Durante el fin de semana, el Presidente Obama viajó a Trinidad y Tobago y todo lo que allí obtuvo fue la Biblia del idiota, como llamaron Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa en su libro Manual del perfecto idiota latinoamericano, al escrito por Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina. Galeano, un genuino y astuto pillo, disfrazó de manifiesto revolucionario para América Latina el mito del Buen Salvaje de Rousseau, el cual ha servido de manual revolucionario sangriento a muchos de los supuestos emancipadores de las tierras americanas.
Pero Hussein Obama cometió además un grave error, otro más, en política exterior al darle un caluroso saludo al Gorila Rojo, Hugo Chavez. Era la primera vez que se encontraba con quien hacía sólo unos días le había llamado un “ignoramus (en slang norteamericano una persona completamente ignorante, un burro, imbecil, idiota, lo que aquí llaman a pric) que debía leer más acerca de América Latina”; el mismo que antes en la Asamblea General de la ONU había caracterizado a su predecesor en la Casa Blanca como El Diablo. Así entre risas y apretones de manos, como se saluda a un amigo cercano, Obama recibió el libro como un presente de manos de Chávez y luego dijo: “Pienso que regalarme un libro fue un gesto amable. Soy un lector”. El único problema señor presidente es que el libro que le regalaron es antiamericano, no sé si exista alguno que lo sea más y, además, está en español un idioma que usted no conoce. De manera que por partida doble Chávez le volvió a decir “ignoramus” y usted se lo agradece. No por gusto ya hay quienes dicen que gracias a Chávez usted ya es el primer Perfecto idiota norteamericano. Bueno, al menos ya cuenta con su Biblia.
Pero el que Obama y sus acólitos no vean ningún problema en estos cariñosos intercambios, no quiere decir que no los haya. Por el contrario existen y muy graves; especialmente si consideramos la actitud permanentemente antinorteamericana de Chávez y su forma de referirse constantemente a los Estados Unidos, de los que ha llegado a decir que “es el diablo que representa al capitalismo”. Esa destacada actitud amistosa con un gobernante autoritario que prácticamente ha suprimido la libertad de expresión, encarcela a los políticos de la oposición y estatiza a pasos agigantados al sector privado venezolano es además de errónea muy peligrosa para los Estados Unidos.
Chávez no sólo se expresa con odio acerca de los Estados Unidos y el capitalismo, sino que ha apoyado al terrorismo a través de toda su presidencia. Y no nos referimos solamente a su apoyo a la narcoguerrilla colombiana. Él ha sido uno de los que han facilitado el crecimiento de grupos terroristas como Hamas y Hezbollah y es un aliado declarado de Irán, al que respalda tanto económicamente como en sus ambiciones nucleares. A principios de este año, Turquía interceptó un embarque iraní de 22 contenedores identificados como “piezas para tractores”, que estaba destinado a Venezuela. Un oficial de aduanas turco dijo que “los equipos eran lo suficiente como para montar un laboratorio de explosivos”.
Pero si esto no bastara, dos venezolanos han sido señalados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos como terroristas de Hezbollah, el diplomático venezolano de origen libanés Ghazi Nasr al Din, en el Líbano, está acusado de utilizar las embajadas venezolanas en el Medio Oriente para lavar el dinero de la organización terrorista. El otro es Fawzi Kanan, quien opera una agencia de viajes en Caracas que prepara viajes para el gobierno de Chávez y está acusado de proporcionar Cédulas de identidad venezolanas a los agentes de Hezbollah y de planificar secuestros y ataques terroristas contra los Estados Unidos. A pesar de que Chávez niega tener relación alguna con Hezbollah, el grupo terrorista ha estado operando impunemente durante años en Venezuela y ello no puede ser obviado por los Estados Unidos.
Pero no fue sólo Chávez. Daniel Ortega, el presidente autoritario de Nicaragua, insultó a los Estados Unidos con su discurso antinorteamericano durante casi una hora. El Presidente Obama estuvo sentado frente a él todo el tiempo y se lo permitió sin responderle una palabra. Seguramente pensó que Ortega se refería al ex presidente Bush, el chivo expiatorio preferido de nuestro Gran Líder, quien ignorando a los verdaderos aliados de los Estados Unidos en la región se dedico a posar para las fotos que utilizarán como propaganda gobernantes izquierdistas como el ecuatoriano Rafael Correa y los Chávez, Ortegas y Morales, para luego, como ha venido haciendo en las últimas citas internacionales, dedicarse a culpar a los Estados Unidos por los problemas de América Latina. A tono, sin siquiera leerla, con la Biblia que le regalara su amigo Chávez. A ver si se interesa por el tema y se lee un libro sobre América Latina verdaderamente inteligente: Del buen salvaje al buen revolucionario, del venezolano Carlos Rangel, escrito hace poco más de 30 años y que conserva su vigencia intacta. Así quizás comprenda que si bien es cierto que la política norteamericana hacia América Latina no siempre ha sido acertada y en ocasiones absurda, las causas principales del desastre social y económico que ha sufrido y sufre la mayoría del continente del Río Grande a Tierra del Fuego tienen sus raíces en los países que lo componen. Los cuales, mientras no acepten su responsabilidad por lo que generaciones de gobernantes autoritarios y corruptos han hecho a sus naciones, jamás progresarán y se mantendrán estancados en la auto destructiva cultura de culpar a los Estados Unidos, principalmente, y al resto de las naciones desarrolladas de todos sus males, tal y como postula la ahora famosa Biblia del perfecto idiota latinoamericano y ya norteamericano.
Es muy “Revolucionario” gritar Yanquis, go home! Desde una tribuna en la Plaza de la Revolución de La Habana o en Caracas, Venezuela. Pues bien, los Yanquis se fueron a casa y de esos países sólo Chile, Colombia y Brasil, que han asumido la responsabilidad por el futuro de sus naciones están progresando.
No obstante, de todo lo que dijo en la Cumbre de las Américas, Obama tiene razón en algo: Nuestras relaciones con América Latina deben ser las de socios que reciban un tratamiento de iguales y basadas en el respeto mutuo.
¿Pero podrían considerarse acaso como un ejemplo de respeto mutuo los violentos ataques contra los Estados Unidos de Chávez, Ortega y Evo Morales, un racista demagogo? ¿No se merecían acaso esos ataques una respuesta directa y sin adornos políticamente correctos del Presidente Obama?
Obama debe dejar la tarea de atacar y culpar a los Estados Unidos a nuestros enemigos y mostrar la dignidad que exige su cargo al frente del país más poderoso de la tierra. No en balde ya muchos líderes extranjeros lo señalan como un presidente tan débil como Carter, o quizás más.
¿Qué decir de su irresponsable posición ante la dictadura de los hermanos Castro? Es aquí donde Barack Hussein Obama mostró cuán peligrosamente ingenuo y verde está para ser nuestro presidente y líder del mundo libre. Conste que no me refiero al levantamiento de las restricciones ordenadas por Bush como respuesta a la Primavera Negra y al asesinato sumarísimo de tres jóvenes negros. Ese es un daño ya irreversible, jamás debió entregar esas palancas de negociación a cambio de nada, pero lo hecho, hecho está y no debió pasar de ahí. Lo que verdaderamente asusta es la presentación del caso Cuba que hizo en la Cumbre, comenzando por la metedura de pata garrafal de la Secretaria de Estado, Clinton, quien el viernes pasado afirmó que la política norteamericana hacia Cuba había fracasado y que urgía el diálogo con el régimen, lo que de hecho implica que la situación en Cuba es responsabilidad de los Estados Unidos y no de 50 años de dictadura totalitaria que llevaron a Cuba de ser uno de los tres primeros del continente a estar al nivel de Haití. Señalándole así al maquiavélico Castro I, la forma de obtener otros réditos de la Cumbre, aparte de los que ya esperaba por el cabildeo realizado previamente cuando recibió a algunos de los gobernantes de los países participantes y al trío de sus acólitos principales. Y como era de esperarse nuestro “brillante” Gran Líder, como Timba, cayó en la trampa.
Siguiendo el libreto dictado desde la Habana, Castro II gritó a voz en cuello en Caracas su disposición a discutir en igualdad de condiciones todos los temas, sin excepción, con Obama y hasta llegó como a reflexionar diciendo que no sabía si cometía un error. De inmediato, los asesores del “ungido” vieron en estas declaraciones una señal de parte de la dictadura y hasta parece que utilizaron a un traductor verdaderamente mediocre, quizás su mismo asesor para asuntos de América Latina, Dan Restrepo, porque de inmediato el Ministro de Propaganda Obamista, Gibbs, señaló que Castro II reconocía por primera vez haber cometido errores. Nuestro Gran Líder entusiasmado por la “respuesta positiva” de Cuba a su gesto unilateral se tomó en serio lo expresado por Castro II y en una entrevista el domingo pasado calificó de “señal de avance” lo dicho por este y la inefable Hillary mostró su alegría por la “apertura” que mostraba el régimen.
Parece que en su arrogancia, Obama está negado a sacar provecho de las lecciones que le dan los dictadores, como ya hemos dicho los Ayatolas se pasaron sus gestos por el turbante, Corea se defecó olímpicamente en su “amenaza” de ir al Consejo de Seguridad de la ONU y lanzó su cohete y Castro, que parece que ya le tomó la medida, dejó que el mundo se embullara y le cantara loas al “ungido” por su éxito en Puerto España y cuando más inflado se sentía nuestro Gran Líder, el Nosferatu de la Habana avanzó sus largas uñas en forma de Reflexiones del Compañero Fidel e hizo explotar el espejismo Obamita.
¡Clásico! Muchas voces pública y privadamente trataron de alertarlo pero el infalible Obama había decidido que su encanto personal había rendido a los hermanos Castro y a sus acólitos. Ayer otra “ignoramus” en política exterior, la Secretaria Clinton, hizo todo lo posible por defender la actuación de su jefe en la Cumbre de las Américas y como era de esperarse responsabilizó, como podría ser de otra forma, a los 8 años de Bush por las malas relaciones con Chávez cuando dijo ante una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes: “Lo hemos aislado, así es que se ha ido a otra parte. Es un tipo muy sociable y buscará amigos donde los pueda encontrar. Nuestra creencia es que si ese aislamiento no ha funcionado ¿por qué continuarlo?” De manera que el ex Presidente Bush es el responsable de que Chávez se dirija al totalitarismo y de la alianza con Cuba, Irán, China y Rusia que pone en peligro la seguridad de los Estados Unidos. Pero en fin, ya sabemos que a los Clinton poco le importa la seguridad de esta nación, si a su marido le hubiera importado el 11 de septiembre jamás se habría producido. Y Obama va por el mismo camino, pero dejemos el tema ahí, ya que es materia de un próximo artículo en Nobama.
Obama debió ir a la Cumbre para apoyar a aquellos que sufren en las cárceles cubanas y en campos y ciudades de la isla la cruel opresión de la tiranía. Pero en su lugar se dedicó a cortejar a nuestros enemigos declarados. Miserables que cada día hacen más daño a sus propios pueblos. Lo que vimos no fue sólo la espantosa incapacidad que muestra en su política exterior su administración, sino algo todavía más preocupante. Una de las mayores y más peligrosas de sus debilidades: su necesidad de ser adulado. Como un drogadicto de la droga; Obama necesita de las multitudes, los aplausos y las cámaras, algo que por desgracia conocemos muy bien los cubanos. Pero cuando cesan las ovaciones y los aplausos, esos mismos enemigos a los que abrazó regresan pasando por la habana a besarle la mano al Don y junto a él cierran el puño todavía con más fuerza que una semana atrás.
Ronald Reagan, un presidente real y no de utilería, solía decir que la política era una actividad fabulosa, porque si tienes éxito puedes ser presidente y si no siempre puedes escribir un libro. Pues bien, después de 100 días fallidos en la Casa Blanca, Obama ya debía ir preparando la segunda parte de La audacia de la esperanza y esta vez llamarla La audacia de la ineficacia.
Nobama
Nueva York, 23 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario