miércoles, 15 de octubre de 2008

De viva voz del “ungido”


¡Abajo el capitalismo! Este es el eco que retumba en todos los rincones de los Estados Unidos cada vez que el “ungido” habla de sus “brillantes”, “nuevos” y “originales” planes económicos que devolverán la prosperidad y la seguridad económica al país. En realidad lo que el socialista Obama nos quiere vender como una idea “brillante”, “nueva” y “original” es la ya vieja redistribución social de la riqueza, piedra angular de la decrépita ideología socialista; que ya ha demostrado hasta el cansancio que lejos de elevar a los “menos afortunados” redistribuyendo con “equidad” la riqueza, empobrece y sume en el atraso y la desesperanza a la totalidad de la población, con excepción de las elites; aquellas a las que Milovan Djilas llamó tan acertadamente La nueva clase. Esas mismas elites izquierdistas que brindan con Champagne y se divierten con polvos, humos y alcohol en Hollywood. Esos mismos millonarios como Oprah y Geoge Soros y otros de su clase cuyo hobby es el progresismo izquierdista y que tiemblan de emoción ante cualquier dictadorcillo mediocre como Hugo Chávez o sangriento como Fidel Castro.

Por otro lado, los medios de comunicación y las más prominentes figuras del mundo noticioso están embelesados con el candidato negro, con una oportunidad real de ganar la presidencia, mientras a otros, como Chris Matthews, vocero oficioso de Obama, les “corre un escalofrío por las piernas” cuando lo escuchan hablar. La luna de miel entre la gran prensa y Obama es tan evidente que ya nadie se molesta en negarla. Todas las encuestas muestran a Obama en la delantera, algunas por hasta 10 puntos. Todos sus seguidores cuya presencia es constante en la televisión y la radio también se unen a los “objetivos periodistas” que acusan de racista a todo aquel que se atreve a cuestionar el juicio y la veracidad del candidato en algunos aspectos de su vida como sus relaciones, por ejemplo, con el terrorista doméstico William Ayers y con su pastor de 20 años, que no puede ser más racista y antiamericano. Donde Obama y su aceitada maquinaria propagandista fallan es cuando, como sucede en las campañas electorales, el candidato tiene que enfrentar una situación sin libreto previo y que para mala suerte es captada por una cámara “no amiga”, como sucedió este fin de semana en Toledo, Ohio, cuando el “elegido” hizo una de sus operaciones de marketing y caminó por las calles de una población de ese estado y se tropezó con Joe Wrzelbacker, plomero de profesión: “Su nuevo plan para los impuestos elevará los míos más, ¿no es así?” le preguntó Joe, quejándose de que a él le imponían impuestos cada vez “más y más para alcanzar el sueño americano”.

“No se trata de que yo desee castigar su éxito. Sólo deseo asegurar que todo aquél que esté detrás de usted tenga también su oportunidad de alcanzar el éxito”, respondió Obama. “Mi actitud es que si la economía está bien para las gente comenzando por debajo hacia arriba, va a estar bien para todo el mundo… Yo pienso que cuando se disemina la riqueza hacia todas partes, eso es bueno para todo el mundo”.

¡Abajo el capitalismo! ¡Viva el socialismo! retumbó el eco desde Toledo a Cleveland y en Columbus y Springfield. Un granjero en el condado de Marion creyó que se trataba de un tornado y corrió con toda su familia a refugiarse en el sótano, tal potencia tuvo el eco de la palabra del “ungido”. Joe, el plomero, de Toledo, Ohio, no se impresionó, le regaló una sonrisa y no dijo más, ¿para qué? Si era claro que al candidato no le importaba cuánto esfuerzo y trabajo le ha costado levantar su pequeño negocio, ni cuántas magulladuras y callosidades muestran sus manos. Si usted es un plomero de éxito, debe tener la voluntad de dar más de lo que gana a aquellos que no han tenido esa gran suerte como usted de ser un plomero exitoso. No se olvide de que Obama nos dará al 95% de todos nosotros una rebaja de impuestos aunque el 30% de la población no paga impuestos. Él, en su inmensa sabiduría lo llamará crédito en los impuestos, pero lo que está haciendo realmente es anunciar la puesta en práctica de su genial visión de “diseminar la riqueza hacia todas partes”. Su plan para conducirnos hacia El sueño americano se parece bastante al de “Compartir la riqueza” de Huey Long en 1935, pero él, en su gran sabiduría, no necesita saberlo, porque cuando inevitablemente descubra que no puede gravar con impuestos al 5% de la población para obtener suficiente riqueza como para diseminarla al restante 95% de nosotros, no se detendrá en ese 5% e irá a por el dinero de trabajadores tan ambiciosos como Joe, que, sin tener tanto éxito como él, luchan por tener mayor bienestar para ellos y su familia y que en ese empeño sucede que crean algún que otro empleo, pero para entonces ya eso no tendrá importancia, porque We The People habremos comprendido su plan y estaremos navegando por el mar de la felicidad del socialismo.

El lunes, Obama prometió una política impositiva que restauraría “un sentido de equidad y equilibrio que le dará a cada norteamericano una oportunidad justa de alcanzar el Sueño Americano”. Lo único que el día antes, le dijo a Joe Wurzelbacher la verdad oculta detrás de su retórica: Tú no estás incluido en ese sueño americano. Y entonces retumbó el eco otra vez, pero ahora en toda la Unión.

Esta noche es el último debate presidencial y también la última oportunidad de McCain para desenmascarar a este farsante socialista. Si no es capaz de hacerlo, si le falta el valor para utilizar este y otros episodios para despertar las dudas de los votantes acerca de la actitud de Obama hacia la riqueza y el éxito; entonces se merece la derrota completa hacia la que parece dirigirse.

Diego Rodríguez-Arche
Nueva York, 15 de octubre de 2008

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