Corán, libro sagrado que, según los musulmanes, le fuera dictado por el mismo Alah al profeta Mahoma.
Diego Rodriguez-Arche
19 de diciembre de 2008
Y ese es precisamente, el mensaje que Barack Hussein Obama desea enviarle a los musulmanes cuando el próximo 20 de enero tome posesión de su cargo utilizando también su segundo nombre para ello. El Presidente electo ha estado hablando de sostener un diálogo con el mundo islámico, pero hasta el momento no ha encontrado el cómo hacerlo.
En un momento determinado sus asesores valoraron la posibilidad de que sostuviera una cumbre con líderes musulmanes en la Casa Blanca, pero descubrieron que ello era impracticable. Entonces se les ocurrió la “brillante” idea de que Obama asistiera a la Conferencia de la Cumbre Islámica, la cual se reúne cada 3 años. Pero, por razones obvias de ese mundo, esa variante también ha resultado bastante complicada. Ahora el plan es que pronuncie un “importante discurso en una capital islámica”.
Claro hay una pregunta que todos se hacen: ¿Qué es lo que Obama desea expresar con este diálogo? El Presidente electo trató de aclararlo en una reciente entrevista con The Chicago Tribune: “El mensaje que quiero enviar es que seremos inflexibles en la eliminación radical del terrorismo extremista que hemos visto en Mumbai”.
Aquí habría que detenerse y destacar algunos aspectos que se desprenden de esta respuesta. Obama menciona a Mumbai y no a los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, ni ninguno de los otros llevados a cabo por terroristas Islámicos contra objetivos occidentales y no habla de “terrorismo Islámico”, sino de “extremismo terrorista”.
La razón a mi juicio es que no desea incomodar a jefes de estado, clérigos, personalidades y jefes tribales musulmanes, por lo que pienso que ese es el error fundamental sobre el que basa su enfoque. Si el terrorismo que vimos el 11 de septiembre y en muchas otras ocasiones nada tiene que ver con el Islam, ¿qué sentido tiene entonces discutir el asunto con líderes Islámicos y no con los sacerdotes de la religión Yoruba, con el Papa Benedicto XVI o con el Dalai Lama? Pero, por el contrario, si aceptamos que este tipo de terrorismo tiene raíces Islámicas, debía llamarlo por su nombre y no esconderse detrás de eufemismos políticamente correctos, porque eso no es lo que debemos esperar del hombre que ganó la presidencia con el lema de la transparencia y del Cambio. Además, si queremos derrotar al terrorismo Islámico, no queda otro remedio que incomodar a los musulmanes. A los musulmanes moderados hay que decirles claramente que han sido reacios a reconocer la amenaza que sus pares extremistas representan para todas las sociedades democráticas y moderadas del mundo.
Es verdad que no todos los musulmanes son terroristas, pero también lo es que casi todos los terroristas son musulmanes y que no vienen de otro planeta. Los reclutan, entrenan y les dan refugio en países Islámicos, algunos ricos musulmanes y organizaciones caritativas musulmanas los financian, determinados gobiernos Islámicos les proporcionan pasaportes y refugio seguro y los medios de comunicación en la mayoría de esos países, casi siempre controlados por el estado, divulgan los principios en que se sustenta esa ideología terrorista en todas sus variantes.
El Presidente electo parece ignorar que el terrorismo Islámico no se limita sólo a los ataques suicidas contra los “infieles”, sino que también se presenta en una variante destinada a aterrorizar a los ciudadanos musulmanes ordinarios, siguiendo ritos y reglas que no deben tener cabida en la sociedad civilizada.
Obama nos habla de una “oportunidad única de relanzar la imagen de los Estados Unidos”, como si los problemas que afrontamos con el terrorismo fueran la consecuencia de malas relaciones públicas por parte nuestra. ¿Acaso está tan poseído de sí mismo y de sus talentos para seducir a la gente con sus discursos, que cree que con uno solo logrará eliminar la amenaza del terrorismo Islámico, algo que los cinco presidentes que lo precedieron desde 1979 no lograron?
La ambigüedad acerca de su identidad religiosa es otro problema, y no pequeño por cierto, que presenta Obama a la hora de sostener un diálogo con los musulmanes. Para muchos de ellos él todavía es uno de los suyos: Su padre, su abuelo y su bisabuelo fueron musulmanes, así como su padrastro, por lo que de acuerdo con la práctica musulmana él, a su vez, lo es de nacimiento y, por lo tanto, forma parte de la ummah (la comunidad de los fieles). A menos que formalmente reniegue de la fe de sus ancestros masculinos, siempre será considerado un musulmán.
Por otro lado, el Presidente electo merece ser asesorado mejor acerca de la interrelación de la Religión Islámica con la política internacional, por parte de esa enorme Mesa de Pericles de asesores de la que se ha rodeado. Los Estados Unidos se enfrentan a grupos y estados que dividen a la humanidad en bloques religiosos y buscan el dominio de su propio campo Islámico. Obama debe dejar bien claro que esta nación combatirá contra cualquier fuerza que pretenda imponer su hegemonía en nombre de cualquier fe, credo o facción religiosa. Además, a estas alturas, supongo que ya sepa que dentro del Islam existen varios conflictos teológicos y políticos interconectados: Sunitas vs. Chiítas, modernistas vs. tradicionalistas, déspotas vs. demócratas, moderados vs. radicales y así sigue la lista, lo cual en realidad nos demuestra que no existe ningún “Mundo musulmán” homogéneo al que pudiera dirigirse como un todo. En opinión de muchos expertos en el tema, la no existencia de esta homogeneidad en el mundo Islámico es lo que ha hecho fracasar al Panarabismo en su intento de unificar políticamente a los pueblos árabes en todo el mundo.
Cabría entonces hacerse la pregunta siguiente: ¿en qué “capital musulmana” podría Obama pronunciar ese “importante discurso”? Si lo hace en el Cairo, Amman, o en la capital de cualquier otro régimen árabe despótico amigo de los Estados Unidos, ello señalaría el fin del apoyo norteamericano a la democratización del Medio Oriente. ¿Sería Ankara en Turquía un buen sitio? No, porque la mayoría de los turcos desean proteger la tradición secular de su república. ¿Teherán, la capital del Irán Chiíta, quizás? No creo que nadie sensato se lo recomiende, porque ello ocasionaría la ira del 85% de los musulmanes, que son Sunitas.
¿Acaso en Bagdad?, la capital Iraquí sería una buena opción, pero conllevaría a la admisión tácita por parte del Presidente electo de que estaba equivocado cuando se opuso al derrocamiento de Saddam Hussein. ¿Yakarta? Indonesia es una democracia y los antecedentes indonesios de Obama ayudarían, pero Indonesia prácticamente no tiene influencia alguna en el resto del mundo Islámico.
Existe quizás otro lugar hacia el que todos los musulmanes se vuelven para orar y que resultaría aceptable para todos ellos: la Meca. Lo único que se opone a que sea en este sitio es que a los no musulmanes no se les permite entrar a esa ciudad. Obama podría ir, pero sólo si abraza su herencia Islámica y entra solo a la ciudad como exige la tradición, dejando detrás a todo su círculo de “infieles”.
De manera que según nuestro análisis, no existe ninguna salida positiva para que el Presidente electo pueda lograr su propósito de pronunciar su famoso discurso. Quizás si consulta con su homólogo, el presidente del gobierno español Rodríguez Zapatero, especialista en reuniones y organismos inútiles, recordemos su inservible Alianza de Civilizaciones, este encuentre alguna manera de que el futuro presidente Barack Hussein Obama pueda encantar con su palabra al mundo musulmán y acabar así con el terrorismo, que aunque se diga que no es islámico ni islamista, propugna la Jihad y la muerte de los infieles, tal y como aparece en El Corán, libro sagrado que, según los musulmanes, le fuera dictado por el mismo Alah al profeta Mahoma.
Diego Rodriguez-Arche
19 de diciembre de 2008
5 comentarios:
Nobama, le recomiendo el análisis de Charles Krauthammer "Hamas y su paz de los cementerios", que aparece en Libertad Digital. Dicho muy claramente lo que todos intuímos acerca de la traición a la democracia que es coquetear con los palestinos y otros musulmanes dándole la espalda a Israel.
Muchas Gracias Cristina por tu observación, ya hemos colocado link para que nuestros visitantes puedan leer el artículo que recomiendas. El artículo fue publicado originalmente el 8 de mayo en The Washington Post bajo el título de The Hamas 'Peace' Gambit. Los que prefieran leerlo en Inglés pueden hacerlo en http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/
content/article/2009/05/07/
AR2009050703054.html?sub=AR
Nobama
La entrevista a Khaled Meshal en The New York Times a la que se hace referencia en el artículo está en http://www.nytimes.com/2009/05/05/
world/middleeast/05meshal.html?_r=1
Nobama
Qué visionario artículo.
Soy yo quien agradece, y es un honor estar aquí.
Publicar un comentario