Todos aquellos que nos oponemos al ObamaCare nos rebelamos con razón ante la descarada orden dada al Congreso por Barack Hussein Obama, para que utilicen la llamada Reconciliación para imponernos su abominación socialista. Parecería como si la elección de Scott Brown en Massachusetts, ni las sonadas derrotas de Nueva Jersey y Virginia jamás hubiesen ocurrido. Ni tampoco que todas las encuestas serias indiquen, en por cientos irrebatibles, que la mayoría de los estadounidenses rechacen tanto la ley como el procedimiento.
La Reconciliación, es una maniobra parlamentaria diseñada para elevar los ingresos o reducir los gastos en el proceso presupuestario y nunca fue diseñada como una vía para cambiar las reglas para aprobar cambios políticos controversiales, que de otra forma no serían aprobados por no contar con los 60 votos necesarios para invocar la clausura del debate parlamentario. Pero a pesar de ser tremendamente indignante y sucia como maniobra política, a las diez de últimas no deja de ser una distracción, una forma, como decíamos en una pieza anterior, de dare il gambetto (poner una trampa), o de gambettare (poner una zancadilla) para tentarnos a enfocarnos fundamentalmente en el movimiento, en la jugada inmediata, mientras la verdadera batalla se celebra ahora en la Cámara de Representantes y no en el Senado.
Para que la batalla cambie de escenario, es decir, para que se traslade al Senado y por consiguiente para que se produzca la Reconciliación, primero la Cámara debe aprobar exactamente, sin cambiarle ni un punto ni una coma la versión del ObamaCare aprobada por el Senado en aquella vergonzosa noche Víspera de la Navidad, llena de sobornos y presiones. Ello quiere decir que la Cámara tendrá que aprobarla con lo que establece en relación con la provisión de fondos federales para el aborto, lenguaje que ya ha sido rechazado por el Representante Bart Stupak y otros legisladores demócratas que ya han dicho que votarán en contra. También deberá la Cámara aprobar el Proyecto de Ley con las corruptas compras de votos de los Senadores Nelson de Nebraska, Landrieu de Louisiana, Dodd de Connecticut, Nelson de Florida y otros ya mencionados en su oportunidad en Nobama. En otras palabras los Representantes Demócratas deben aprobar la versión del Senado conteniendo toda la basura y la mugre por la que el pueblo norteamericano ya ha dejado bien claro que se siente profundamente ultrajado.
De ahí que el Gran Timonel, a pesar de asegurar que ya “todo está dicho” y “discutido” en relación con el ObamaCare se disponga esta noche a recibir en la Casa Blanca a 10 Representantes Demócratas que votaron en contra de la versión de la Cámara el pasado noviembre, por lo que resulta obvio que se trata de una maniobra “persuasivochantajista” para obligarlos a cambiar su voto a Sí. Uno de estos diez es el Representante por Utah, Jim Matheson. Hoy, casualmente, la Casa Blanca publicó un comunicado de prensa en el que anuncia que Barack Hussein Obama, nominó al hermano del Representante Matheson, Scott M. Matheson, Jr., como Juez de la Corte de Apelaciones del Décimo Circuito Federal. Ni Al Capone, lo habría hecho mejor: El Presidente de los Estados Unidos comprando votos con nombramientos de Jueces a las Cortes Federales. No en balde la Congresista Republicana Michele Bachmann se pregunta “¿Qué es lo que está pasando en la Casa Blanca?” y pidió una investigación independiente en la Casa Blanca por ofrecerle una judicatura al hermano de un miembro del Congreso y después pedirle a ese legislador que vote a favor del ObamaCare. Por su parte los Demócratas han calificado la situación como “arma de distracción masiva” y algo tangencial. A lo que la Congresista respondió que la corrupción no es un asunto tangencial e insistió en la gravedad de esta muestra de corrupción al más alto nivel.
Pero además, en la práctica, los Senadores no tienen razón alguna para correr otro riesgo político más, a menos que Su Majestad Nancy Pelosi demuestre que tiene los votos necesarios para aprobar el engendro de la Víspera de Navidad y en este momento no se ve que tenga los 216 votos que necesita. Y como establece el procedimiento legislativo, el Senado no puede proceder a efectuar Reconciliación alguna en su versión del ObamaCare si este no ha sido promulgado ya como Ley. Pero para más inri, el Joint Committee on Taxation (JCT), cuerpo encargado de calcular el costo oficial de los cambios en impuestos en la legislación federal, ya dijo que no puede proveer, ni proveerá, los cálculos de costos de una Ley de Reconciliación para el ObamaCare, a menos que esta haya sido aprobada por la Cámara. Y sin esos cálculos, resulta imposible determinar si la Reconciliación cumple los requisitos exigidos por el proceso presupuestario.
Hasta un ardiente defensor del ObamaCare como el Senador por Dakota del Norte y Presidente del Comité de Presupuesto del Senado, Kent Conrad, ha dicho claramente: “No conozco ninguna vía, no sé de ninguna forma en la que se pueda tener un proyecto de Ley de Reconciliación aprobado antes de que se apruebe el Proyecto de Ley que se supone que se debe reconciliar. No sé cómo se podrá tratar el asunto de la calificación. No sé cómo se podrá mirar a alguien a los ojos y decir que el paquete reduce el déficit. Es como poner el carretón delante de los caballos”.
De manera que la Cámara tiene que pronunciarse primero. Y ese es el voto realmente importante, es ahí donde se librará la batalla final. Si la Cámara aprueba la versión del Senado, Barack Hussein Obama, la firmará para convertirla en la Ley de la Nación. Quizás entonces el Senado haga algunos cambios vía reconciliación, pero también, y es lo más seguro, puede que no. Y en definitiva ello no tendría mayor importancia, ya que de cualquier manera los impuestos caerían sobre nosotros como una losa funeraria para poder sostener las más de 100 entidades reguladoras que el darán a Obama y sus secuaces en Washington el poder de manejar hasta el último aspecto de nuestra atención a la salud. Y en cualquier caso seremos forzados de forma dictatorial, bajo la amenaza de ir a la cárcel, de comprar el seguro de salud que determine un burócrata nombrado por el Gobierno, queramos o no hacerlo. En otras palabras, si la Cámara aprueba la abominación de la Víspera de Navidad, Obama habría ganado esta partida, aunque no el torneo, es decir la Guerra, que continuaría por la vía legal constitucional y electoral hasta noviembre de 2010, en el que cada escaño legislativo se pelearía bajo la bandera de obtener la mayoría suficiente como para derogar la abominación Obámica. Pero si por el contrario, la Cámara rechaza la versión del Senado, sería Jaque Mate para Obama y por extensión para su Presidencia, porque no lograría aprobar ninguno de sus puntos fundamentales en la agenda de transformación socialista de nuestra democracia, se convertiría en lo que conocemos como Lame Duck (Pato Cojo) o un Presidente sin influencia real.
En su discurso del miércoles, Barack Hussein Obama, dijo que esta batalla por la Reforma de la Salud es en realidad sobre que tipo de país queremos ser y lleva razón en ello. Pero a diferencia de lo que él y sus secuaces de Chicago y la extrema izquierda a la que representan desearían, We The People, hemos dejado bien claro que preferimos el sistema de libre mercado y la responsabilidad individual a la falsa seguridad del Socialismo Totalitario y eso es lo que se decide realmente en las próximas dos semanas que restan hasta el 18 de marzo que ha sido la fecha que este Liberticida ha dado a sus marionetas para que le sirvan en bandeja de plata nuestras libertades y nuestra oportunidad de alcanzar la felicidad.
Nobama
Nueva York, 4 de marzo de 2010
jueves, 4 de marzo de 2010
ObamaCare: Una partida difícil de ganar para Obama a pesar de su Gambito
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Efectivamente, la Casa Blanca ha montado todo un espectaculo de humo y espejos, para desviar la atencion!
Pero no creo que se salgan con la suya! Ojala que no!
Por cierto, esto es solo el comienzo.
La presente ley no contempla como reducir el costo de los servicios medicos.
Una vez que pase la ley y se disparen los costos, las compañias aseguradoras tendran perdidas y se declararan en bancarrota, el gobiernos las intervendra. Despues los malos de la pelicula seran los hospitales y los medicos y tambien seran nacionalizados. Ta! Da!
Algo asi como un Deja Vu!:
Castro hizo su ley de Reforma Agraria porque los latifundistas eran los malos de la pelicula.
Y ahora no hay comida!
Good Bye, Mayo Clinic!, Good Bye, Mount Sinai!
Welcome los Doctores de la Familia, to a strip center near you!
Sustancioso análisis, Nobama. No hay conocimiento de la realidad si no se dominan los pormenores, que encierran siempre el núcleo jurídicamente pertinente de la carga probatoria.
Ya lo dice el refrán: "El Diablo está en los detalles". La importancia de la labor de esclarecemiento que viene haciendo este blog radica precisamente en que siempre apoyas el análisis crítico en un número suficiente de datos claves de actualidad.
Como, por ejemplo, ese soborno nepotista a un hermano con miras a comprometer al otro em una votación crucial. Lleva el sello inconfundible de Chicago, Capital del Crimen y Crisol de la Obamidad.
En el caso de Barack Hussein y su eslogan populista del "Yes we can", el nexo directo con nuestra Isla, mimética y esnob como de costumbre a todo lo largo de nuestra historia, salta a la vista: a pesar del enorme cúmulo de evidencias en contra, la mayoría de la oposición interna y buena parte de la externa siguen siendo obamitas contumaces.
No en balde el castrismo puede ufanarse de ser el primer régimen totalitario de la posmodernidad absurda-, surreal y anacrónicamente combatido por una oposición crecientemente retroprogre y politically correct.
Tanto que aún se fía de las gestiones de Zapatero-Moratinos y le escribe devotas carticas abiertas de amor a Mandela, el Dalai Lama, Nadime Gordimer e incluso al mismísimo Raúl Castro...
Un abrazo,
El Abicú
A Nobama:
Me pregunto:
¿Si el Presidente Obama fue elegido con el 52.9% del voto, porque tanta oposicion?
Y la simple respuesta es que las 2/3 partes del pais no votaron por el! ( unos porque votaron por McCain ( 1/4 ) y otros porque simplemente se quedaron en casa mirando la tele.).
Ese 52,9% ( 69,456,897 ) solo representa a 1/3 de la poblacion
( 225,500,000 )con derecho al voto ( de 18 años para arriba ).
Solo hay que ir a http://www.census.gov/ y buscar los datos de poblacion y de votantes en las elecciones.
Hacer un poquito de regla de 3 y un poquito de porcentajes
( o si no simple division de tercer grado ).
Ahora viene la question, no se si de etica o de moral:
¿tiene derecho esa mayoria que se quedo en casa, a protestar ahora?
Estimado Eon Flux, muy interesante su resumen de la estadística poblacional en los Estados Unidos. Lo importante de las cifras a nuestro juicio es que demuestran que Barack Hussein Obama, no recibió un mandato del pueblo norteamericano para cambiar nuestras tradiciones ni la esencia de nuestra Democracia. Eso es lo más importante que muestran sus cifras.
Por otro lado su pregunta, con todo respeto, está fuera de lugar y por varias razones:
En primer término según nuestra Constitución el voto no es obligatorio y está muy bien que así sea. Nuestra ley fundamental se basa en el libre albedrío y en el hecho de que nuestras libertades nos vienen dadas por derecho divino, de ahí que ejercer cualquiera de nuestros derechos es una decisión individual.
Por lo tanto el no ejercerlo por la razón que fuera, no descalifica a nadie ni ética ni moralmente, porque simplemente se está haciendo uso del libre albedrío. Ello también, por tanto, quiere decir que un derecho no se pierde por no ejercerlo en un momento dado, sigue siendo un derecho que se puede ejercer. De ahí que el no ejercer el derecho al voto, no quiere decir que se pierda el derecho a la libre expresión y a la crítica en una sociedad libre como es la nuestra, todavía. Errare humanum est, dicen los Sabios y rectificar es precisamente lo que los hace aún más sabios.
Un saludo afectuoso,
Nobama
Publicar un comentario